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El haba también se conoce como haba forrajera, haba panosa, haba de Windsor y más comúnmente como fava ( Vicia faba ). En realidad es una algarroba, un tipo de legumbre que se originó en Asia Occidental. Las habas aman el clima frío y el pleno sol. Pueden cultivarse en una variedad de climas y son una fuente excelente de proteínas y vitaminas A, C y B. Son ricas en fibra y deliciosas, lo que las convierte definitivamente en una alternativa excelente para cultivar en el jardín. Puedes aprender cómo plantarlas, cuidar de ellas y cosechar un cultivo de habas. Lee el paso 1 para obtener mayor información.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Prepararse para plantar las habas

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  1. Las habas están disponibles en múltiples variedades distintas, algunas son más apropiadas que otras dependiendo del espacio que dispongas. Ya sea que quieras cultivar habas en un huerto pequeño o en un invernadero de aro grande, hay plantas de acuerdo al espacio. Algunas variedades excelentes y resistentes son:
  2. Dependiendo de dónde vivas, debes plantar las habas a finales del otoño después de haber limpiado tu jardín desde el verano (lo que significa que las cosecharás en algún momento de la primavera cuando estés listo para empezar a plantar otras variedades). Sin embargo, en las regiones con inviernos muy fríos, es esencial esperar hasta la primavera.
    • Zonas templadas: en la mayoría de regiones, debes empezar a plantar las habas a inicios de la primavera para garantizar una cosecha de finales del verano. La temperatura adecuada para plantar habas es entre 16 y 18 °C (60 y 65 °F). Pero si lo haces en temperaturas superiores a 27 °C (80 °F), se desarrollarán con dificultad.
    • Climas mediterráneos cálidos: deja que las plantas invernen en áreas con inviernos templados. Las habas de fava pueden permanecer saludables a temperaturas por debajo de -9 °C (15 °F), lo que las convierte en buenas candidatas para invernar en algunos climas. Debido al periodo de maduración prolongado, plantar las habas a finales del otoño puede garantizarte que cosecharás a inicios de la primavera.
    • Zonas frías o muy calientes: empieza a plantar las vainas en un ambiente cerrado en regiones con cambios repentinos de temperatura. Si vives en el Medio Oeste o el sudeste americano, la transición del invierno al verano a menudo es tan repentina que pone una presión excesiva en las variedades de habas, haciéndola una mejor opción para germinar tus vainas en un recinto cerrado, varias semanas antes de colocarlas en el suelo.
  3. Cuando plantes las vainas, plántalas en un suelo bien labrado que ha sido fertilizado adecuadamente con el fertilizante de tu preferencia. Debido a que las habas producen nitrógeno, no es necesario fertilizarlas. Si lo haces, usa una variedad de fertilizante con bajo contenido de nitrógeno.
    • Elige un lugar con una buena exposición al sol (lejos de cualquier planta de la familia de las cebollas). Labra el suelo en la zona donde vas a plantar las vainas a varios centímetros (o pulgadas) de profundidad en la tierra y añade compost mientras trabajas.
  4. Las habas pueden crecer en cualquier tipo de suelo, ya que las legumbres se fertilizan a sí mismas. Sin embargo, para ayudarlas a transformar el nitrógeno, una buena idea es usar una bacteria rhizobium para ayudar a que las raíces fijen el nitrógeno y estimulen el crecimiento. Este polvo negro está disponible en cualquier tienda de jardinería. [1]
    • Humedece ligeramente las semillas y colócalas en un bote de café o un taza con el inoculante, luego agítalas cuidadosamente para cubrir las semillas de forma homogénea antes de plantarlas. Hazlo justo unos minutos antes de que estés listo para colocar las semillas en la tierra.
  5. Humedece ligeramente el suelo con agua antes de plantar. El agua no debe quedar estancada, simplemente debe haber un poco de humedad para comenzar a plantar.
    • Usa tu dedo para hacer un hueco de alrededor de 5 cm (2 pulgadas) de profundidad en el suelo. Coloca las semillas a 20 cm (8 pulgadas) de distancia en dos filas, con la misma distancia entre las dos filas. Si vas a plantar una variedad conocida debido a su gran tamaño, debes plantarlas con un poco más de espacio entre sí.
    • Encuentra la parte negra (el "ojo") de la semilla y plántala hacia abajo. Algunos jardineros recomiendan plantar dos veces tantas semillas como plantas quieras, para tener en cuenta las semillas no germinadas. [2]
  6. Si necesitas empezar a germinar tus vainas en un recinto cerrado, una excelente manera de hacerlo es usando tubos de papel higiénico viejos (debe ser un tubo por cada planta que esperas cultivar). Usa una bandeja de germinación (disponible en cualquier tienda de jardinería) para alinear los tubos y hacer germinar tus habas.
    • Coloca los tubos en el extremo de la bandeja, haciendo que quepan cómodamente. Llena 2/3 a 3/4 de los tubos con tierra para macetas. Probablemente derramarás un poco entre cada tubo, pero no te preocupes por el desorden.
    • Coloca una vaina por encima de la tierra en cada tubo. Si has remojado previamente las vainas para germinarlas, coloca la semilla con la raíz hacia abajo. Riega los tubos desde la parte superior para comprimir un poco la tierra, luego vuelve a llenar cada tubo con un poco más de tierra, cubriendo las vainas.
    • Coloca la bandeja en un lugar de tu casa a temperatura ambiente. Una vez que broten las vainas, traslada la bandeja a un lugar soleado. Las temperaturas frías funcionan bien, siempre y cuando estas no caigan demasiado por debajo del punto de congelación durante mucho tiempo.
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Cuidar de las habas

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  1. Los arbustos pequeños que desarrollarán los frijoles se cargarán de vainas pesadas y colgarán cerca del suelo si no tienen el soporte adecuado. En consecuencia, es importante plantar estacas a lo largo de la fila de habas para usarlas como soporte cuando las plantas empiecen a ganar altura.
    • Usa tarugos pequeños separados cada 30 cm o 60 cm (1 pie o dos) a lo largo de la fila, atados con cordeles entre sí, para darles a las plantas algo en donde apoyarse. Puedes usar cordeles o tiras viejas de sábanas para atar cuidadosamente las plantas y mantenerlas erguidas y mantener a las vainas lejos del suelo.
    • No esperes a tener una planta enorme que esté colgando por el suelo para recién estacarla. Es muy fácil dañar las raíces y estimular la aparición de moho si la planta pasa demasiado tiempo cayéndose por el suelo antes de estacarla.
  2. A pesar de que las habas pueden aguantar las sequías, mantén las plantas bien irrigadas, sobre todo si vives en un clima particularmente cálido. Riega el suelo profundamente en la parte más fría del día (a primera hora de la mañana o en la noche después de cenar) y evita regarlo demasiado. No debe haber un montón de agua estancada alrededor de las habas.
    • Evita regar desde arriba, lo que implica regar la parte superior de las plantas y dejar que el agua gotee hacia el suelo. Esto estimulará la aparición de moho y otros problemas. Riega el suelo.
  3. Las raíces de las habas son relativamente poco profundas, haciendo que sea muy fácil arrancarlas por accidente si no tienes cuidado al usar el azadón. Arranca con tus manos la maleza alrededor de las habas para mantener el área libre de intrusos. Una vez que la planta se haya establecido, puedes relajarte un poco respecto al trabajo de arrancar la maleza.
  4. La planta seguirá creciendo y producirá en exceso a menos que impidas el crecimiento sacando los brotes nuevos de la parte superior de la planta tan pronto veas que las vainas producen. En este punto, puedes cosechar algunas de las hojas para comerlas, con las que podrás preparar una increíble ensalada verde suave.
    • Saca las puntas que están creciendo cuando veas aparecer a las vainas jóvenes en la base. Quita las puntas con dos hojas unidas desde la parte superior de las plantas. Si no quieres comerlas, abónalas.
  5. Si tienes problemas con los roedores, las marmotas, los conejos u otras plagas que afectan a tu jardín, lo más conveniente es usar una cubierta para proteger las habas según sea necesario. Estas cubiertas pueden ser de plástico o de tela que puedas estacar cuidadosamente, cubriendo las plantas por encima. Esto deja espacio suficiente para el crecimiento y el flujo del aire, además de proveer calor.
    • Las cubiertas protectoras también pueden ser una excelente idea si vas a plantar en el otoño, puesto que ayudarán a atrapar el calor cerca del suelo para proteger a las plantas de las heladas.
    • Si usas una cubierta protectora, deja las filas de plantas al descubierto por un rato a mitad del día, tal vez mientras estás arrancando la maleza para dejar que el aire circule con mayor facilidad. Debes estar atento a la enfermedad fúngica y a la pudrición húmeda que pueden presentarse en la base de las plantas. Si ves manchas amarillentas o blanquecinas, riégalas menos y permite que llegue más aire a las plantas.
  6. Los pulgones adoran las habas y normalmente se reúnen en la parte superior de las plantas, cerca de los brotes y capullos nuevos. Algunos jardineros prefieren usar espráis insecticidas para mantener a los pulgones lejos de las plantas, pero un método más fácil es cortar la parte superior de las plantas donde se reúnen los pulgones mientras los ves. Si eres un jardinero cuidadoso, debes sacarlos antes de que causen mucho daño.
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Cosechar las habas

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  1. Al igual que otros frijoles de arbusto, las habas pueden ser suaves y comestibles en los dos primeros días de su formación. Puedes comerlas como guisantes tirabeques o enteras al vapor como un acompañamiento. Las habas destacan por la cáscara externa cerosa de cada frijol, pero si las cosechas cuando aún están jóvenes dichas cáscaras serán suaves y comestibles.
    • Busca una vaina angosta de color verde brillante. Las vainas deben ser finas y angostas, sin mostrar ningún bulto como señal de frijoles maduros en el interior. Si se muestran los frijoles, déjalos madurar completamente.
    • No recojas demasiados frijoles jóvenes, ya que el sabor se encuentra en la variedad completamente desarrollada. Está bien recoger algunos de cada planta si no puedes esperar, pero reserva la mayoría para su completa maduración.
  2. Las habas estarán listas para ser cosechadas cuando las vainas y los frijoles hayan engordado y estos sean perceptibles en cada vaina. Las vainas parecerán engordar y empezarán a caer con el peso de las semillas cuando estén listas para la cosecha.
    • Dependiendo de la variedad que estés cultivando, las vainas pueden llegar a crecer entre 15 y 38 cm (6 y 15 pulgadas) de largo, con varios frijoles gruesos y largos en su interior (con varias vainas por planta). Si las recolectas regularmente a lo largo de la temporada, también debes hacer espacio para producir más (si has tenido una buena temporada de cultivo con un clima favorable).
  3. Para obtener las habas, tienes que sacarlas de sus vainas. Sosteniendo cada vaina con el extremo puntiagudo hacia arriba, tira de la cuerda por el costado de cada frijol para abrir la vaina.
    • Nuevamente, dependiendo de la variedad, cada frijol debe tener de 5 a 10 habas grandes en cada vaina, las que tienen una cáscara cerosa gruesa que debes quitar antes de comerlas. Esto da un poco de trabajo, pero si te organizas harás que el proceso sea más rápido. [3]
    • Para hacerlo más fácil debes blanquearlas, colocando las habas en agua hirviendo durante cinco segundos. Luego sácalas inmediatamente con una cuchara ranurada y colócalas en agua helada. Esto aflojará las cáscaras de cada haba.
  4. La mejor manera de comer habas es la más simple: cocínalas al vapor y sírvelas simplemente sazonadas con sal y pimienta. Estas son grandes, sustanciosas y deliciosas, ideales para acompañar las carnes rojas. También son una excelente base para sopas de frijoles o como un añadido para ensaladas copiosas.
  5. Ya que las plantas de habas son muy buenas fuentes de nitrógeno, una buena idea es regresarlas al suelo para dejar que sus nutrientes enriquezcan la tierra. Corta cada planta hasta la base y coloca las raíces dentro del suelo. Cúbrelas con tierra y rota tu jardín de modo que si hay algo que necesita enriquecerse de nitrógeno puedas plantarlo allí la próxima temporada.
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Consejos

  • Las habas se desarrollan muy bien en la mayoría de tipos de suelo, pero mientras más rico sea el suelo mejor será tu cultivo.
  • No guardes las vainas de las habas en el refrigerador. Esto hará que se vuelvan negras y limosas rápidamente. Estas se mantendrán bien durante algunos días si las almacenas en un lugar frío, seco y ventilado.
  • Las habas también pueden secarse. Saca las habas de sus vainas, colócalas en un lugar seco y déjalas secar completamente. Puedes conservar las habas secas en un recipiente hermético para comerlas o volver a cultivarlas posteriormente.
  • Si quieres almacenarlas por más tiempo, congela las habas. Sácalas de sus vainas, colócalas en una bolsa de plástico y congélalas.
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Advertencias

  • Ten cuidado con las moscas negras, ya que les encantan las habas.
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