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A los pies se les castiga mucho a diario. Caminar, estar de pie, correr y usar zapatos pasa factura. Si sientes los pies secos o callosos, puedes consentirlos de muchas formas para que vuelvan a sentirse suaves. Si bien es posible que hacer que tus pies queden suaves como los de un bebé no ocurra de un día para otro, puedes tener los pies lisos y sedosos en poco tiempo si tienes un poco de paciencia.

Método 1
Método 1 de 10:

Remoja los pies en agua caliente por alrededor de 10 minutos.

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  1. Puedes ya sea llenar una cubeta pequeña con agua o meterte en la ducha o la bañera para que tus pies puedan remojarse suntuosamente. [1]
    • Suele ser mucho más fácil exfoliarte cuando la piel de por sí está suave y caliente. Por ende, es importante remojarte primero los pies.
    • Si sientes los pies adoloridos, añade al baño 1,5 tazas (300 g) de sal de Epsom. Esto ayudará a aliviarte los pies y músculos adoloridos. [2]
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Método 2
Método 2 de 10:

Palméate los pies con una toalla para secarlos.

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  1. Con una toalla, palméate la piel para secarla después de salir del baño o la ducha. Recuerda llegar a los pliegues entre los dedos de los pies. [3]
    • Esto es de particular importancia si tienes propensión al pie de atleta o a los hongos en las uñas de los pies.
    • Si te preocupa mucho que crezcan hongos o bacterias, sécate los pies con rapidez usando una secadora de cabello en la configuración fría después de salir del baño o la ducha.
Método 3
Método 3 de 10:

Exfóliate todos los días usando una piedra pómez.

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  1. Después de salir del baño o la ducha, frótate la piedra con suavidad y lentitud sobre los talones, las bolas de los pies y los bordes exteriores de los dedos gordos.
    • Al frotarte ya sea una piedra pómez o una lima para pies sobre la piel, haz un movimiento circular. Únicamente debes realizar este paso por unos minutos en cada pie. Asegúrate de hacerlo con suavidad al usar una piedra pómez de forma que no te lastimes la piel por accidente.
    • Si no tienes una piedra pómez, usa en cambio un exfoliante de sal. Mezcla 130 g de sal y 1/2 cucharadita de un aceite esencial y luego frótatelo en los pies para exfoliarlos. [4]
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Método 4
Método 4 de 10:

Lima las partes de los pies que estén muy ásperas o secas.

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  1. Si observas que partes de tus pies no se suavizan con la piedra pómez, consigue una tabla de esmeril y frótala con suavidad sobre estas partes. [5]
    • Las limas para pies son muy afiladas y pueden lastimarte los pies si te los frotas con mucha fuerza. Empieza con lentitud y luego trabaja hasta afeitar la piel.
    • Las limas para pies también funcionan muy bien con las durezas y callos.
Método 5
Método 5 de 10:

Huméctate los pies con una loción o crema.

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  1. Después de salir de la ducha o el baño y exfoliarte, palméate los pies para secarlos y aplícate un humectante por toda su superficie. [6]
    • Si tienes propensión al pie de atleta o las infecciones micóticas, evita aplicarte humectante entre los dedos de los pies. El entorno húmedo puede hacer que crezcan bacterias y hongos. [7]
    • No olvides que la loción y la crema pueden hacer que tus pies queden resbaladizos. Por ende, ten cuidado si caminas descalzo sobre un suelo de baldosas o de madera dura después de aplicarte humectante.
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Método 6
Método 6 de 10:

Haz que las uñas de los pies estén más suaves usando vaselina.

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  1. Aplícate una capa delgada de vaselina sobre las uñas de los pies todas las noches para que se sientan más suaves y lisas. [8]
    • Duerme con calcetines para no untar vaselina en las sábanas por la noche.
    • Esto también puede ser de ayuda para suavizar las cutículas de forma que puedas empujarlas hacia atrás si están demasiado largas.
Método 7
Método 7 de 10:

Usa una mascarilla para pies para obtener una hidratación intensa.

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  1. Una vez que te hayas exfoliado y humectado los pies, mezcla 1/4 de taza (60 ml) de puré de calabaza, 1/4 de cucharadita de canela y 1/4 de taza (60 ml) de yogur natural. Úntate la mezcla en los pies y déjala reposar por 15 minutos. [9]
    • La canela ayuda a suavizar la piel y el puré de calabaza sirve para iluminarla y nutrirla.
    • No es necesario usar una mascarilla para pies todos los días, tan solo cuando sientas los pies particularmente ásperos (por ejemplo, en el invierno o después de un día largo de trabajo manual).
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Método 8
Método 8 de 10:

Trata las durezas y los callos con exfoliantes y humectantes.

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  1. Si tienes una dureza o un callo, empieza remojándote los pies en agua caliente por aproximadamente 10 minutos. Lima la zona con suavidad usando la piedra pómez y luego aplícate un humectante. [10]
    • Puedes hacerlo todos los días hasta deshacerte de la dureza o el callo.
    • Si tienes diabetes, o si la dureza o el callo es particularmente doloroso, consulta con un dermatólogo.
Método 9
Método 9 de 10:

Cúbrete las ampollas para que puedan sanar.

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  1. Si tienes una ampolla, cúbrela con una venda para dejar que se reviente y se drene por su cuenta. Si la ampolla se frota contra los zapatos, protégela con almohadillas (por ejemplo, de la marca Moleskine). [11]
    • Si la ampolla es particularmente grande o dolorosa, quizás debas lancearla por tu cuenta. Con alcohol isopropílico, esteriliza una aguja pequeña y luego hinca con cuidado el borde de la ampolla y deja que se drene.
    • Si observas algo de pus o enrojecimiento conforme la ampolla vaya sanando, esto podría indicar una infección. Consulta de inmediato con un dermatólogo.
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Método 10
Método 10 de 10:

Protégete los pies con zapatos y calcetines.

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  1. Asegúrate de usar siempre calzado apropiado antes de salir para que tus pies permanezcan sedosos y suaves. [12]
    • Siempre debes asegurarte de que los zapatos te queden bien. Los zapatos demasiado pequeños pueden ocasionar ampollas, durezas y callos.
    • Opta por calcetines que absorban la humedad (por ejemplo, de algodón y de lana) para que tus pies permanezcan secos.

Consejos

  • Es probable que tus pies no queden suaves como los de un bebé de un día para otro. Sigue cuidándotelos para observar resultados a largo plazo.
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