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Tener un niño enfermo puede ser preocupante, especialmente cuando vomita constantemente y no parece retener nada, pero anímate porque vomitar de esta forma no es un problema grave y puedes tratar estos síntomas en casa hasta que pasen. Sin embargo, deberás buscar una atención médica si los síntomas son graves, se vuelven crónicos o se presentan acompañados de otros síntomas.

Método 1
Método 1 de 2:

Aplicar unos cuidados en casa

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  1. Al vomitar se pierde mucho líquido, así que debes esforzarte para mantener a tu hijo hidratado mientras esté enfermo. La mejor opción es darle agua, pero variar las bebidas ayudará a estimular la ingesta de líquidos.
    • Anima a tu hijo a tomar despacio y en sorbos pequeños cada cinco o diez minutos si es posible. Intenta tener algo de tomar cerca de él siempre. [1]
    • Dale líquidos claros mayormente. [2] Algunas bebidas carbonatadas como el ginger ale y la limonada también podrían ser de ayuda. [3]
    • En lugar de líquidos, puedes darle unas paletas heladas, unos granizados y otros dulces hechos con hielo. Estos deben ser dulces hechos con agua congelada, no como el helado de crema (los sólidos de leche generalmente irritan los estómagos adoloridos). Aunque estos dulces no deben ser el único líquido que tomen los niños, muchos de ellos los disfrutarán. Además, como no pueden tomarlos en sorbos o tragarlos, tienden a comerlos a un ritmo más favorable para el estómago.
    • Las sopas también pueden ayudar a hidratar a un niño. Elige sopas que tengan principalmente caldo y evita las que estén hechas de tomate, papas o que sean cremas. Las sopas, como la clásica sopa de pollo, son una excelente opción.
    • Ten cuidado con las bebidas deportivas. Aunque contienen agua, electrolitos y tienen buen sabor, son demasiado concentradas y podrían empeorar los síntomas. Una mejor opción sería darle al niño un líquido de rehidratación para niños o agua.
  2. Utiliza unas soluciones de electrolitos para niños que el pediatra te haya recomendado. Además, dale a tu hijo algunos alimentos como la gelatina, el agua azucarada y las paletas heladas, en vez de unos alimentos sólidos. [4]
    • De todas formas, la mayoría de los niños que vomitan constantemente no querrán comer.
    • Algunos niños querrán comer mientras tienen náuseas ya que usualmente confunden un retortijón en el estómago con hambre, así que debes estar atento y ser cuidadoso si tu hijo tiene esta clase de hábitos.
  3. Los olores provocan náuseas en algunos niños (y algunas personas en general). Los olores de la comida, la cocina, el perfume, el cigarro, el calor, la humedad y las luces parpadeantes pueden empeorar los síntomas de las náuseas. Sin embargo, esto varía de persona a persona. Si tu hijo se queja, mantenlo en una habitación cómoda y bien iluminada, a la que no lleguen los olores fuertes. [5]
  4. De todas formas, usualmente un niño que tiene náuseas estará adormecido, pero algunas veces los niños ignoran los síntomas cuando están emocionados o muy concentrados en una actividad. Algunos niños pueden volverse un poco hiperactivos cuando se sienten enfermos, pero demasiada actividad física puede empeorar sus síntomas. [6]
  5. Estos medicamentos contra las náuseas podrían ayudar a tu hijo. Sin embargo, muchas opciones no son seguras para los niños. Pídele a tu médico o a un farmacéutico que te recomiende algún medicamento de venta libre que pueda ayudar a tu niño con malestar estomacal. Asegúrate de seguir las instrucciones de la caja cuando le des el medicamento a tu hijo. [7]
  6. Después de 24 horas puedes empezar a darle unos alimentos sólidos si ya ha dejado de vomitar. Las comidas con poco sabor o textura pueden ser más fáciles de retener para un niño.
    • Muchos pediatras recomiendan cierto tipo de dieta. Esta consiste en plátanos o bananas, arroz, puré de manzana y tostadas. Se cree que estos alimentos son más fáciles de digerir y permiten que el estómago descanse y se recupere. Los pediatras modernos piensan que la dieta carece de nutrientes para ayudar a que el niño se cure. Sin embargo, esta dieta puede ayudar durante los primeros días que el niño esté enfermo. Esos alimentos son más fáciles de retener incluso con las náuseas. Intenta dárselos a tu hijo y después de uno o dos días, dale una dieta normal y saludable que incluya carbohidratos, frutas y vegetales saludables. [8]
    • Es posible que las gelatinas (como las de marca JELL-O) y las galletas de agua sean fáciles de retener para un niño. Si tu hijo puede comer estos alimentos, intenta darle cereal, fruta y comidas saladas o con alto contenido de proteínas. [9]
    • Debes evitar darle comidas grasosas o saladas ya que podrían empeorar los síntomas. No debes darle comidas sólidas a tu hijo hasta por lo menos seis horas después de que haya vomitado. [10]
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Método 2
Método 2 de 2:

Buscar atención médica

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  1. Las náuseas son el resultado de una enfermedad leve o una gripe y no requieren atención médica. Sin embargo, debes programar una cita con un pediatra bajo ciertas circunstancias.
    • Tu hijo debe ir al médico si no deja de vomitar y ya ha pasado más de 24 horas o 12 horas en caso de que se trate de un bebé de menos de un año.
    • Los bebés y niños pequeños son mucho más propensos a deshidratarse que los niños más grandes. Un infante que ha estado vomitando constantemente puede necesitar una intervención médica más rápido que un adolescente. Lleva a tu hijo al médico si muestra signos de deshidratación, como la boca seca, si no le salen lágrimas cuando llora, si presenta debilidad o mareos, si orina con menos frecuencia o es menos activo.
    • Lleva a tu hijo de inmediato a emergencias si parece que ha vomitado sangre o hace deposiciones con sangre. Esto podría ser una señal de una condición médica grave. [11]
    • Tu hijo debe ir al médico si tiene fiebre alta y vómito o diarrea, o si tiene dolor abdominal intenso.
    • Es posible que tu hijo necesite una intravenosa para rehidratarse o unos medicamentos para las náuseas y el vómito si no puede retener líquidos no espesos. Debes llevar a tu hijo al médico para descartar que tenga una intoxicación por alimentos o una enfermedad desagradable si crees que la causa es algo que comió. [12]
  2. Hazlo si su problema para retener la comida no se soluciona solo. El médico tomará una historia médica básica y realizará un examen. El médico también te preguntará si está tomando alguna medicina y si tiene alguna condición médica. El médico podría enviar a tu hijo a hacerse más exámenes, como un examen de sangre, aunque dependerá de su condición médica. [13]
  3. Es posible que el médico sugiera que tu hijo tome unos medicamentos para tratar el vómito. Pregúntale por cualquier duda que tengas sobre la dosis y los efectos secundarios.
    • Algunos medicamentos se usan para detener o reducir los ataques. Estos incluyen medicamentos contra las náuseas, medicamentos contra la ansiedad y sedantes, algunas veces. [14]
    • Las terapias preventivas están diseñadas para reducir o eliminar los ataques de vómito o la diarrea. Es muy probable que se las ordenen a tu hijo si se enferma a menudo. [15]
  4. Si tu hijo frecuentemente tiene unos problemas para retener la comida, es posible que sea por estrés. El entrenamiento para manejar el estrés puede ayudar a direccionar los factores subyacentes que podrían estar causando el vómito.
    • El entrenamiento para manejar el estrés ayuda a la persona a darse cuenta de unas señales tempranas de reacciones por estrés. Normalmente se enseñan primero unas técnicas de relajación, como unos ejercicios de respiración profunda. Un terapeuta podría enseñarle las estrategias de conducta a tu hijo para reducir el estrés. [16]
    • Habla con tu médico si estás interesado en la terapia de manejo de estrés para tu hijo. Él puede referirte a un terapeuta. También es posible que encuentres un terapeuta si te diriges a tu proveedor de seguro.
  5. La terapia de nutrición estudia lo que tu hijo ha estado comiendo con la finalidad de encontrar algún alimento que haya provocado el vómito. Normalmente, un nutricionista registrado trabajará contigo y tu hijo para encontrar un plan de alimentación que funcione para sus necesidades específicas. Pregúntale al pediatra sobre la terapia de nutrición. Él debe recomendarte un nutricionista para tu hijo y para ti. [17]
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Consejos

  • Fomenta un tiempo de reposo y de actividades tranquilas, como ver una película, colorear o leer unos libros.
  • Coloca un recipiente plástico en la mesa de noche de tu hijo para que no tenga que correr al baño si necesita vomitar en medio de la noche.
  • Coloca unas toallas viejas sobre las superficies, como la de la cama y el sofá. En caso de que tu hijo vomite, esta preparación te ahorrará muchos inconvenientes.
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