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Los monólogos son la sustancia del teatro. En uno excelente, un solo personaje controla el escenario o la pantalla para abrir su corazón y contar su confusión interna o hacernos reír. Los buenos monólogos tienden a ser las escenas más memorables de nuestras películas y obras favoritas, son en esos momentos en que los actores brillan y muestran su arte. Si quieres escribir un monólogo para una obra o guion, con el presente artículo aprenderás a organizarlo correctamente y a encontrar el tono adecuado. Ve al paso 1 para saber más.

Método 1
Método 1 de 3:

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  1. Los monólogos, desde la famosa confusión interna de Hamlet a la desgarradora historia de la Segunda Guerra Mundial de Quint en Tiburón , pueden usarse en obras dramáticas para darle más profundidad a un personaje. Los monólogos nos hacen ver las ideas y las motivaciones de los personajes. No es tanto un recurso para la trama (si bien siempre deberá servir para avanzarla), más bien es un estudio del personaje en voz alta. Familiarízate con unos cuantos monólogos clásicos del teatro y el cine para estudiar su forma. Lee:
    • El discurso de ventas que abre David Mamet en “Éxito a cualquier precio”
    • Los monólogos de Hamlet
    • El discurso “Pude haber sido un contendor” en “Nido de ratas”
    • El discurso “Me comí los papeles del divorcio” de “Goodbye Charles”, por Gabriel Davis
    • El discurso de Masha “Te lo digo porque eres escritor” en “La gaviota” de Chejov.
    • El discurso del “Hombre honorable” de Bill el carnicero envuelto con una bandera en “Pandillas de Nueva York”.
  2. Una obra escrita para las tablas o la pantalla consiste en una serie complicada de diálogos, acciones y silencios. Saber cuándo presentar el monólogo en la trama te llevará cierta práctica. Deberás conocer la mayor parte de lo esencial de la trama y de tus personajes antes de preocuparte por los monólogos. Estos deberán surgir de manera orgánica según lo dicte el guion.
    • Algunos monólogos sirven para presentar personajes, mientras que en otros guiones sirven para que un personaje taciturno comience a hablar de pronto y cambie la percepción que el público tiene de él.
    • En general, un buen momento para insertar un monólogo en el guion será en los momentos de cambio, cuando un personaje necesite revelar algo a otro.
  3. Para que sea un monólogo de verdad, otro personaje deberá estar presente para oír el discurso, de lo contrario, será un soliloquio. El soliloquio es una técnica clásica que si bien no se emplea muy a menudo en el drama contemporáneo, todavía se usa a veces en las obras unipersonales y teatro experimental.
    • Los monólogos internos o las narraciones con voz en off son una categoría diferente de exposición, son más como un aparte dramático al público que un monólogo. En estos, es necesario que estén otros personajes que escuchen la acción, lo cual brindará una interacción importante que será el propósito del monólogo o lo avivará.
  4. Una buena oportunidad para incluir un monólogo será cuando un personaje esté pasando por un cambio significativo de opinión o de actitudes. Dejar que se abra y revele su tensión interna será un beneficio para el lector y la trama.
    • Aunque el personaje no haya cambiado significativamente, quizá su decisión de hablar sea un cambio en sí mismo. Un personaje taciturno motivado a decir un monólogo largo será revelador, siempre que se use correctamente. ¿Por qué habla ahora? ¿En qué cambia nuestra percepción de él?
    • Considera la posibilidad de dejar que el personaje cambie mientras hable durante el transcurso de su monólogo. Si un personaje empieza encolerizado, sería más interesante si terminara histérico o riéndose; si empieza riéndose, quizá termine contemplativo. Usa el monólogo como un medio para el cambio.
  5. Si vas a tomarte el tiempo para detener la historia con el fin de que un personaje hable por fin, se podría decir que la redacción tendrá que estar estructurada al igual que cualquier otra pieza. Si es una historia, tiene que tener un arco; si es una queja, tendrá que cambiar a otra cosa; si es una súplica, tendrá que aumentar la cantidad durante el transcurso de ella. [1]
    • El principio de un buen monólogos tendrá que compenetrarse con el público y los demás personajes. El principio deberá indicar que algo importante sucederá. Al igual que todo buen diálogo, no deberá desperdiciar espacio con ningún “Hola” ni “¿Cómo están?”. Ve al grano.
    • En el cuerpo, el monólogo deberá llegar a un clímax. Haz que llegue a su máxima altura y luego bájala para reducir la tensión y dejar que la conversación entre los personajes continúe o finalice por completo. Aquí es donde ocurrirán los detalles específicos, el drama y las tangentes del monólogo.
    • El final deberá hacer que el discurso o la historia regrese a la obra. Después de reflexionar sobre sus fracasos y cansancio, el discurso acongojado de Randy el Ram a su hija en “El luchador” finaliza con “No quiero que me odies, ¿si?”. La tensión del monólogo se alivia y la escena termina con ese carácter definitivo.
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Método 2
Método 2 de 3:

Escribir monólogos dramáticos

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  1. Cuando por fin logremos oír al personaje hablar, no deberá sorprendernos oír la voz que usa el personaje y su manera de hablar. Si vas a explorar su voz mientras escribes, no la explores en un monólogo largo e importante, sino en cualquier otro lugar del guion. [2]
    • Otra opción, como escritor libre, es que podrías dejar que tu personaje parlotee sobre cualquier tema para que desarrolle su voz. La novela American Psycho de Bret Easton Ellis presenta muchas exposiciones cortas en las que el protagonista, Patrick, hace un monólogo sobre diversos aspectos de la cultura consumista: los equipos de sonido, la música pop y la ropa. Se dice que Ellis los escribió como borradores del personaje, pero terminó usándolos en la novela en sí.
    • Considera la posibilidad de completar un cuestionario para tu personaje o el perfil de uno. Reflexiona en el personaje pensando en las cosas que no estarán incluidas en el guion (como las elecciones de decoración del dormitorio de tu personaje, sus listas de reproducción de música, su rutina matutina, etc.).
  2. El monólogo que empieza en un punto y termina en otro completamente diferente hará que la tensión sea más dramática, los personajes más interesantes y tu guion mucho mejor. Un buen monólogo deberá alternar entre el humor, la angustia, la emotividad, pero sin mencionar ninguna emoción ni estado.
    • En la película En busca del destino , el personaje de Matt Damon tiene un gran monólogo en el que calma a un mordaz estudiante de Harvard en un bar. Si bien el monólogo tiene humor y hay triunfo, también se perciben una profunda tristeza e ira en sus palabras.
  3. Los monólogos pueden ser una excelente oportunidad para detener momentáneamente la trama principal de la historia con el fin de que el protagonista revele algo de su pasado, cuente una anécdota o dé un poco de contexto sobre él. Si se realiza bien y en el momento adecuado, la historia reveladora o sorprendente le dará más color y textura a la historia principal, lo cual nos dará otra manera de ver la trama en sí.
    • La historia de Quint sobre la vez que sobrevivió al desastre del submarino de Indianápolis nos brinda capas más profundas sobre su carácter. No se pone un chaleco salvavidas porque le hace recordar el trauma. Esa historia no hace que la trama avance necesariamente, pero le da una profundidad y patetismo tremendos a Quint, quien hasta ese punto de la historia era más que todo un arquetipo de macho. [3]
  4. No confundas el drama y la tensión con los gritos. Nadie quiere ver una obra o película en la que todos se estén gritando entre sí todo el tiempo, así que aprender a aumentar gradualemente el tono emocional de los momentos dramáticos es el verdadero truco para generar tensión y evitar la estridencia de los escritores inexpertos que escriben peleas.
    • Las verdaderas peleas son una montaña rusa. Las personas se cansan y no pueden expresar su confusión más secreta a gritos por demasiado tiempo. Emplea la moderación y la tensión será mucho más perceptible si sospechamos que alguien podría explotar, pero no lo hace.
  5. Podría ser tentador que los escritores que recién comienzan escriban en exceso. Para crear drama, a menudo también resulta tentador agregar demasiados personajes, demasiadas escenas y demasiadas palabras. Practica la moderación y solo deja que los componentes más esenciales del discurso entren en juego, sobre todo en un monólogo. ¿Qué se dice sin palabras?
    • Lee unos cuantos sermones-monólogos de la obra o película La duda . Cuando el sacerdote predica sobre el “chisme”, omite muchos detalles particulares por estar frente a toda una congregación de personas. Sin embargo, el mensaje enviado a la monja con la que está en conflicto, es directo y perceptible.
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Método 3
Método 3 de 3:

Escribir monólogos cómicos

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  1. ¿Cómo volverías a reescribir uno de los monólogos de Al Pacino de Perfume de mujer para que sea cómico? ¿Qué pasaría si tuvieras que volver a escribir la historia de Quint de tal manera que sugiera que es un mentiroso? Escribir comedia es difícil porque no tiene tanto que ver con el contenido en sí, sino más bien con su presentación.
    • Como ejercicio, procura volver a escribir monólogos iracundos para convertirlos en algo humorístico. La comedia y el drama comparten límites, lo cual los hará más reales de lo que parece.
    • Gabriel Davis es un dramaturgo moderno con un gran talento para el humor y los escenarios ingeniosos. ¿Una mujer que se come sus papeles de divorcio? ¿Un hombre que decide tener su bar mitzvá a los 26? Ya lo hizo. Observa su uso frecuente de monólogos para lograr un efecto humorístico.
  2. Un buen monólogo no será necesariamente completamente gracioso o serio. Como debes variar el nivel de ira de una escena de pelea, poner elementos graciosos en una situación por lo demás trágica aliviará el drama con una risa y ayudará a que el público sienta algo un poco complicado, cosa que hace la buena comedia.
    • Las películas de Martin Scorsese muchas veces son notables por combinar momentos extremadamente graciosos y momentos de mucha tensión. Los monólogos de Jake LaMotta mientras se prepara para ir al escenario en “Toro salvaje” son humorísticos y angustiosos al mismo tiempo.
  3. Los monólogos cómicos que tienen éxito generalmente no incluyen chistes de baño ni de funciones corporales, salvo que otros aspectos del drama lo dicten de alguna manera. Crear un humor con cierta ironía, sarcasmo y algún tipo de complejidad hará que sea mucho más exitoso e interesante para el público general.
  4. Antes de que escribas un monólogo, decida dónde empezará y dónde terminará, incluso podrías escribir la primera y la última oración; hazte una idea de la duración que te gustaría que tenga y luego rellena el espacio del cuerpo. ¿Cómo terminarías las siguientes primera y última líneas de un monólogo potencial?
    • Tu perro está muerto./ ¡Sácate esa sonrisa tonta de la cara!
    • ¿Por qué tu mamá está molesta? / No voy a hablar por Skype con un gato en la habitación.
    • ¿Dónde está la leche de mala muerte?/ Olvídalo, olvídalo, olvídalo, me llevo la vaca.
    • Vamos, solo esta vez. / Nunca volveré a la iglesia.
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Consejos

  • Revisa siempre el drama. Practica leyendo en voz alta para hacerte una idea del discurso de los personajes. Asegúrate de que suene natural.
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Advertencias

  • El tiempo lo es todo. Despliega tus monólogos juiciosamente, sino podrías aburrir al público.
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