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Muchas personas se encuentran en situaciones en las que necesitan beber o comer algo que no sabe bien. Ya sea que no puedas rechazar una comida por una cuestión de educación o no puedas tragar un medicamento ácido o agrio, es posible que el sabor feo sea inevitable. Afortunadamente, el sabor no es diferente al resto de los sentidos, y es posible adormecerlo o reducirlo; es tan sencillo como controlar la respiración o salar las comidas.

Método 1
Método 1 de 3:

Alterar el sabor

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  1. Las papilas gustativas solo reconocen cinco sabores: dulce, salado, amargo, ácido y sabroso ("umami"). La nariz reconoce el resto. Si logras evitar el olor a comida, ya no sentirás gran parte de su sabor. Tápate la nariz cuando comas o bebas algo para neutralizar una parte significativa del sabor. [1]
    • Si realmente deseas evitar un sabor, toma un sorbo de alguna bebida antes de soltar la nariz para no percibir el sabor que quede en la lengua. Como medida preventiva, enjuaga el líquido en la boca.
    • Si estás en un lugar público o en cualquier sitio donde no puedas taparte la nariz con educación, exhala inmediatamente antes de tomar un bocado o sorbo para evitar el sabor. Asegúrate de tomar solo un pequeño bocado para evitar ahogarte cuando vuelvas a respirar.
  2. La saliva juega un papel crucial en la percepción del gusto. Puedes percibir el sabor de todo lo que ingieres según la reacción química entre la saliva y la comida que ingieres. Toma una toalla de papel y sécate la boca por completo (incluso la lengua). De esta forma, eliminarás prácticamente todos los sabores. Sin embargo, recuerda que las glándulas salivales producen saliva cada algunos segundos, por lo que es importante comer rápidamente después de secarte la boca. [2]
    • En vez de usar una toalla de papel, puedes usar directamente unos bastoncillos de algodón o hisopos para mayor discreción, aunque es posible que necesites más de uno.
    • Si sabes exactamente cuándo tendrás que comer algo que no te gusta, evita beber agua durante el día. En cambio, opta por bebidas con cafeína como los refrescos o el café para deshidratarte. De esta forma, tu boca estará razonablemente seca cuando sea el momento de comer.
  3. Es posible que hayas notado que el sabor de los alimentos cambia ligeramente dependiendo de su temperatura. ¿Por qué sucede, si se trata de la misma comida? El hecho es que, generalmente, el frío adormece el paladar, lo que disminuye la percepción de los sabores. Si puedes beber un vaso de agua fría inmediatamente antes de comer o beber algo que no te agrada, te sentirás mejor. Si puedes enfriar el alimento o la bebida, ¡mucho mejor! [3]
    • Para una alternativa más incómoda (aunque preferible en caso de que tus dientes sean sensibles al frío), puedes quemarte la lengua con una bebida caliente como té, café o chocolate. El calor hará que las papilas gustativas sean mucho menos sensibles después de haber bebido algo muy caliente.
  4. Una bebida con una alta concentración de alcohol (como el whisky) tiene un leve efecto analgésico en los receptores sensoriales primarios de la nariz y la boca. Para obtener los mejores resultados, bebe alcohol inmediatamente después de comer o beber algo desagradable.
    • Si eres menor de edad y no tienes acceso a las bebidas alcohólicas, usa un enjuague bucal antiséptico con alcohol desinfectante como Listerine. Esto también te ayudará a reducir cualquier sabor, además de disfrutar un aroma a menta en la mayoría de los casos.
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Método 2
Método 2 de 3:

Practicar la proactividad

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  1. En caso de ser posible, agrega un poco más de sal a una comida con sabor desagradable que tengas que comer. Una vez que lo hayas hecho, cada bocado sabrá únicamente a sal. Sin embargo, evita usar demasiado, dado que el exceso de sal también puede ser desagradable.
    • En teoría, puedes usar este truco con cualquier especia (como el azúcar), aunque la sal suele estar siempre a mano y su abuso rara vez llama la atención.
  2. Vierte una botella de extracto de menta en una pequeña tapa (como de una botella de 700 ml o 24 onzas). Coloca el líquido dentro de la boca. Enjuágalo como lo harías con un producto como Listerine. Luego, escupe el líquido y enjuágate la boca con agua fría. De esta forma, podrás adormecer el sabor durante algunos minutos debido a la calidad del mentol del extracto de menta.
    • El extracto de hierbabuena tiene la misma concentración de calidad de mentol que el extracto de menta, por lo que es un buen reemplazo.
    • Si no tienes un extracto con mentol, puedes optar por un sabor irresistible, como uno de almendra o chocolate. Procede de la misma forma (usa solo una tapa llena) y todo lo que comas adoptará el sabor del extracto.
  3. Si quieres evitar el sabor de una bebida, usa una pajilla para rodear la lengua. Asegúrate de colocarla en la parte posterior de la lengua para que el líquido vaya directamente a la garganta y así evitar el contacto con las papilas gustativas.
    • Aplica la misma lógica con los alimentos. Empuja la comida a los lados de la boca y mastica a lo largo de las mejillas para evitar el contacto con la lengua.
    • Inclina la cabeza un poco hacia atrás para que la comida o bebida pasen rápidamente por la garganta.
  4. En el caso de las comidas o bebidas que no quieras saborear, trata de comerlas antes con una comida que te guste y un poco más. Come rápido, pero ten cuidado de no ahogarte o lastimarte. Cuanto menos tiempo tus papilas gustativas estén en contacto con la comida que quieres evitar, menor será la sensación de sabor desagradable en la boca.
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Método 3
Método 3 de 3:

Evitar repetir sabores desagradables

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  1. Si descubres que todo lo que comes o bebes tiene un sabor desagradable o ya no te gustan los alimentos que antes disfrutabas, esto podría ser una señal de un problema más importante. Existen muchas causas de la alteración del sentido del gusto, desde efectos secundarios de los medicamentos de venta libre hasta el uso de productos con tabaco. Si sueles tener un mal sabor en la boca, pide una cita con un médico. [4]
  2. Un buen régimen de higiene bucal es esencial para proteger las papilas gustativas. Sin embargo, cepillarse los dientes y usar hilo dental no siempre elimina todas las bacterias persistentes que causan la percepción de sabores desagradables. Los limpiadores o raspadores de lengua son económicos y pueden ser un gran complemento para tu rutina matutina y nocturna. [5]
    • Muchos cepillos disponibles en el mercado incluyen a una parte para cepillarse la lengua en el lado opuesto a las cerdas. Puedes optar por esta opción si quieres economizar.
  3. Muchos sabores desagradables pueden ser la consecuencia desafortunada de una percepción o circunstancia. Quizás algo que hayas comido o bebido previamente haya causado el sabor desagradable, o tal vez no se haya elaborado de la mejor manera. En cualquier caso, no tengas miedo de probar nuevamente las comidas o bebidas que hayas descartado en el pasado.
    • Si existe alguna gastronomía en particular que quieres evitar, pruébala nuevamente en un restaurante que nunca hayas visitado. Escoge un lugar que tenga una buena reputación en línea o que tus amigos te recomienden. Nunca permitas que una mala experiencia te haga evitar algo por completo.
    • Si existe cierto plato que te resulte regular o inconsistente, busca recetas en línea y aprende a prepararlo. De esta forma, podrás modificar la receta de acuerdo a tus gustos.
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