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Sentirte superior todo el tiempo hace que sea más difícil entender a los demás, hacer amigos y resolver los problemas de las relaciones. Por suerte, si has notado que eres así, ya has dado el primer paso para solucionar el problema. Puedes modificar tu actitud al establecer conexiones más profundas con otras personas, evitar los pensamientos tendenciosos y ser humilde con tus propios puntos de vista.

Método 1
Método 1 de 3:

Conectarte con los demás

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  1. Cuando te encuentres despreciando a alguien, piensa en cómo es su vida. Pregúntate cómo se puede sentir o qué puede necesitar en este momento. Trata de imaginar cómo sus circunstancias han moldeado su filosofía de vida. [1]
    • Por ejemplo, alguien que siempre ha vivido en una gran ciudad puede no ver el mundo de la misma manera que alguien de un pueblo pequeño.
  2. En vez de juzgar a los desconocidos o asumir que no te agradarán, acércate y saluda. Preséntate a vecinos, compañeros de trabajo o de clase de diferentes orígenes. Sé amable y curioso, y te resultará más fácil entender por qué las personas actúan y piensan como lo hacen. [2]
  3. Escucha de forma activa a los demás. Cuando mantengas una conversación, enfócate en entender a la otra persona. Presta atención a su lenguaje corporal, su tono de voz y sus emociones, así como a sus palabras. No juzgues mientras escuchas. Esfuérzate por comprender su punto de vista, aunque no estés de acuerdo. [3]
    • Demuestra a la otra persona que le prestas atención al asentir con la cabeza en los momentos adecuados y decir cosas como "Entonces, ¿qué ha pasado?" o "Mm-hmm".
  4. Si te enfocas en todos los aspectos en los que alguien es diferente a ti, quizás sientas que eres mejor que los demás. En cambio, busca aspectos en los que se parezcan. Cuando sientas que alguien está "en tu equipo", aunque sea en algo pequeño, es menos probable que te sientas superior a él. [4]
    • Por ejemplo, quizá tú y un nuevo conocido puedan conectar por su amor mutuo por las novelas de misterio, o quizá ambos procedan de familias numerosas.
  5. Si alguien te ha hecho daño, toma la decisión de perdonarlo en vez de guardarle rencor. El rencor y el resentimiento solo te perjudican a ti, no a la persona que te ha hecho daño. Intenta ver la situación desde su punto de vista y piensa en cómo podrías haberla manejado. [5]
    • Evalúa si la persona ha querido hacerte daño o si simplemente ha actuado de forma desconsiderada o limitada.
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Método 2
Método 2 de 3:

Pensar en tus sesgos

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  1. Piensa qué circunstancias y emociones hacen que te sientas superior. Esta puede ser una pregunta difícil de responder, así que sé sincero contigo mismo. A menudo, las personas juzgan cuando se sienten inseguras o inferiores en cuanto a sí mismas. [6]
    • Por ejemplo, es posible que juzgues a los demás por tener un rasgo negativo que tú posees y que no te gusta en ti mismo, aunque no seas consciente de ello.
    • Es posible que juzgues a los demás cuando sientes envidia de ellos por algún motivo.
    • Si juzgas a alguien porque te ha herido o molestado, busca una forma más saludable de lidiar con tus sentimientos. Habla con la persona acerca de la situación.
  2. Es muy fácil sentirse superior cuando ves el mundo en términos de blanco o negro, pero hay muy pocas cosas en el mundo que son totalmente buenas o malas. Acostúmbrate a la idea de que es posible que tu propia forma de pensar tenga algunos defectos, y que otras formas de pensar tienen probablemente algunos puntos buenos. [7]
    • Hablar con muchas personas distintas es una buena forma de adoptar una mentalidad más flexible.
    • También puedes debatir contigo mismo. Piensa en una idea que apoyes, como "Los gatos son mejores mascotas que los perros". Luego, piensa en algunas razones por las que las personas podrían estar en desacuerdo contigo, como "Los perros son mejores mascotas para las personas que pasan mucho tiempo al aire libre".
  3. No generalices en exceso sobre otras personas, o podrías acabar descartándolas sin motivo. Conócelas de forma individual. Quizás te sorprendas al ver la gran variación que existe entre las personas, incluso dentro de los mismos grupos. [8]
    • Por ejemplo, si en tu lugar de trabajo acaban de contratar a una jefa nueva, no pienses "Es una gerente, así que debe ser estricta". Espera a ver cómo es en persona.
  4. Cuando sientas algo muy fuerte, tómate un segundo para comprobar los hechos. La emoción es importante, pero si no atenúas tus sentimientos con hechos, podrías tener algunos patrones de pensamiento distorsionados. Los juicios precipitados y el pensar lo peor son dos ejemplos de pensamiento excesivamente emocional. [9]
    • Por ejemplo, si tu amigo olvida tu cumpleaños y piensas "No le importo. Este es el fin de nuestra amistad", estás pensando lo peor.
    • Si te sientes conmovido, molesto o enfadado, intenta hablar con un amigo cercano. Es posible que te aporte una perspectiva racional y te ayude a procesar tus emociones.
  5. ¿Tienes ideas claras sobre cómo debería ser el comportamiento propio y de los demás? "Debería" es una palabra subjetiva, y tener una larga lista de "debería" y "no debería" puede hacer que te sientas superior cuando otras personas no viven como tú crees que deberían hacerlo. Reemplaza "debería" en tu vocabulario por otras palabras, como "podría" o "quiero". [10]
    • Por ejemplo, en vez de pensar "Debería comer vegetales esta noche", piensa "Podría comer vegetales esta noche".
    • En vez de pensar "Los demás deberían hacerlo así", ajusta tu pensamiento a "Los demás no lo hacen así. Me pregunto si puedo averiguar por qué".
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Método 3
Método 3 de 3:

Practicar la humildad

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  1. Cuando entres en una discusión, defiéndete, pero no intentes derribar otras ideas en el proceso. No tienes que "ganar" cada vez que estés en desacuerdo con alguien. Escucha a la otra persona y luego explícale amablemente por qué no estás de acuerdo. [11]
    • Puedes decir algo así como "Entiendo tu punto de vista, pero yo lo sigo viendo así porque...".
    • Muchos desacuerdos menores no merecen que te pongas nervioso. Ahorra energía al aceptar no estar de acuerdo
  2. No hay una forma correcta de hacer la mayoría de las cosas en la vida, así que no esperes que las personas hagan las cosas exactamente como tú. Si tu método te funciona y el suyo les funciona, ninguno de los dos está equivocado o es mejor que el otro.
    • Por ejemplo, no importa que tú y tu pareja limpien la cocina de forma diferente, siempre que el resultado final sea una cocina limpia.
  3. La mayoría de las personas sobrestiman sus propias habilidades y talentos. Esto puede llevarte a sentir que eres mejor que los demás, aunque la mayoría de las veces sea solo una ilusión. Sé consciente de tus prejuicios y sé honesto contigo mismo sobre tus malas y buenas cualidades. [12]
  4. Las personas que se sienten superiores a menudo intentan cambiar la forma de pensar de los demás, pero eso no funciona. Nadie debe sentirse presionado a renunciar a sus propias ideas y peculiaridades para adaptarse a las preferencias de los demás. Vive tus ideales con orgullo y acepta a los demás tal y como son. [13]
    • Por ejemplo, si te apasiona el medioambiente y tu familia no, no les regañes para que se parezcan más a ti. En cambio, enfócate en las cosas que puedas hacer, como participar como voluntario en la limpieza de la comunidad.
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