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Imagínate inhalar el misterioso aroma de una planta de lilas que el viento lleva a tu hogar en una caliente noche de verano. Las lilas son fáciles de cultivar si las riegas bien y las colocas en un lugar soleado. Existen más de 100 especies distintas de lilas; todas producen flores perfumadas y crecen como árboles o arbustos. Sigue leyendo para aprender a cultivar y cuidar lilas.

Método 1
Método 1 de 3:

Parte 1: Planta las lilas

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  1. Visita tu vivero local para escoger la variedad de lila que vas a cultivar. Además del color, toma en cuenta la altura de las plantas ya crecidas. Algunas variedades, como los arbustos Palibin o Superba, crecen de 1.5 hasta 1.8 m de alto. Otras, como el árbol Syringa reticulata, crecen de 6.1 hasta 9.1 m de alto.
    • Puedes comprar plantas de raíz desnuda o que hayan crecido en maceta de tu vivero local o una compañía que suministre plantas por correo. Los trabajadores en tu vivero local pueden recomendarte las variedades de lila que crecerán mejor donde vives. [1]
    • También puedes trasplantar plántulas, o estolones del arbusto de algún amigo o vecino. Cava y trasplanta las plántulas del arbusto de un amigo o vecino durante la primavera, justo cuando sus hojas comienzan a brotar o apenas las hojas pequeñas se abran. Escoge plántulas que tengan por lo menos 30 cm de altura. Utiliza una pala para desenterrarlas, asegurándote de que tengan la mayor cantidad de raíces posible. Corta los estolones con el borde de la pala para separar la plántula de su progenitor.
  2. Elige el lugar donde plantarás las lilas . Las lilas necesitan mucha luz solar, así que busca un lugar donde circule bien el aire y tengan 6 horas de sol diarias. Estas plantas se enferman fácilmente si crecen en un lugar húmedo y sin sol, o donde el aire no circula bien. En caso de haber problemas de drenaje, puedes plantarlas en una jardinera elevada o en un montículo de tierra. [2]
    • Evita plantar lilas cerca de paredes o árboles. Las raíces de esta planta deben tener suficiente espacio para extenderse. [3]
  3. Remoja las raíces en agua tibia por 10-15 minutos. Afloja cuidadosamente la raigambre con tus dedos para poder separar las raíces. [4]
  4. Haz un hueco en la tierra que sea lo suficientemente profundo como para enterrar las raíces. La base de la planta debe estar a nivel del suelo. Después de colocar la lila en el agujero, llénalo hasta la mitad con tierra y riégalo antes de llenarlo con más tierra. Sigue cubriendo con tierra hasta donde empiezan las raíces aunque quede un poco de su brote natural en la base. Si cubres más arriba de donde empieza la raíz, podrías terminar asfixiando las raíces y matando a la planta.
    • Si el suelo donde vives no es muy fértil, puedes colocar un poco de composta, harina de huesos, o abono en el hueco, antes de plantar la lila. [5]
    • Rocía un poco de cal sobre las raíces del arbusto si tienes un suelo ácido. Sigue las instrucciones del fabricante para aplicar el producto y vuelve a aplicar cada 3 a 5 años. Las lilas crecen mejor en un pH neutro o ligeramente ácido de 5 a 7.
    • Si vas a plantar más de un arbusto de lilas, coloca cada agujero a una distancia de 1.5 a 4.5 m (5 a 15 pies) del otro, dependiendo de la variedad de lila que estés plantando. [6]
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Método 2
Método 2 de 3:

Parte 2: Cuida las lilas

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  1. Riega tus lilas varias veces por semana durante el verano, excepto cuando llueva mucho. Riega muy bien la base de la planta y deja que la tierra se seque antes de volverla a regar.
  2. Utiliza composta o un abono balanceado cada año durante la primavera. Dependiendo de las condiciones del suelo, tal vez quieras volver a abonar las plantas cuando florezcan por primera vez.
  3. Corta las ramas más viejas y grandes que se encuentren cerca del suelo al final del invierno. También corta algunas ramas en otras partes de la planta, incluyendo el centro, para airear el arbusto donde sea necesario. Nunca podes más de ¼ de las hojas por vez.
    • Poda las ramas enfermas o dañadas y los chupones que aparezcan en la base de la planta apenas los veas.
    • Corta cualquier flor muerta que veas para evitar que la planta desperdicie energía creando semillas.
    • Vuelve a podar el arbusto durante el otoño, después de que florezca, para darle forma o quitar las ramas que no produzcan muchas flores.
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Método 3
Método 3 de 3:

Parte 3: Corta y seca las lilas

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  1. Córtalas cuando estén en su apogeo, de manera que su color y perfume sean mucho más intensos. Esto asegurará que el arreglo floral que hagas con estas flores dure el mayor tiempo posible. Colócalas en un florero con agua fresca de inmediato.
  2. Junta varias lilas recién cortadas y ata sus tallos con una bandita elástica. Cuélgalas boca abajo en un lugar oscuro y fresco por 1 a 3 semanas. Con mucho cuidado, retira la bandita elástica cuando las lilas estén completamente secas.
    • Seca las lilas con gel de sílice . Llena un vaso grande o un recipiente plástico con 2.5 cm (1”) de gel de sílice. Coloca unos cuantos tallos de lila recién cortada dentro del recipiente, de manera que las flores queden paradas dentro del recipiente. Llena el resto del recipiente con el gel para que cubra la lilas por completo. Tapa el recipiente y espera una semana más o menos para que se sequen. Sácalas del recipiente, y ahora puedes utilizarlas en un arreglo floral.
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Consejos

  • Aunque las probabilidades de éxito son extremadamente bajas, es posible propagar una lila si cortas un esqueje (una ramita) de un arbusto ya crecido. Para mejorar tus probabilidades de éxito, prueba cortar la ramita al principio de la primavera que esté desarrollándose, cuyas yemas se hayan formado pero antes de que las hojas se abran. Coloca la ramita en agua para ver si le salen raíces.
  • Rocía algo de ceniza de tu chimenea o una fogata en el suelo alrededor y debajo del arbusto de lilas para que crezca más y aumentar la cantidad de flores que produzcan.
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Advertencias

  • El oídio es una enfermedad causada por hongos que puede afectar a las lilas al final del verano. El hongo no daña a la planta directamente, pero reducen su producción de energía y se ve muy feo. Los lugares soleados con buena circulación del aire disminuyen la posibilidad de que se desarrolle el oídio. Es posible usar un fungicida como medida preventiva, pero tiene que ser aplicado antes de que el hongo sea visible en las hojas de la planta.


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