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Hacer brandy casero es la forma perfecta de entrar en calor en cualquier época del año a través de los sabores y los aromas del verano. El brandy se elabora con vino destilado, que puedes obtener en casa a partir de cualquier tipo de fruta. Una vez que la fruta haya fermentado, se destila el líquido dos veces para producir un licor intenso con la esencia de los melocotones, las ciruelas, las peras o las manzanas. Si quieres saber cómo hacer este delicioso brebaje en tu propia cocina, lee el paso 1.

Parte 1
Parte 1 de 4:

Haz el vino

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  1. Antiguamente, elaborar brandy en casa era una forma de capturar y conservar los sabores y las fragancias de las frutas de verano y de otoño. Solían recolectarse peras, manzanas, uvas, ciruelas y melocotones, de los que después se obtendría vino para hacer brandy mediante un proceso de destilación. Si quieres elaborar tu propio vino, tendrás que recolectar las frutas que quieras usar e iniciar el proceso de fermentación al menos un mes antes de destilarlo para hacer brandy. Si prefieres destilarlo ya, compra unos cuantos litros de vino de frutas y pasa directamente al siguiente apartado.
    • Espera a que la fruta que quieras usar sea de temporada, y recógelas en su punto de máxima madurez.
    • Para esta receta, necesitarás unos 3 cuartos de galón (3 kilos aproximadamente) de fruta, que producirá suficiente vino para llenar una botella pequeña de brandy.
    • Normalmente, el brandy comercializado está hecho de zumo de uva o de cáscara de uva triturada. Tras la destilación, el resultado es un sabor fuerte, por lo que el vino se conserva en barriles de madera de roble y se deja madurar. Para hacer el brandy en casa es preferible no utilizar uvas; usa otras frutas para no tener que dejar que el vino madure en un barril.
  2. Lava bien las frutas y córtalas en rodajas. No es necesario pelar la fruta, pero es aconsejable quitar las semillas o los huesos para esta receta.
  3. Introduce la fruta en el tarro y utiliza un mortero u otro instrumento para machacarla.
    • Si utilizas bayas, que contienen niveles más bajos de azúcar que otros tipos de fruta, tendrás que añadir azúcar. Cubre el fondo del cuenco con azúcar y añade una capa de fruta. Sigue añadiendo capas de azúcar y de fruta de forma alterna hasta que se acabe la cantidad que quieras usar.
    • Usa un cuenco de piedra suficientemente grande como para que quepa toda la fruta en él y sobren unas cuantas pulgadas, ya que la mezcla burbujeará durante el proceso de fermentación. Si no tienes un cuenco de piedra, puedes utilizar un cuenco de cristal u otro recipiente resistente y grueso; es aconsejable que sea de cerámica o de cristal y no debes usar metal ni madera.
  4. Disuelve 6 cucharaditas de levadura en polvo en una taza de agua templada. Utiliza levadura seca activa, no levadura instantánea; podrás encontrarla en cualquier supermercado. Vierte la solución de agua y levadura sobre la mezcla de fruta y azúcar. Añade seis vasos de agua fría.
  5. El líquido empezará a burbujear durante el proceso de fermentación, así que si salpica, lo hará sobre la bandeja. Deja reposar la mezcla en un lugar fresco durante una semana.
  6. Destapa el cuenco y utiliza una cuchara de mango largo para remover bien la mezcla. Después, vuelve a cubrir el cuenco. El contenido en alcohol irá aumentando con el paso de las semanas.
  7. Cuando pasen las cuatro semanas, vierte el vino en botellas de cristal y déjalas bien cerradas. Puedes dejar el vino embotellado durante varios meses para conseguir un sabor más intenso.
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Parte 2
Parte 2 de 4:

Compra un alambique y móntalo

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  1. Para hacer brandy en casa, necesitarás un alambique suficientemente pequeño como para poder utilizarlo en tu cocina. Un alambique de entre 1.5 litros y 2 litros de capacidad probablemente sea suficiente para cubrir tus necesidades. [1] Para comprar un alambique, echa un vistazo en tiendas de menaje de cocina y electrodomésticos, en internet, y en tiendas de segunda mano. No sólo te servirá para hacer todo el brandy que quieras, sino que también podrás utilizarlo para hacer otros licores.
    • Independientemente de que compres un alambique nuevo o de segunda mano, lávalo antes de utilizarlo por primera vez.
    • Si quieres experimentar con una botella muy pequeña de brandy, puedes construir tu propio alambique con una tetera de cobre y un tubo de plástico.
    • Si resulta que elaborar brandy te parece tan divertido que quieres hacerlo con más frecuencia y en cantidades más grande, puedes probar con un alambique de 5 galones (19 litros aproximadamente). Cualquiera que sobrepase esa capacidad será demasiado grande para hacer brandy en casa.
  2. Además de tu vino de base y del alambique, necesitarás una variedad de vasos limpios, un cazo y otros utensilios para completar el proceso de destilación. Reúne los siguientes materiales y prepáralos en un espacio de trabajo limpio y despejado, teniendo el fogón dentro de tu alcance.
    • Un horno holandés u otra cazuela en la que quepa el alambique. Este recipiente se llenará con agua y se utilizará como una especie de doble caldera para que puedas controlar la temperatura a la que se calienta el alambique.
    • Numerosos recipientes de cristal. Conforme el alambique vaya haciendo su trabajo, irás necesitando pequeños recipientes limpios de cristal en los que verter el brebaje.
    • Te vendrá bien disponer de un recipiente graduado si quieres medir con exactitud la cantidad de brebaje.
    • Un tarro de cristal con cierre hermético, para conservar el brandy una vez que esté hecho.
    • Una toalla, para secar el líquido en caso de que se derrame o salpique.
  3. Primero, llena el horno holandés con unas cuantas pulgadas de agua. Coloca el alambique dentro. Añade más agua si es necesario; debes llenar el alambique hasta alcanzar unos tres cuartos de la altura total del depósito. Prepara el horno holandés y el alambique sobre el fogón o la fuente de calor que vayas a usar.
    • Si utilizas un alambique grande de 5 galones (19 litros), no cabrá dentro del horno holandés, así que necesitarás prescindir de él y colocar el alambique directamente sobre la fuente de calor.
  4. No importa el tamaño del alambique que estés utilizando; deja vacío 1/4 del depósito. Cuando el vino se calienta, puede burbujear y subir, por lo que es importante no llenar por completo el alambique.
  5. Coloca la tapa sobre el alambique, y después conecta el tubo de la tapa con la bobina de condensación. Echa agua fría en el condensador y pon un vaso bajo el pitorro para recoger el alcohol que caiga. Cada modelo de alambique requiere un montaje ligeramente distinto, así que lee las instrucciones del tuyo atentamente. Si quieres ahorrarte problemas durante el proceso de destilación, es fundamental que sigas rigurosamente todas las indicaciones que aparecen en el manual de uso del alambique.
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Parte 3
Parte 3 de 4:

Destila el vino

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  1. Cuando hagas brandy, nunca dejes que el contenido del alambique se caliente demasiado; el proceso de destilación debe ser lento y continuo. El vino debe alcanzar una temperatura alta a fuego lento, pero no debe entrar en ebullición. Comienza a calentar el alambique con fuego fuerte, y mantenlo hasta que el alcohol empiece a gotear por el pitorro. Si el alcohol empieza a gotear demasiado rápido, tendrás que bajar el fuego. No permitas que caiga más de una gota de alcohol por segundo. [2]
    • Sabrás que el alcohol está a punto de empezar a fluir tocando el tubo de cobre por la zona que entra en el agua. Cuando notes que este tubo está caliente, sabrás que el alcohol está a punto de empezar a fluir. [3]
    • Cuanto más lento gotee el líquido al salir por el pitorro, de mejor calidad será el brandy.
  2. Las primeras gotas que salen del alambique, unos 7.5 ml por 1.5 litros, contienen una combinación tóxica de acetona y alcohol metílico (metanol). Mide las primeras gotas emergentes u olfatea; cuando notes que el olor fuerte e intenso de los productos químicos comienza a remitir, es que ya han dejado de circular estas sustancias tóxicas. Las primeras gotas deben desecharse; no son potables.
  3. El líquido que emerge después de las primeras gotas se conoce como la cabeza, una combinación de acetona, metanol y acetato de etilo. Si piensas llenar tu segunda botella de brandy dentro de poco, puede que merezca la pena guardar la cabeza, que podría destilarse en un segundo proceso para conservar los ingredientes "buenos" y eliminar los "malos". También puedes desecharla si lo prefieres.
    • Recoge la cabeza en vasos pequeños. Querrás aprovechar cada gota del corazón (la parte buena) que saldrá a continuación. Si recoges el líquido destilado en un recipiente grande, será mayor el riesgo de que todo se mezcle.
    • Sigue oliendo el líquido destilado conforme vaya saliendo. El olor de la cabeza es mejor que el de las primeras gotas, pero no tan dulce y puro como el del corazón.
    • La cabeza, junto con las primeras gotas, corresponden a los primeros 30 ml por 1.5 litros de vino.
  4. Cuando el corazón comience a fluir, reconocerás cierto aroma de la fruta que hayas usado en el olor del vino destilado. Olerás la esencia de la pera, del melocotón, de la ciruela o de la manzana y el fuerte olor a acetona habrá desaparecido. El vino destilado debería ser transparente, no de color lechoso. Continúa recogiéndolo en vasos pequeños, controlando el olor atento a cualquier cambio.
    • Ajusta la temperatura cuando sea necesario. Cuando el proceso de destilación se acerque al final, tendrás que seguir aumentando la temperatura para mantener el ritmo de goteo. Continúa modificando la temperatura según las necesidades, de forma que el ritmo de goteo se mantenga constante: 1 gota cada 1-3 segundos.
    • No sobrecalientes el alambique, y no dejes que el vino hierva ni que se evapore hasta secarse.
  5. Las últimas gotas destiladas en salir forman la cola, que es la parte menos concentrada y con menos sabor. Notarás un cambio en el olor; el aroma afrutado habrá desaparecido. También puede que tenga un aspecto lechoso. Debes desechar esta parte. Cuando aparezca la cola, apaga el fuego.
    • Una vez finalizado el proceso de destilación, es importante limpiar bien el alambique.
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Parte 4
Parte 4 de 4:

Termina el brandy

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  1. Si todo ha ido bien, debes de haber obtenido 300 mL de brandy apto para su consumo por cada 1.5 litros de vino destilado. Conserva el brandy en un tarro de cristal con cierre hermético.
  2. Si percibes un fuerte olor a acetona y a metanol en el brandy ya terminado, puedes guardar el tarro cubriéndolo sólo con un trapo de tela fijado con una goma elástica para que respire durante unos días. El olor y el desagradable sabor desaparecerán en cuanto la acetona y el metanol se evaporen.
  3. Si no tienes antojo de beberte inmediatamente el brandy, puedes conseguir que adquiera un sabor más dulce y suave dejándolo madurar durante unos cuantos meses. Cierra firmemente la tapa y guárdalo en un lugar fresco durante varios meses. Cuando abras la botella de brandy, el sabor será mucho más suave que cuando acababas de destilarlo.
  4. Esto no suele hacerse en casa, pero puedes destilar el brandy una segunda vez para aumentar el contenido en alcohol y refinar el sabor. Sin embargo, dado que en este segundo proceso el vino destilado se vuelve altamente inflamable, no es recomendable hacerlo a no ser que tengas suficiente experiencia manejando el alambique.
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Cosas que necesitarás

Para el vino

  • Fruta
  • Agua
  • Levadura activa en polvo
  • Un cuenco de piedra o un bol de cristal

Para el brandy

  • Vino
  • Una bobina de cobre
  • Un horno holandés
  • Vasos o recipientes pequeños de cristal
  • Un vaso de precipitados o un cilindro graduado que mida en mililitros

Advertencias

  • Hacer brandy en casa con un alambique es técnicamente ilegal en Estados Unidos. [4]
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