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Pegar es una etapa normal del desarrollo de la infancia. La mayoría de los niños necesita que se le enseñe a no hacerlo. Los padres que tratan de enseñarles a sus hijos cómo dejar de hacerlo deben considerar el motivo para este acto, por qué podrían estarlo haciendo y tratar de enseñarles unas alternativas a este acto. Al saber que puede ser difícil controlar los golpes de un niño en el momento, gran parte de la enseñanza se dará en algunas ocasiones cuando esté calmado.

Método 1
Método 1 de 2:

Comprender por qué tu hijo pega

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  1. Los bebés exploran naturalmente el mundo por medio de morder y pegarle a cosas a su alrededor. Las manos y los dientes son las primeras herramientas sociales de un niño, quien aprende a utilizarlos para explorar las cosas a su alrededor, además de las reacciones que obtiene de las personas cuando los utiliza. [1]
    • Morder y pegar son muy comunes entre los 18 meses y los 2 años y medio de edad mientras el lenguaje se sigue desarrollando.
    • Normalmente, las mordeduras se detienen a medida que el lenguaje se desarrolla, pero los golpes suelen seguir por varios años en la infancia.
  2. Si lo hace en entornos particulares, como en la casa de cierto niño o en el preescolar, fíjate en estos lugares para ver qué podría estar causando este comportamiento. Considéralo como una comunicación no verbal y piensa en lo que tu hijo podría estar tratando de comunicar. [2]
    • La mayoría de los niños son más irritables cuando están cansados. Considera si este comportamiento se da en un momento en particular del día o en una cantidad limitada de situaciones.
    • Considera la posibilidad de que tu hijo responda a un comportamiento cruel. La provocación y el bullying suelen suceder muy sutilmente y de maneras que tu hijo no podría comunicarte. De ser así, tendrás que ocuparte de estos comportamientos incluso mientras le enseñas unas alternativas para que no golpee.
  3. Enseñarle a tu hijo a que identifique sus sentimientos es importante. La ira, la frustración y los celos son unos sentimientos, y estos son naturales y normales. Nunca hagas que tu hijo se sienta avergonzado por tener un sentimiento, incluso si tratas de enseñarle unos comportamientos alternativos. [3]
    • Nota cómo respondes ante tus sentimientos de ira. Utiliza estos momentos para enseñarle unas alternativas. Por ejemplo, si te molestas con alguien, utiliza tu mano como una marioneta y di "Muy bien, mano, te sientes molesto, pero nada de pegar, ¿está bien?". Podría parecerte tonto, pero tu hijo entenderá el mensaje.
    • Utilizar unas palabras para identificar tus sentimientos le servirá de ayuda a tu hijo para relacionar las palabras con sus sentimientos. Decir en voz alta cuándo te sientes molesto, alterado o frustrado puede ayudarle a aprender que estos sentimientos son normales y que no hay ningún problema con estos. Luego, dile lo que harás para sentirte mejor. Por ejemplo, podrías decirle "Me siento molesto, pero me sentiré mejor si respiro hondo cinco veces".
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Método 2
Método 2 de 2:

Brindar unas alternativas a pegar

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  1. Utilizarlo para resolver las situaciones difíciles es una herramienta educacional importante para los niños. Si ves que tu hijo le pega a unos juguetes, unas muñecas o unos peluches, puedes redirigirlo para que actúe apaciblemente. Forma un comportamiento no agresivo al enseñarle a "darle unas palmaditas al bebé" o a "abrazar al cachorro". [4]
    • Si él ve que otras personas se pegan, ya sean niños mayores o adultos, es muy probable que piense que pegar es aceptable. Si quieres enseñarle que eso no es así, debes asegurarte de que nadie en la familia se golpee en ningún momento y por ninguna razón.
    • Tomar un objeto es un comportamiento agresivo para los niños pequeños y suele conducir a los golpes. Si un niño toma un artículo de otra persona, redirígelo hacia otras maneras de comunicación.
  2. Cuando tu hijo no esté molesto, ensaya unas respuestas posibles para este sentimiento. Hacer pompas o burbujas de jabón le servirá de ayuda para practicar a respirar hondo. Una señal roja para detenerse podría ayudarle a recordar que debe detenerse y pensar en unas alternativas antes de pegar. Bríndale un espacio seguro al que pueda acudir para calmarse. [5]
    • Existen unos libros educacionales para niños que muestran unas alternativas a los comportamientos agresivos que tu hijo y tú pueden leer juntos. Por ejemplo, Las manos no son para pegar de Martine Agassi es un libro acerca de este tema y que utiliza unas palabras e imágenes simples.
    • Practica hacer que tu hijo te pida un descanso o una actividad física que lo aleje del área cuando quiera pegarle a otro niño. Por ejemplo, si necesita una mayor actividad física, podría tomarse un descanso y correr por un área cercada (como en el patio trasero o el área recreativa de la escuela) para liberar su energía excesiva, en vez de pegarle a otro niño.
  3. Involucra a tu hijo para que cree un plan para saber qué hacer, en vez de pegarle a otro niño. Debería haber una frase acordada entre tu hijo y tú que señale el principio del plan, como "Recuerda, nada de pegar" o "Es suficiente. Nos vamos". Esta frase no tiene la finalidad de avergonzarlo, sino de hacerle recordar acerca del plan. [6]
    • No utilices muchas palabras cuando esté molesto.
    • Asegúrate de permanecer calmado a medida que inicias el plan. Este no es un momento para castigarlo, sino para educarlo.
    • Cíñete al plan. Esto afianzará su confianza y le ayudará a sentirse más seguro.
  4. No trates de razonar con él cuando esté molesto. En lugar de ello, cíñete a unas observaciones simples. Puedes decir "Pareces estar alterado" o "Pareces estar molesto". Esto le ayudará a aprender a relacionar estas palabras con los sentimientos que experimenta. Si niega que los siente, no discutas con él. Solo espera a que se calme y asegúrate de que esté bien. [7]
    • Recuerda que eres el sistema regulatorio emocional externo de tu hijo mientras que sigue desarrollando su propia regulación emocional interna. Mantén la calma en tu voz y lenguaje corporal.
    • No trates de hacer que se sienta culpable por sus sentimientos. Apláudelo por ser capaz de abstenerse de pegar.
  5. Si hay más probabilidades de que pegue cuando está en lugares ruidosos y concurridos, trata de evitarlos si es posible. Si tiene problemas para asistir a las fiestas de cumpleaños, considera llevarlo solo por un tiempo corto y que cuente con una supervisión cautelosa. [8]
    • Dale herramientas necesarias para estar en las situaciones difíciles. Contar con un juguete tranquilizante con el que inquietarse, conocer unos ejercicios de respiración para calmarse e identificar los espacios seguros son unas maneras para ayudar a un niño a que se sienta más calmado.
    • Practica con anticipación estas herramientas y asegúrate de que sean accesibles para tu hijo. Después de todo, un juguete en la mochila no será de mucha ayuda. Encuentra unos juguetes que quepan en su bolsillo o un accesorio diseñado especialmente para mascar.
  6. Cuéntale lo que puede esperar, las personas que estarán presentes, las actividades que podrá hacer. Luego, háblale acerca de qué hacer si siente que se vuelve agresivo. Haz un plan definido y cíñete a este. [9]
    • Considera indicarle una consecuencia positiva para no pegar en una situación de alto estrés. Por ejemplo, si las fiestas de cumpleaños son difíciles, considera darle un juguete pequeño que sea su favorito si asiste satisfactoriamente a estas sin pegar.
    • Enséñale una buena forma de hacer contacto físico. Chocar las cinco es una buena forma de hacer contacto físico con los niños o los adultos. Practícalo con anticipación.
  7. Si tu hijo aprende que puede salirse con la suya al pegarles a las personas, podría seguir con este comportamiento. Para enseñarle a no hacerlo, la mejor respuesta que puedes ofrecer será una negativa firme ante cumplir con sus exigencias después de pegar. Si le ha pegado a otro niño porque quiere un juguete, no se lo des. [10]
    • Utiliza palabras empáticas para compartir su tristeza por no tener el juguete. No hay ningún problema con sentirse triste, lo que es comprensible.
    • No utilices unas palabras crueles o molestas si él sigue con sus exigencias. No cedas, pero no respondas con ira tampoco. Recuerda que su ira pasará.
    • Mantener tus límites le brinda seguridad y consuelo a tu hijo a la larga. Si le das lo que quiere, sin importar su comportamiento, no le das la seguridad paternal que le ayude a sentirse seguro.
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Consejos

  • Siempre aplaude a tu hijo por no pegarle a nadie. Si solo interactúas con él cuando ha hecho algo malo, él podría seguir teniendo un comportamiento negativo.
  • Asegúrate de que sepa que lo amas incluso cuando le pega a alguien. No se requiere de un buen comportamiento para el amor de un padre.
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Advertencias

  • La ira es la emoción más difícil de controlar. Espera que cometa unos errores incluso a medida que aprende el nuevo comportamiento.
  • No esperes que tu hijo utilice las palabras cuando esté molesto.
  • Si no quieres que pegue, predica con el ejemplo y no le pegues tú ni permitas que se pegue en tu casa . Inculca la norma "en esta casa no se pega" y cúmplela tú también no usando disciplina física.
    • Hay otras formas de aplicar disciplina sin pegar. En casos graves y como último recurso es que se puede emplear el castigo (privación o confinamiento).
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