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Terminar un matrimonio nunca es una decisión fácil, y requiere un gran trabajo de introspección. Mientras que cada situación es única, existen ciertas señales principales de advertencia (como desprecio, críticas, actitud defensiva y evasivas) que pueden indicar un problema grave. Presta atención a las señales de advertencia, evalúa tus sentimientos e identifica los motivos para continuar o terminar la relación. Dado que se trata de una decisión muy difícil, también es útil recurrir a tus seres queridos de confianza para obtener consejos y apoyo.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Detectar las señales principales de advertencia

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  1. Las expresiones de desprecio son afirmaciones o comportamientos no verbales que atacan el sentido de identidad de las personas. El desprecio está motivado por sentimientos de disgusto y un desagrado intenso. Por ello, es una de las señales más graves e indica que un matrimonio está en dificultades. [1]
    • Las expresiones de desprecio pueden ser afirmaciones ofensivas, como “Eres un perdedor”, “Me desagradas” o “Nunca haces nada bien”.
    • Las señales de desprecio también pueden ser no verbales. Tú o tu cónyuge podrían hacerse burla o mofarse cuando el otro entra en la sala.
    • Uno de los integrantes de la pareja podría decir “¿Cómo ha estado tu día?”, y el otro podría responder al poner los ojos en blanco, ignorar la pregunta o reaccionar mal al decir “Eso es algo que no te incumbe”.
    • Si crees que tú o tu cónyuge sienten un gran desprecio entre sí, quizás sea hora de tomar distancia. Si ambos están dispuestos a trabajar para salvar el matrimonio, un consejero matrimonial podría ayudarlos a crear un ambiente más respetuoso.
  2. Todas las parejas casadas se quejan de las manías, pero la crítica se convierte en un problema cuando se vuelve personal. Si tú y tu cónyuge se lanzan ataques personales y humillaciones todo el tiempo, será hora de tomar medidas para mejorar la comunicación. [2]
    • Por ejemplo, “Me siento humillado e ignorado cuando no respondes mis preguntas” apunta a una acción. “Siempre te quedas mirando al vacío cuando te hablo. Hay algo malo en ti” es un ataque personal.
  3. Cuando uno o ambos cónyuges atacan al otro de manera frecuente, estar juntos puede ser como caminar sobre cáscaras de huevo. Pregúntate si siempre has tenido la necesidad de defenderte, has anticipado constantemente sentirte culpado, o supones de manera automática que tu pareja está por insultarte. [3]
    • Piensa en la frecuencia con que tu pareja se pone a la defensiva. Observa si alguno de los dos dice constantemente cosas como “No es mi culpa”, en especial sin una provocación.
  4. Para resolver un conflicto, una pareja debe mantener abiertas las líneas de comunicación. Las evasivas (cuando una o ambas partes se cierran, alejan o ignoran) son una señal de una ruptura grave en la comunicación. [4]
    • Ten en cuenta que está bien demorar la resolución de un conflicto hasta que ambos se hayan calmado. Sin embargo, un cónyuge debe decir “Prefiero no hablar del tema en este momento. Creo que ambos necesitamos tiempo para calmarnos”, en vez de ignorar al otro.
    • Asimismo, si notas que sigues fallando a la hora de resolver las cosas, esto podría ser una señal de un problema más grande. Los desacuerdos pueden promover el crecimiento si pueden resolverlos como pareja, pero pueden volverse poco saludables si el mismo conflicto persiste.
  5. Es normal que los cónyuges que forman parte de un matrimonio saludable discutan de vez en cuando. Sin embargo, las discusiones y otras interacciones negativas no deben superar las interacciones positivas. Si tú y tu cónyuge tienen más peleas que muestras de amor, quizás sea hora de trabajar en los problemas subyacentes de la relación. [5]
    • Asimismo, es importante llevar un registro de la cantidad de tiempo de calidad que comparten, y si han hecho un esfuerzo por hacer un tiempo para estar juntos. En el momento, puede ser fácil sentir que pelean todo el tiempo, pero no siempre es así.
    • Como regla general, debe haber cinco interacciones positivas por cada interacción negativa. Las interacciones positivas son los abrazos o besos, los elogios, las conversaciones profundas o las cenas compartidas.
    • Ten en cuenta que una persona emocionalmente abusiva podría ofrecer regalos costosos o tratar a su pareja como un rey o reina la mayor parte del tiempo. Las formas de abuso , incluyendo a la violencia física, las amenazas de violencia, el aislamiento, los intentos de humillación y los insultos humillantes nunca son aceptables. Ninguna interacción positiva justifica un comportamiento abusivo.
  6. Las conversaciones de calidad son frecuentes en un matrimonio saludable. Piensa en la última vez que tú y tu cónyuge han tenido una conversación profunda acerca de sus sentimientos, opiniones o curiosidades. Si tienen charlas breves únicamente acerca de los asuntos necesarios, es hora de abordar la situación. [6]
    • Es normal atravesar períodos difíciles y estresantes en que la comunicación se ve afectada. Sin embargo, es importante que distingas si no quieres hablar después de un largo día porque estás estresado o si nunca quieres hablar con tu cónyuge porque lo desprecias.
  7. Algunas parejas casadas no tienen intimidad, y eso les funciona. Sin embargo, si tú y tu cónyuge experimentan un descenso constante en la intimidad física y emocional, es posible que estén desconectándose. [7]
    • Algunos ejemplos de intimidad física y emocional incluyen decir “Te amo”, elogiarse, expresar aprecio, confiar entre sí, tomarse de la mano, abrazarse, besarse, acurrucarse y tener sexo.
    • Nuevamente, los períodos de “inactividad” son normales, pero existe una diferencia entre no tener intimidad porque están exhaustos o estresados y no tener intimidad porque no te gusta tu cónyuge. Otros indicadores incluyen comportamientos egoístas como que un cónyuge gaste mucho dinero o tome decisiones profesionales sin consultarle a su pareja.
    • Los problemas de comunicación e intimidad debido al desprecio o el desagrado son difíciles de superar, y podrían indicar que es hora de tomar caminos separados.
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Evaluar tus sentimientos

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  1. Piensa en los pasos que ambos deben dar para poder salvar la relación. Traza una línea en el medio de una hoja, escribe lo que debes hacer de un lado, y lo que tu cónyuge debe hacer del otro lado. [8]
    • Por ejemplo, en la columna de tu cónyuge, puedes escribir “Atender mis sentimientos, ser más íntimo, expresar más amor y afecto”. En tu columna, puedes escribir “Usar palabras más amables, dejar de hacer ataques personales, dejar de usar el trabajo como distracción de mi matrimonio”.
    • Pregúntate si tus expectativas son realistas. ¿Crees que tú y tu cónyuge pueden hacer estos cambios? ¿Están dispuestos a llegar a un acuerdo?
    • Ten en cuenta que ambos deben hacer cambios para salvar el matrimonio. Por ejemplo, por más que tu cónyuge te haya sido infiel, ambos deben abordar las razones subyacentes de su comportamiento.
  2. ¿Cómo te sientes ante la idea de tener un futuro sin tu cónyuge? ¿Piensas frecuentemente en ser soltero, vivir solo, salir con otras personas y mudarte lejos? Si estas fantasías te brindan una sensación de felicidad o alivio, tu matrimonio podría estar en un terreno inestable. [9]
    • Ten en cuenta que todas las personas sueñan despiertas y tienen fantasías. No te apresures por terminar un matrimonio solo por el hecho de haber pensado en la idea de tener una vida diferente.
    • Pregúntate si el pensamiento de la separación te proporciona más dicha que la idea de permanecer juntos. ¿Fantaseas más frecuentemente y con más detalles? Si este es tu caso, y si hay otras señales de advertencia, probablemente sea hora de tomar caminos separados o tomar acciones para salvar el matrimonio.
  3. ¿Quieres seguir con tu matrimonio porque amas a tu pareja y quieres alcanzar objetivos en común? ¿O tienes miedo de las dificultades financieras y personales que tendrías que afrontar después de una separación? Sé honesto contigo mismo y determina exactamente por qué no te has separado. [10]
    • Si quieres seguir con tu pareja porque la amas y quieres alcanzar objetivos en común, tendrás una mayor posibilidad de resolver el conflicto.
    • Las separaciones y los divorcios pueden ser aterradores, pero un matrimonio unido por el miedo no es estable. Tus amigos y familiares pueden ofrecerte apoyo emocional y práctico. En este momento, quizás te parezca imposible, pero con el tiempo, volverás a ponerte de pie.
  4. Es muy normal que tengas miedo de que el divorcio perjudique a los niños. Sin embargo, a los hijos de padres divorciados les va mejor que a aquellos cuyos padres tienen una relación tóxica. [11]
    • Si tus hijos son el único motivo por el que conservas la relación, terminar el matrimonio podría ser mejor para ellos.
  5. Es normal sentirse confundido y que no encuentras una respuesta fácil para tu situación. Acude a tus seres queridos para obtener consejos. Tus familiares o buenos amigos podrán ayudarte a comprender mejor tus sentimientos. [12]
    • Por ejemplo, puedes decir “Juan y yo hemos estado teniendo problemas. En ocasiones, creo que vale la pena solucionar las cosas. En otras, siento que es momento de empacar mis cosas. Siento tanta confusión y agobio que necesito a un amigo que pueda ayudarme a resolver esto”.
    • Ten en cuenta que tus seres queridos posiblemente no sean profesionales de la salud mental, y no debes tomar decisiones solo en función de su opinión. Sin embargo, poder expresar tus sentimientos puede ayudarte a ganar claridad, y un ser querido que te conozca bien podría arrojar algo de luz a la situación.
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Hablar con tu cónyuge

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  1. Si aún no lo has hecho, debes abrirte con tu cónyuge acerca de tus sentimientos. Dile que las cosas no funcionan y que tienes miedo de que el matrimonio haya terminado. Conserva la calma y esfuérzate por no parecer enojado o culparlo. [13]
    • Menciona problemas específicos, como “Ya no nos tratamos bien, y no puedo recordar la última vez que nos hemos dicho más de dos palabras. Pareciera que tenemos resentimientos entre nosotros, y no creo que este entorno sea bueno para ninguno de los dos”.
  2. Si tú o tu cónyuge se niegan a reconocer el problema e intentar resolverlo, será imposible salvar la relación. Una persona no puede resolver el conflicto por cuenta propia, por lo que ambos deben comprometerse a salvar el matrimonio. [14]
    • Si estás dispuesto a resolver las cosas, puedes decir “Ambos tenemos mucho por mejorar, pero estoy dispuesto a esforzarme. ¿Crees que podríamos ir a un terapeuta para reconstruir nuestra conexión?”.
    • Por más aterrador que parezca, mostrarte vulnerable podría ser el primer y más importante paso. Tu pareja quizás no sepa que salvar el matrimonio es importante para ti.
  3. Los problemas surgen cuando ambos cónyuges tienen visiones opuestas del futuro. Tener objetivos diferentes no siempre es motivo para terminar un matrimonio, pero ambos deben encontrar la forma de llegar a un acuerdo para que las cosas funcionen. [15]
    • Si ambos comparten el objetivo de salvar la relación, tendrán mayores posibilidades de reconciliarse. Sin embargo, quizás sea mejor que tomen caminos separados si uno piensa que el trabajo, salir con otras personas o tener más independencia son cosas más importantes que el matrimonio.
    • Otros ejemplos que podrían ser la causa de los conflictos son los desacuerdos con respecto al lugar donde vivir, de quién son los objetivos profesionales que se priorizan, y si tener o no hijos.
  4. Si ambos deciden que quieren mejorar el matrimonio, pidan una cita con un terapeuta de parejas y considera la posibilidad de hacer terapia individual. Un profesional licenciado te ayudará a identificar los problemas subyacentes del conflicto, desarrollar habilidades para resolver los desacuerdos sin atacarse, y proporcionar una perspectiva objetiva de la situación. [16]
    • Si han hecho terapia durante meses o años y no observan progresos, quizás sea hora de aceptar que la mejor opción es el divorcio.
  5. Si no estás dispuesto a salvar el matrimonio, haz un esfuerzo por informárselo a tu cónyuge con calma y tacto. Evita mencionar el divorcio durante una discusión acalorada. Escoge un momento en que ambos estén tranquilos y haz tu mejor esfuerzo por ser empático, pero práctico. [17]
    • Por ejemplo, puedes decir “Hace mucho tiempo que no somos felices, y no creo que sea posible salvar la distancia que nos separa. Agradezco la felicidad que hemos compartido, pero tomar caminos separados es la decisión más saludable para ambos”.
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Consejos

  • La infidelidad y otras traiciones a la confianza son difíciles de superar. Sin embargo, es posible salvar un matrimonio después del engaño de un cónyuge. Con la ayuda de un consejero, reconstruir la confianza es a menudo más fácil que lidiar con el desprecio y desagrado profundamente arraigados.
  • Si eres víctima de abuso físico o emocional, es hora de terminar el matrimonio , si puedes hacerlo de forma segura. Si te encuentras en riesgo de una situación de violencia física, llama al servicio de emergencias y busca apoyo a través de tus seres queridos de confianza.
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