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A veces, la charla sobre la pubertad puede resultar estresante tanto para los padres como para los hijos. Si te da miedo hablar con tus hijos sobre este tema, existen formas de volver esta experiencia más beneficiosa y útil. En lugar de tener una sola charla sobre la pubertad, debes mantener varias charlas sobre el crecimiento y el desarrollo con tus hijos. Es probable que ellos tengan miedo a los cambios debido a todo lo que escuchan o ven respecto a la pubertad. Es tu deber disipar los mitos para ayudar a que tus hijos se calmen. Debes prepararte con información precisa y estar disponible para apoyarlos y responder a todas sus preguntas.

Parte 1
Parte 1 de 4:

Prepararte para la conversación

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  1. Los chicos y las chicas experimentan la pubertad en diferentes momentos. Puedes optar por hablarle a tu hijo acerca de la pubertad a medida que notes los cambios corporales o hablarle con anticipación para prepararlo. Es recomendable que, a la edad de ocho años, los niños tengan conocimiento sobre la pubertad y los cambios físicos y emocionales asociados. [1]
    • Si bien puedes optar por tener una sola charla sobre el tema con tus hijos, debes mantener conversaciones continuas sobre el desarrollo y la entrada a la adultez.
    • Las chicas experimentan la pubertad alrededor de los ocho años. Si percibes un impulso inicial de crecimiento, esto puede indicar el inicio de la pubertad, lo que significa que ha llegado la hora de tocar el tema. [2]
    • Los chicos experimentan la pubertad más tarde que las chicas (por lo general, alrededor de los diez u once años).
  2. El inicio de una conversación dependerá de ti, por lo que no debes esperar a que tus hijos se acerquen a hacerte preguntas. Si esperas a que tu hijo tome la iniciativa, puedes quedarte esperando toda la vida. [3] De hecho, si tú no abordas el tema, podrías transmitirle la señal involuntaria de que no está bien hablar al respecto o que es algo de lo que no estás dispuesto a conversar. Esto puede dificultar la comunicación y abrir una brecha entre ustedes. Así que debes asegurarte de ejercer el rol de adulto e iniciar la conversación con tus hijos respecto a la pubertad.
    • Aunque es probable que los niños escuchen información sobre sexo y pubertad a partir de fuentes externas (por ejemplo, hermanos mayores, amigos, la televisión o el Internet), es importante que tú mismo converses con ellos. Debes brindarles información confiable que sea aceptable y verdadera. [4]
    • A menudo, los niños reciben información falsa o poco confiable respecto al sexo y a la pubertad. Es probable que escuchen algo de un hermano o un amigo mayor que sea completamente erróneo. Debes asegurarte de proporcionarles buena información de manera anticipada acerca de los cambios que van a experimentar.
  3. Tal vez sea mejor planificar una actividad en torno a la conversación para que les resulte más agradable a ambos. Por ejemplo, puedes llevar a tu hijo a comer, a patinar sobre hielo o a pasar un día en el museo. Deben pasar un tiempo de calidad juntos antes o después de la charla.
    • Debes mantener la charla breve y luego volver a la parte divertida. No es necesario que tengan una conversación prolongada, ya que siempre pueden continuarla más tarde.
  4. Hablar sobre la pubertad no es algo precisamente divertido para los padres (ni para los hijos). Si te encuentras nervioso o ansioso por hablar sobre este tema, debes informarte lo suficiente. Si tienes conocimiento al respecto, podrás hablar con claridad y sin avergonzarte demasiado. Si estás nervioso, debes ceñirte a los hechos.
    • Trata de no reírte ni avergonzarte frente a tu hijo. El objetivo es hacer de la pubertad algo normal sin agregarle vergüenza ni bochorno.
    • Debes asegurarte de respirar con normalidad y de mantener tu cuerpo relajado. Evita caminar de un lado a otro o ponerte tenso.
  5. Es probable que desees entregarle un folleto o un libro sobre lo que puede esperar de la pubertad. Debes buscar algún material (libro, folleto, video u otro recurso) antes de sentarte a conversar con tu hijo. Puedes brindarle el nombre de una página web que pueden visitar juntos o consultar cuando se encuentre solo. Si deseas utilizar imágenes, debes imprimirlas con anticipación. Debes reunir un juego de herramientas que te ayude a explicarle las cosas mejor.
    • Puedes encontrar recursos útiles a través de Internet o en libros. Existen varias páginas web que contienen información útil sobre la pubertad y cómo hablar con los hijos. Además, podrías darle a tu hijo una copia de los libros "The Puberty Book: A Guide for Children and Teenagers" (El libro de pubertad, una guía para niños y adolescentes) y "It’s Perfectly Normal" (Es perfectamente normal).
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Parte 2
Parte 2 de 4:

Iniciar la conversación

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  1. Debes comenzar reservando un tiempo para hablar con tu hijo cuando ninguno de los dos esté apurado ni se distraiga. Compártele algunos hechos y deja que tu hijo te comparta sus pensamientos, sentimientos e inquietudes. Es probable que desees comenzar preguntándole qué le han dicho o ha escuchado respecto a la pubertad, y luego debes abordar aquellos puntos que están bien o son incorrectos. [5]
    • Si tu hijo se muestra nervioso o ansioso, debes mantener la conversación breve y concentrarte en generar confianza y apertura para futuras conversaciones.
    • Por ejemplo, puedes decirle lo siguiente: "Mencionaste que tu amigo te dijo que una chica no puede quedar embarazada antes de casarse. Eso es incorrecto. Una chica puede quedar embarazada en cualquier momento después de su primer ciclo menstrual, incluso si es muy joven. ¿En qué se diferencia esto de lo que escuchaste de tu amigo?"
  2. Debes hablar sobre las hormonas y el rol que ejercen en la pubertad. Dile que el cuerpo necesita pasar por esta etapa para madurar sexualmente y los cambios ayudan a que ese proceso ocurra. [6] Debes asegurarte de plantear estos cambios de una manera positiva y de que tu hijo sepa que no es nada de lo que deba avergonzarse ni tratar de ocultar.
    • Explícale lo siguiente: "Las hormonas son mensajeros químicos dentro de tu cuerpo y son responsables de los cambios que experimentan tanto los niños como las niñas. Estas sustancias aceleran la pubertad y permiten que tanto niños como niñas maduren con el tiempo en un cuerpo adulto. De esta manera, tu cuerpo estará preparado para tomar la decisión de engendrar sus propios hijos algún día".
  3. Experimentar cambios en los estados de ánimo y las emociones es una parte normal de la pubertad. Los cambios en las hormonas pueden conducir a cambios emocionales e inestabilidad en el estado de ánimo. Si tu hijo se encuentra de mal humor o experimenta cambios de ánimo, debes darle algo de espacio. [7] Debes animar a tu hijo para que realice ejercicio y actividades físicas, converse con sus amigos, consuma alimentos saludables y duerma lo suficiente. Sugiérele que apague sus dispositivos electrónicos para que pueda dormirse con facilidad.
    • Algunas veces, los niños pueden comenzar a manifestar signos de problemas de salud mental y experimentar depresión, ansiedad u otros trastornos más graves. Por ejemplo, la irritabilidad y los cambios de temperamento pueden indicar depresión. Si te preocupa el estado de ánimo o el comportamiento de tu hijo, debes consultar con un terapeuta o proveedor de salud mental. [8]
  4. Los niños deben conocer cuándo una situación no está bien y cómo conversar al respecto con un adulto de confianza. Debes dialogar sobre este aspecto continuamente a lo largo de la vida de tu hijo. Mientras su cuerpo experimenta cambios, puede atraer una atención que es nueva para ellos. Debes recordarle a tu hijo que su cuerpo le pertenece a él y a nadie más. No importa si deseas hablarle o no de sexo, debes explicarle sobre el consentimiento sexual y que cada persona tiene derecho a decir "no" ante cualquier contacto que le resulte incómodo.
    • Ten en cuenta que estas conversaciones deben cambiar a medida que los niños crecen. Por ejemplo, cuando son jóvenes, necesitan saber qué tipo de contactos se consideran inapropiados. Sin embargo, cuando son mayores, necesitan conocer más respecto al consentimiento para la actividad sexual.
    • Desde una edad temprana, debes enseñarles a tus hijos la regla de la ropa interior: una persona no debe tocarlos en lugares en los que se colocan la ropa interior y ellos no deben tocar a otros en estos mismos lugares. [9]
    • Puedes decirle a tu hijo lo siguiente: "Es interesante experimentar cómo cambia tu cuerpo a medida que avanzas en la pubertad. Sin embargo, tu cuerpo te pertenece y nadie tiene derecho a tocarlo sin tu permiso. Si alguien intenta tocarte, debes decir "¡No!" y contármelo a mí o a otro adulto de tu confianza para que puedas estar a salvo".
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Parte 3
Parte 3 de 4:

Dialogar sobre los cambios corporales

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  1. Muchos niños temen que sus cuerpos ya no sean normales o que sean diferentes a los de sus amigos. Debes decirles a tus hijos que todos se desarrollan en diferentes momentos y de diferentes formas. Los niños que atraviesan la pubertad solo desean ser normales y encajar con sus amigos, por lo que debes asegurarles que todos los cambios por los que atraviesan son totalmente normales y durarán para siempre. [10]
    • Por ejemplo, tu hija puede desarrollar sus senos antes que sus amigas. Debes asegurarle que esto es algo normal y que sus amigas también los desarrollarán.
    • Puedes decirle lo siguiente: "Vas a notar que la mayoría de los niños de tu grado han cambiado o comenzarán a cambiar. Esta experiencia puede resultarte aterradora, pero es totalmente normal que los niños se vuelvan más altos y desarrollen voces más profundas. Las niñas desarrollarán sus senos y comenzarán a menstruar. No importa el momento en el que ocurran estos cambios, ya que se considera algo completamente normal".
  2. Tanto los niños como las niñas desarrollan vello corporal durante la pubertad. Debes decirles que es normal que crezca pelo en lugares donde antes no estaba. Además, el crecimiento del vello es normal. En algunas culturas, afeitarse el vello corporal es socialmente aceptable. Los niños pueden comenzar a afeitarse el vello facial, mientras que las niñas pueden comenzar con el de las axilas. [11]
    • Puedes decirles lo siguiente: "El vello corporal es una parte normal de la pubertad y puedes comenzar a notarlo sobre el área genital y en las axilas. A los niños les comienza a salir vello sobre el rostro".
    • A veces, el vello trae consigo el olor corporal. Debes conversar con tus hijos sobre este olor y brindarles opciones como el desodorante. Puedes decirles lo siguiente: "Cuando el olor corporal se vuelve desagradable, ha llegado la hora de comenzar a utilizar un desodorante. Si deseas, puedo ayudarte a escoger uno".
  3. Puedes optar por hablar sobre la menstruación a chicos y chicas de manera diferente. Es importante que tanto chicos como chicas entiendan bien lo que es la menstruación para que el bochorno y la incomprensión no nublen sus percepciones. Es vital hablar sobre la menstruación con las niñas antes de que tengan sus períodos menstruales para que no tengan miedo ni se asusten al ver sangre en su ropa interior. [12]
    • Por ejemplo, puedes decir lo siguiente: "La menstruación es una parte normal y saludable de ser mujer y no hay nada que temer al respecto. Los chicos tampoco deberían tenerle miedo. Es parte importante de la reproducción, ya que ayuda a una mujer a saber si está embarazada o no".
    • Es probable que desees explicarles a las chicas la menstruación con más profundidad para que sepan qué esperar y cómo manejar sus cambios mensuales. Debes brindarles una explicación breve y apropiada para su edad respecto a los productos de higiene femenina. Puedes retomar esta conversación más adelante cuando ellas comiencen a menstruar, pero debes llevar a cabo un trabajo preliminar para ayudarles a combatir cualquier temor que puedan tener al respecto.
  4. Debes hacerle saber a tu hijo que las erecciones espontáneas a veces ocurren, lo que puede resultarle embarazoso si le pasa en público. Explícale que las erecciones desaparecen y que puede utilizar una mochila o una chaqueta para cubrirse si siente vergüenza. [13]
    • Debes conversar sobre los sueños húmedos antes de que comiencen a suceder (entre los 12 y 16 años). Si se malinterpretan, los sueños húmedos pueden asustar o avergonzar a un chico o hacerle pensar que algo anda mal con él.
    • Puedes decirle lo siguiente: "Las erecciones son normales, incluso si te resultan incómodas. Si tienes una erección, no debes preocuparte, ya que esta desaparecerá".
    • Dile a tu hijo que, si nota la erección de otro chico, no debe burlarse de él.
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Parte 4
Parte 4 de 4:

Darle seguimiento a la charla

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  1. A menudo, los niños se sienten inseguros o avergonzados por sus cambios. Debes tranquilizar a tu hijo asegurándole que va a sobrevivir a la pubertad. Los niños pueden comenzar a sentirse más cohibidos e incómodos por su apariencia. Algunos pueden volverse irritables o malhumorados. Debes ayudarlos a comprender estos cambios y asegurarles que no durarán para siempre. [14] Hazles saber que te importa su situación y que pueden confiar en ti.
    • Debes recordarle a tu hijo que lo amas y que vas a apoyarlo siempre. Incluso si su estado de ánimo te molesta, debes mostrarte amable y cariñoso. No iguales su estado de ánimo (o su tono de voz) con el tuyo. Recuerda que tú eres el adulto y debes dar un buen ejemplo de autocontrol emocional.
  2. Hazles saber a tus hijos que pueden confiar en ti si necesitan ayuda y que te encuentras disponibles para responder cualquier pregunta o inquietud que puedan tener. Es probable que tu hija te pregunte por qué aún no le ha llegado su período o por qué sus senos son de diferentes tamaños. Tu hijo puede preguntarte acerca de los sueños húmedos o los cambios en su pene o sus testículos. Si no tienes una respuesta en ese momento, puedes decir lo siguiente: "Esa es una excelente pregunta que te voy a responder después". Debes investigar un poco para abordar adecuadamente la pregunta más adelante. [15]
    • Debes brindarle a tu hijo el tiempo y la oportunidad para hacer sus preguntas. Hazle saber que sus preguntas son importantes y debes responderlas tan honestamente como te sea posible. No debes reírte ni bromear sobre sus preocupaciones. Si lo haces, podrías banalizarlas y hacer que se sienta como un tonto. Además, no ayudarás a aliviar su estado de ánimo.
  3. Los niños pueden acudir a ti con preguntas embarazosas que pueden hacer que desees salir corriendo a esconderte. En lugar de inventar una historia sobre cigüeñas o universos mágicos, debes responder sus preguntas con la mayor honestidad posible dentro de un marco apropiado para su edad. Debes aprovechar estos momentos para hablar con tu hijo sobre la pubertad y la sexualidad de una manera práctica que demuestre que no tienes miedo de responder sus más curiosas preguntas. [16]
    • Por ejemplo, si tu hijo de ocho años te pregunta sobre el sexo oral, puedes decirle que es algo que hacen los adultos al colocar sus bocas sobre sus genitales.
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