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Usar sal para limpiar tu plancha puede ser una manera sencilla de quitarle eficazmente las manchas y protegerla durante años. Para quitar las manchas simplemente puedes planchar sobre sales de grano grueso como la sal kosher, la sal marina o la sal de roca normal. Además, puedes conseguir un poder adicional para quitar las manchas si mezclas la sal con otros materiales como periódico, amoniaco y papel aluminio.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Realizar la limpieza de rutina

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  1. Enciende la plancha en la temperatura más alta y déjala calentar. Es probable que la plancha tome varios minutos en alcanzar su nivel más alto de temperatura. Debe haber una luz indicadora en la plancha que te permita saber el momento en que alcance la temperatura deseada. [1]
    • Recuerda que la plancha estará bastante caliente, así que ten cuidado de no quemarte tú o a otros objetos alrededor tuyo (en especial cosas que pueden derretirse, como el plástico).
  2. Toma varias toallas de papel y dóblalas hasta que quede un cuadrado compacto del tamaño aproximado de una caja de CD. Echa un poco de sal, aproximadamente una cucharada, sobre la toalla de papel. [2]
    • Para esta opción, necesitarás sal de grano más grueso (como sal de roca, sal marina o sal kosher).
    • Si la toalla de papel con sal no funciona, puedes intentar echar un poco de sal sobre un paño de algodón pequeño y repetir el proceso.
  3. Una vez que dejes calentar la plancha, pásala sobre la toalla de papel con la sal encima. Plancha la sal entre uno y dos minutos, lo cual debe limpiar por completo la base de la plancha. La suciedad por lo general se adhiere a la sal, lo que deja una plancha limpia y brillante. [3]
    • Si aún quedan algunas manchas, intenta reemplazar la sal y planchar de nuevo.
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Lidiar con manchas más difíciles

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  1. Para manchas más difíciles, simplemente echa una cucharada de sal de roca sobre un pedazo de papel aluminio y plancha encima con el nivel de temperatura más alto. Esto puede ayudar a quitar las manchas o aflojar cosas que estén adheridas en la base de la plancha. [4]
    • Esto funciona especialmente bien para quitar el plástico derretido de la superficie caliente de una plancha.
    • También puedes usar sal marina o sal kosher.
  2. Echa un poco de sal sobre un pedazo de periódico y plancha sobre la superficie. Asegúrate de usar sal con cristales grandes, como sal de roca o sal marina. Plancha al menos un minuto sobre la sal para asegurarte de que realmente llegue bien a la mancha. [5]
    • Esto es particularmente útil si tratas de quitar algo ceroso que se encuentre adherido a la base de la plancha.
  3. En el caso de manchas particularmente difíciles, trata de mezclar un poco de amoniaco con el método de la sal. Una vez que hayas terminado de planchar una toalla de papel (o un paño de algodón o un pedazo de papel aluminio, dependiendo de lo resistente que sea la mancha), toma un trapo limpio y humedécelo con un poco de amoniaco. Luego limpia la placa caliente de la plancha con el trapo con amoniaco. [6]
    • Recuerda apagar la plancha para realizar este paso, de lo contrario corres el riesgo de quemarte.
    • Asegúrate de limpiar la base de la plancha con un trapo limpio después de aplicar encima el amoniaco, de modo que no traspases el olor acre del amoniaco a la siguiente cosa que planches.
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Evitar más daño

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  1. Lo mejor que puedes hacer para evitar que la plancha necesite limpiarse de verdad es realizar limpiezas rutinarias después de cada uso. Cada vez que termines de usar la plancha, déjala enfriar y luego dale una limpieza rápida con toallas de papel y una solución de limpieza casera normal.
    • Asegúrate de quitar cualquier resto de la solución de limpieza después de que termines de limpiar para que no se traspase por accidente a la siguiente cosa que planches.
  2. Una vez que termines de usar la plancha, debes tirar todo el agua que quede en el depósito de la plancha. No mantengas el agua vieja dentro de la plancha para intentar conservar el agua entre los usos. [7]
    • Dejar el agua en la plancha cuando no está en uso puede provocar que se quede estancada y cree acumulaciones de depósitos minerales que después pueden ser difíciles de limpiar.
  3. Cuando hayas terminado de usar la plancha, asegúrate de darle tiempo suficiente para que se enfríe antes de guardarla. Las planchas deben estar completamente frías al tacto antes de guardarlas. Coloca la plancha en un lugar donde no estorbe, como una alacena o un armario. [8]
    • Asegúrate de colocar una cubierta protectora sobre la plancha (como una bolsa plástica) para evitar que el polvo se asiente sobre la máquina entre los usos. Esto ayudará a mantener más limpia la plancha con el tiempo y ayudará a protegerla de la corrosión y la humedad.
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Cosas que necesitarás

  • varias toallas de papel
  • paño de algodón
  • sal de grano grueso (como sal de roca, sal marina o sal kosher)
  • papel aluminio

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