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Aunque la ciencia aún debe demostrar si la miel cruda de origen local ayuda a disminuir los síntomas de las alergias, la práctica de consumir miel de abeja local sigue siendo un remedio natural popular. Dado que las abejas recolectan polen del ambiente a medida que reúnen el néctar de las flores, la idea es que la miel de fuentes locales contiene cantidades seguras de polen que los consumidores pueden usar para adaptarse a su presencia. Aunque diversos estudios han llegado a conclusiones contradictorias respecto a la validez de esta idea, se trata de una práctica inofensiva que vale la pena probar, pero existen algunos riesgos.

Método 1
Método 1 de 3:

Usar la miel para tratar las alergias

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  1. Opta por la miel de abejas que (en sus viajes) sin querer recolectan rastros del polen que se encuentra en tu zona. [1] Elige la miel cruda en vez de la procesada, puesto que es menos probable que la procesada contenga polen después de haber sido calentada, pasteurizada y filtrada. [2] Si no existen granjas apícolas en tu zona inmediata, prueba la miel cruda de cualquier otra parte.
    • Visita mercados de productores o tiendas de alimentos naturales para encontrar fuentes locales de miel de abeja. Como alternativa, puedes buscar en Internet la granja apícola más cercana. [3]
    • Si compras fuera de tu zona y sabes con exactitud qué polen desencadena tus alergias, investiga la ubicación de la granja para asegurarte de que el mismo tipo de planta crezca allí.
    • Si no sabes a qué polen eres alérgico, busca la granja apícola más cercana a tu casa para garantizar un ambiente similar al tuyo.
  2. Ingiere un poco de miel cada día para fortalecer la tolerancia de tu cuerpo a los alérgenos. Acondiciónate con un consumo limitado de 1 cucharada de miel por día. Evita tomar más de lo recomendado, debido a que podrías terminar ingiriendo más polen del que tu cuerpo puede soportar en la actualidad. [4]
    • Consume una cucharada por sí sola o aplica la miel directamente en otros alimentos, como las tostadas. [5]
    • No uses tu dosis diaria para cocinar u hornear. El calor puede destruir el polen de la miel, lo que la vuelve ineficaz.
    • No hay problema en agregar miel a una bebida caliente como el té, ya que es poco probable que la temperatura de la bebida sea tan alta como para destruir el polen.
  3. Debes esperar que tu cuerpo requiera cierto tiempo para fortalecer su tolerancia contra los alérgenos. No esperes a que empiece la temporada de polen antes de iniciar tu tratamiento. Empieza lo más pronto posible para que tu cuerpo tenga la mayor cantidad de tiempo para adaptarte a la exposición diaria. [6]
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Método 2
Método 2 de 3:

Comprender las limitaciones y riesgos

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  1. Ten en cuenta que los estudios realizados respecto a este tema no son concluyentes. Algunos han indicado que las personas experimentan síntomas de alergia más leves gracias a la miel. Otros estudios han descubierto poca o ninguna diferencia en los síntomas entre aquellos que consumen miel y aquellos que no lo hacen. [7] Ten a la mano tu medicamento para alergias habitual en caso de que tu miel resulte ineficaz.
  2. Considera que es muy probable que seas alérgico a la maleza, la hierba o los árboles. Debes saber que las abejas principalmente polinizan las flores y por ende, es poco probable que entren en contacto con otros tipos. Incluso si perteneces a la minoría de las personas que son alérgicas a las flores, ten en cuenta que las abejas no llevan el polen de regreso a su colmena y por lo tanto, su miel podría no contener suficiente polen para causar un impacto significativo en tu sistema inmunológico. [8]
  3. A la hora de comprar miel cruda, entiende que no ha sido pasteurizada, calentada o filtrada. La miel de abeja cruda podría contener bacterias y moho, además de restos y veneno de abeja. [9] No consumas miel cruda si eres alérgico a las picaduras de abejas. [10]
  4. Ten en cuenta que, además de otros posibles alérgenos como restos y veneno de abeja, es posible que la miel cruda contenga cantidades concentradas del mismo polen al que eres alérgico. Entiende que no existe ninguna forma de controlar o distribuir la cantidad de polen en la miel cruda. Si eres demasiado susceptible a las reacciones alérgicas incluso de pequeños rastros de polen, evita usar miel cruda como remedio. [11]
    • Suspende su uso si presentas hinchazón, picazón o urticaria en la piel, la boca o la garganta. [12]
  5. Nunca la administres (sea cruda o procesada) a los bebés. Ten cuidado con las toxinas que podrían provocar botulismo en los bebés. Busca atención de emergencia de inmediato si tu hijo manifiesta los siguientes síntomas después de ingerir miel: [13]
    • Estreñimiento, falta de apetito y debilidad muscular demostrada por medio de la pérdida del apetito, languidez, llanto débil, flacidez pronunciada y una falta de fuertes expresiones faciales.
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Método 3
Método 3 de 3:

Probar el polen de abeja como una alternativa

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  1. Debes saber que el polen de abeja solo constituye una fracción de un porcentaje de una muestra promedio de miel cruda. [14] Asegúrate de consumir una cantidad más adecuada de polen de abeja cada día tomándolo directamente. Asimismo, esto te permite eliminar el riesgo de administrarte una dosis mayor a la que debes, lo que podría ocurrir con la miel cruda. [15]
    • Aunque es posible que la cantidad de polen de abeja presente en la miel no sea eficaz para combatir los síntomas de las alergias, se ha demostrado que la miel de tomillo es eficaz contra ellos gracias a otros ingredientes. [16] Combinar miel de tomillo procesada con polen de abeja local podría permitirte combatir dichos síntomas en general, a la vez que te ayuda a desarrollar una inmunidad más fuerte a los pólenes específicos.
    • No consumas polen de abeja si sabes que eres alérgico a las picaduras de abejas o si has sufrido un shock anafiláctico en el pasado.
    • Consulta con tu doctor respecto al uso del polen de abeja si estás embarazada, das de lactar o tomas anticoagulantes.
  2. Visita una tienda de alimentos naturales o un mercado de productores para encontrar polen de abeja de una fuente local. Asegúrate de que vas a consumir polen de abeja que se encuentra en tu zona, el que contiene los pólenes al que eres alérgico. Si no encuentras una fuente local, compra polen de abeja que presente una amplia variedad de colores. Esto indica la presencia de una mayor variedad de tipos de polen, lo que aumenta las probabilidades de que incluya el tipo que necesitas.
    • El polen de abeja está disponible en la forma de líquido, pastilla o polvo. Sin embargo, los mejores resultados suelen encontrarse con el polen de abeja que no ha sido procesado. [17]
  3. Antes de empezar a tomar dosis diarias, debes probar tu sensibilidad actual a los ingredientes del polen. Coloca una pizca de líquido, polvo o gránulos de polen en la punta de tu lengua y luego cierra la boca. Mantenlo allí por 2 minutos. Traga la mezcla solo si no experimentas ningún síntoma de alergia. Espera 24 horas más antes de empezar tu régimen diario, en caso de que se manifieste alguna reacción tardía. [18]
    • Suspende su uso si sufres una reacción alérgica a una pequeña cantidad.
  4. Empieza con pequeñas dosis diarias de 1/2 cucharadita o incluso menos. Presta mucha atención a tu cuerpo para detectar reacciones alérgicas si estas ocurren. Siempre y cuando lo tengas claro, aumenta poco a poco tu consumo durante cuatro semanas, con el objetivo de ingerir 1 a 3 cucharadas al día posteriormente. [19]
    • Ten cuidado de no apresurar el proceso. Si una cantidad mayor te provoca síntomas de alergia, redúcela a una cantidad que haya demostrado ser segura y sigue dicho régimen por un tiempo antes de intentar otro aumento de la dosis.
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