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Los seres humanos hablamos de nosotros mismos entre el 30 y el 40 por ciento del tiempo. Eso es mucho. Los estudios han demostrado que hablar sobre nosotros mismos está fuertemente asociado con una mayor actividad en el sistema mesolímbico dopaminérgico, la misma parte de nuestro cerebro que experimenta placer con cosas como la comida, el sexo y el dinero. La buena noticia es que al conocer cómo funciona y reacciona tu cerebro habrás ganado la mitad de la batalla, ya que una vez que conozcas las razones, podrás comenzar a controlar el mecanismo.

Método 1
Método 1 de 3:

Reconocer tu comportamiento

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  1. Si usas las palabras "yo", "me" y "mi" en tu conversación, tal vez no estés conversando, probablemente solo estés hablando sobre ti mismo. Concéntrate activamente en esto cuando hables con otras personas, después de todo, la única manera de evitar esta conducta es reconocerla.
    • La excepción podrían ser afirmaciones tales como "Me parece bien", "Yo entiendo lo que quieres decir" o "Yo sugiero que enfoquemos el asunto de esta manera". Usar las afirmaciones apropiadas en primera persona demuestra que estás escuchando, que te interesa y que reconoces que las conversaciones son en dos direcciones.
    • Una gran manera de recordarlo es ponerte una bandita elástica alrededor de la muñeca y estirarla y soltarla cada vez que te descubras usando estas palabras. Tal vez te duela un poco, pero es un método psicológico comprobado de corregir ciertas conductas. [1]
    • Comienza a practicar estos pasos cuando converses con tus amigos. Pídeles que te avisen cuando recaigas en la conducta, ya que los amigos siempre serán los que más te apoyarán en todo.
  2. Si alguien te está contando algo que le sucedió, recuerda que es su historia, no la tuya. Ten en cuenta que tu interlocutor está compartiendo contigo algo que es importante para él.
  3. Esta es una transición natural a la siguiente fase, ya que cuando hayas aprendido a no usar "yo", "me" y "mi" y a reemplazarlos con "tú" y "tuyo", lo natural será trabajar en las transiciones de la conversación. Considera que es sencillo caer en la trampa de cambiar el enfoque y comenzar a hablar de ti mismo.
    • Si tu amigo te está contando sobre su camioneta nueva y lo seguro que lo hace sentir, no comiences a hablar inmediatamente de que prefieres vehículos más elegantes para luego iniciar una conversación sobre tu Mercedes.
    • En su lugar, trata de decir algo como "Qué interesante, yo prefiero la seguridad, el estilo y la elegancia de un sedán. ¿Piensas que una camioneta es más segura que un sedán?". Esto demuestra que estás escuchando y que te interesa la opinión de tu amigo.
  4. En ocasiones es imposible no hablar de uno mismo durante una conversación. Sin embargo y aunque es natural, no deberías hablar de ti todo el tiempo y es importante que escuches el 100 por ciento del tiempo. Cuando esto suceda, intenta redirigir el tema de la conversación hacia lo que te estaba diciendo tu amigo.
    • Por ejemplo, si tu amigo te pregunta qué tipo de coche tienes, podrías decir algo como "Tengo un híbrido y realmente ahorro gasolina, además tiene otras ventajas como descuentos y parquímetros gratis. ¿Alguna vez pensaste en comprarte uno?".
    • Esta respuesta explica brevemente tu opinión y le devuelve la pregunta a tu interlocutor. Al hacerlo, convertiste a tu amigo en el moderador de la conversación.
  5. Es importante ser un oyente activo y atento, pero también tienes que expresar tus propios pensamientos y opiniones. Si estás intentando hablar menos sobre ti mismo, prueba con cosas que te podrían ayudar, como el periodismo, los eventos con micrófono abierto y la presentación ensayos o reportes. Esto te alentará a concentrarte cuidadosamente en lo que quieres decir, en lugar de solo hablar por hablar.
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Método 2
Método 2 de 3:

Cambiar tu enfoque en las conversaciones

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  1. Una conversación no debería ser una lucha por ver quién logra hablar más de sí mismo o hablar más. Piénsalo así: cuando eras niño, tus amigos y tú se turnaban para jugar con los juguetes o para participar en los juegos. Una conversación es lo mismo, si es el turno de tu amigo, déjalo hablar. Ya te tocará a ti, dado que una conversación es una comunicación en dos sentidos, pero dale un tiempo igual a tu amigo para que hable de sí mismo y préstale toda tu atención.
    • No enfoques la conversación como si estuvieras intentando convencer a tu interlocutor de que tu idea o manera de ver o hacer las cosas es la correcta. En su lugar, trata de aprovechar lo que esté diciendo para aprender y crecer.
    • No manipules la conversación para servir a tus propios intereses e imponerte a tu interlocutor.
    • Considera este enfoque: están en el mismo equipo e intentan encontrar una respuesta. Las conversaciones sobre temas tales como los deportes son más divertidas cuando quienes participan interactúan con los demás en lugar de enfrentarse unos contra otros. [2]
  2. Hay un viejo dicho que dice "No podrás aprender nada nuevo mientras estés hablando". Tú ya conoces tu perspectiva, ahora amplía, cambia o confirma ese punto de vista dándoles a los demás la oportunidad de expresar el suyo.
    • Por ejemplo, cuando estén decidiendo qué van a cenar, podrías decir algo como "Yo prefiero pedir tapas de entrada, porque así pruebo una variedad de los platillos del chef. ¿Ustedes qué prefieren?". Luego déjalos responder y añade "Qué interesante, ¿por qué creen que sea?".
    • Obviamente, tus respuestas dependerán de lo que digan los demás, pero puedes continuar cuestionando sus razonamientos, a fin de lograr una comprensión profunda de los motivos por los que piensan, sienten o creen en lo que dicen.
  3. No puedes hablar de ti mismo si estás haciendo preguntas bien pensadas. Esto exige que la otra persona sea el centro de atención, lo que lleva al concepto de "concéntrate en lo que puedas aprender, no en lo que vas a decir" a un nivel totalmente nuevo. [3]
    • No solo que esto mantendrá a tu interlocutor como el centro de la conversación, sino que también le permitirá profundizar más en lo que sabe, siente o cree y esto, a su vez, fortalecerá la conexión.
    • Presta atención y escucha cuando tu amigo responda a tu pregunta. Invariablemente, su respuesta te permitirá hacer más preguntas, lo que resultará en una experiencia muy positiva para todos los involucrados.
  4. Esto podría sonar como algo exactamente opuesto a lo que quieres lograr, pero hay una diferencia entre hablar de ti mismo y hablar de tu visión del mundo.
    • Trata de plantear tu opinión, como por ejemplo "Considero que el sistema de dos partidos limita nuestras opciones y reduce el potencial de voces y puntos de vista alternativos en nuestro sistema político". Luego añade algo como "¿Tú qué opinas de sobre este sistema de gobierno?".
    • Una vez que expongas lo que piensas, usa la información que hayas obtenido de la conversación hasta ese momento para que tu interlocutor exponga su punto de vista. Luego cuestiónalo con preguntas dirigidas a aprender más. Esta es la manera de conversar sobre diferentes ideas a un nivel más alto.
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Método 3
Método 3 de 3:

Usar herramientas específicas de conversación

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  1. Piensa en la conversación como en una tarjeta de crédito. ¿Cuán feliz estaría la persona con la que estás hablando si le dieras dinero por su guía u opinión? Probablemente se sentiría muy bien respecto a sí misma. Considera que se sentirá igualmente feliz si le dieras crédito por lo que esté diciendo.
    • Agradécele a la persona sus recomendaciones o consejos. Si tu amigo te recomienda un restaurante, dile a quienes se encuentren contigo "X sugirió que viniéramos aquí, ¿no es un lugar genial?".
    • Siempre dales crédito por el éxito a quienes se lo merezcan si es lo indicado. Si te fue bien en un proyecto en el trabajo, podrías decir algo como "Tengo un gran equipo que trabaja conmigo, todo fue posible gracias a ellos".
  2. A fin de hacer esto, se requiere de generosidad y de la habilidad para reconocer las fortalezas de los demás. Además, hace que tu interlocutor se involucre más y se sienta bien de hablar contigo, porque sabe que también dirás cosas buenas de él. [4] Los siguientes son algunos ejemplos de elogios:
    • "¿No creen que Gina se ve impactante con ese vestido? ¡Es increíble y de hecho eso no es nada comparado con su inteligencia!".
    • "Pienso que las ideas de Evelyn sobre el tema del calentamiento global son increíblemente perspicaces y que están llenas de soluciones potenciales. ¿Por qué no nos unimos a ella? Estoy seguro de que quedarán fascinados con su punto de vista".
  3. Escuchar, realmente escuchar , es un arte. Requiere que te olvides de ti mismo y de tus pensamientos y que te concentres solamente en lo que esté diciendo la otra persona. Este esfuerzo te permitirá realmente diluirte: tu necesidad de hablar sobre ti mismo se disipará y luego desaparecerá.
    • Haz el pacto contigo mismo de que no hablarás a no ser que tu interlocutor ponga la pelota en tu cancha. Luego haz otro pacto: que pondrás la pelota de vuelta en su lado de la cancha y seguirás escuchando.
  4. Esto exige que te concentres por completo en lo que esté diciendo la otra persona y que respondas a tu interlocutor parafraseando o replanteando sus planteos principales.
    • También puedes añadir algo cuando termines de parafrasear a tu interlocutor, usando frases diferentes tales como "lo que significa que...", "entonces...", "para eso haría falta que...", "luego podrías...", etc., y agregar lo que creas que podría pasar después.
    • Las señales no verbales, tales como asentir con la cabeza, sonreír y otras expresiones faciales y físicas, le harán saber a la otra persona que estás atento y que sientes algo respecto a todo lo que está diciendo. [5]
  5. Las preguntas adicionales que le den a tu interlocutor más tiempo para hablar de su tema también son importantes. Hay varios tipos de preguntas adicionales, incluyendo a las siguientes: [6]
    • Preguntas cerradas. Estas a menudo solo son preguntas que se responden con un simple "sí" o "no" y la línea de interrogación se detiene allí.
    • Preguntas abiertas. Este tipo de preguntas le darán a tu interlocutor el espacio necesario para ampliar lo que ha dicho y te darán un conocimiento más redondeado del tema de la conversación. Estas preguntas a menudo comienzan con frases como "¿Qué opinas...?" o "¿Por qué piensas que...?".
  6. Esto dependerá de la situación y del tema del que hayan estado hablando, piensa en ello ya sea como una validación personal o general. [7]
    • Tú (personal): "Caray, hace falta mucho valor para verse a uno mismo de una manera tan abierta y admitir cosas como esas".
    • Tú (general): "Ese es uno de los análisis más perspicaces sobre el tema que jamás haya escuchado".
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Consejos

  • La empatía es la clave para no hablar sobre ti mismo. Tienes que saber cómo reaccionarán los demás a lo que digas.
  • Cuenta la cantidad de veces que dices "yo" en una conversación. Notarás cuán grave es el problema y así podrás resolverlo.
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