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Un epílogo se coloca al final de una obra literaria. Debe revelar los destinos de los personajes o narrar los hechos que ocurren después del final del texto. Por lo general, los escritores usan el epílogo para atar los cabos sueltos y resolver los problemas de la historia principal a fin de que el lector quede satisfecho. Es posible que quieras escribir un epílogo para tu novela u obra literaria a fin de terminarla con una nota final. Para hacerlo, tendrás que empezar el epílogo con un propósito en la mente y redactarlo con cuidado y dedicación. Luego, debes pulirlo para presentarlo de la mejor manera posible.

Parte 1
Parte 1 de 3:

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  1. Debes empezar a escribirlo con un propósito claro en la mente, pues eso asegurará que tenga intencionalidad y esté lleno de significado. Determina cuál es el propósito principal del epílogo y escríbelo tomando en cuenta esto. [1]
    • Pregúntate qué es lo que deseas explorar en el epílogo. ¿Qué es lo que ha quedado fuera del texto principal sobre lo cual aún deseas escribir?
    • Puedes escribir un epílogo para brindarle al lector un cierre, para atar los cabos sueltos o para darle al lector un vistazo del futuro de los personajes y el escenario. Algunos escritores también lo usan para ampliar un hecho importante que no pudieron explorar en el clímax de la novela.
    • Por ejemplo, puedes determinar que el propósito del epílogo es atar los cabos sueltos con respecto del destino del protagonista. Luego, puedes enfocarte en dónde termina el personaje diez o veinte años después de que la historia principal concluya.
  2. También debes determinar qué hecho o hechos principales se incluirán en este. Haz un esquema de los hechos clave para que puedas empezar con el epílogo y redactar un borrador del mismo. Puedes crear un breve esquema de la trama para el epílogo o determinar los hechos de los que hablarás en función de los personajes que menciones en este. [2]
    • Por ejemplo, puedes decidir escribir un epílogo que se proyecte veinte años en el futuro para contarle al lector qué es lo que les sucedió a algunos de los personajes. Puedes hacer una lista de estos personajes y luego escribir varias líneas sobre momentos específicos que ocurran en el futuro. Estos momentos pueden abarcar todo el epílogo.
  3. Puedes leer los epílogos de obras publicadas para tener una mejor idea de qué es lo que funciona y qué no. Puedes leer el epílogo de una obra o una novela. Por ejemplo:
    • el epílogo de Rebelión en la granja de George Orwell [3]
    • el epílogo de Expiación de Ian McEwan [4]
    • el epílogo de El cuento de la criada de Margaret Atwood [5]
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Parte 2
Parte 2 de 3:

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  1. En el epílogo, puedes enfocarte en los resultados o las consecuencias del punto culminante de la historia, que se conoce como clímax. Los escritores suelen usar este método cuando el final de la historia es el clímax y el lector queda preguntándose qué es lo que sucedió como resultado del conflicto o el momento dramático principal. Puedes optar por un epílogo que le brinde al lector la resolución del clímax a fin de que quede satisfecho al final del libro. [6]
    • Por ejemplo, puedes tener un libro que termine con la muerte de un personaje. En vez de dejar al lector en suspenso, puedes incluir un epílogo que explore la manera en que la muerte del personaje afectó a los demás personajes de la novela.
  2. Puedes escribir un epílogo que provea información al lector que no se haya incluido en la historia como una manera de darle material adicional. Puedes enfocarte en la información que se retuvo en el texto principal y explorarla en el epílogo. [7]
    • Por ejemplo, en el epílogo puedes hablar de lo que le sucede a un personaje que se enfermó o que salió embarazada. Trata de incluir información acerca de los personajes principales de la historia, pues debes hacer que el epílogo parezca importante y necesario para el lector.
  3. Puedes usar el epílogo para hacer un viaje en el tiempo y hacer saber al lector lo que ocurre con los personajes o el escenario de la novela en un tiempo posterior. Puedes explorar en dónde terminan algunos de los personajes en el futuro, así como la forma en que sus relaciones cambian o se modifican. También puedes hablar de cómo el escenario de la novela evoluciona a medida que pasa el tiempo. [8]
    • Si decides saltar hacia adelante en el tiempo, debes tratar de hacer que las historias de los personajes sean realistas. Poner detalles que no encajen con el texto principal puede confundir a los lectores y arruinar el resto de la historia. Trata de que los detalles futuros de los personajes sean realistas y tengan matices.
    • Por ejemplo, puedes saltar hacia adelante en el tiempo y explorar la disolución del matrimonio de dos personajes. Puedes hacer notar que un personaje sale ahora con otro en la historia.
  4. Algunos escritores usan el epílogo para crear una secuela. Esto puede ser útil si planeas escribir una serie de libros con los mismos personajes o al menos un libro más del mismo mundo en el futuro. Puedes crear un epílogo que funcione como una especie de anticipo de lo que vendrá en la secuela. También puedes terminar el epílogo en un momento que deje al lector con ganas de más, preferiblemente en la forma de una secuela. [9]
    • Por ejemplo, puedes terminar el epílogo haciendo que dos personas se junten y tengan un hijo. Luego, puedes indicar que el hijo tiene habilidades especiales o que está en problemas serios, lo cual se resolverá en la secuela.
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Parte 3
Parte 3 de 3:

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  1. Aunque es posible que te sientas tentado a escribir sin cesar, procura que el epílogo sea breve. Por lo general, los epílogos son el equivalente a un capítulo corto y tienen entre cinco y diez páginas, o menos. Evita un epílogo demasiado largo en el que trates de incluir mucha información. Deja al lector con lo necesario para que se sienta satisfecho. [10]
    • Puedes revisar el epílogo una vez que tengas un borrador del mismo y fijarte si hay alguna sección que puedas corregir o eliminar. Es posible que descubras que es redundante o que hay detalles que puedes eliminar.
  2. Una vez que hayas terminado el borrador del epílogo, debes leerlo en voz alta para ti mismo a fin de escuchar cómo suenan las palabras en la página. Asegúrate de que tenga el mismo lenguaje y estilo que tiene el texto principal para que no parezca fuera de lugar. Asegúrate de que los detalles del epílogo sean claros e interesantes para el lector.
    • También puedes enseñarle el epílogo a un lector receptivo para que te dé una segunda opinión. Pregúntale si cree que el epílogo aporta algo al texto principal y si es convincente.
  3. Enséñale un borrador. Pídele su opinión acerca de tu trabajo y una sugerencia sobre cómo puedes mejorarlo o hacerlo más contundente. Puedes enseñarles el borrador a varios amigos o colegas.
  4. Por lo general, el epílogo complementa el estilo y la atmósfera que ya has establecido, especialmente si terminas el texto principal en un punto culminante o un clímax. Adopta un estilo similar en el epílogo para que fluya sin problemas y deje satisfecho al lector.
    • Una alternativa es adoptar un estilo distinto al del texto principal para que el lector sepa que lee información o contenido adicional que puede complicar su reacción inicial al final de la historia principal. Puedes hacerlo si quieres que el epílogo deje al lector perplejo o asombrado.
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