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Si te molesta que tus pies estén secos, escamosos, ásperos o llenos de callos, un baño de pies con sal de Epsom es una forma natural de suavizarlos y alisarlos. Los baños de pies también son geniales para relajarte. Si tienes algún problema de salud (incluyendo la diabetes y las enfermedades cardíacas), debes consultar con tu doctor antes de remojarte los pies en este baño.

Parte 1
Parte 1 de 4:

Prepararte para remojarte los pies

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  1. Este producto está disponible en la mayoría de las farmacias. Es muy probable que lo consigas en la misma sección en la que se encuentran los analgésicos (aspirina, ibuprofeno, etc.) y las vendas, ya que se utiliza con frecuencia para aliviar los dolores musculares. Asegúrate de que el empaque de la sal de Epsom especifique que el producto es apto para uso humano. Por ejemplo, en los Estados Unidos, el empaque del producto menciona que fue verificado por la Farmacopea de Estados Unidos (USP, por sus siglas en inglés). [1]
    • Todas las sales de Epson contienen los mismos minerales naturales (magnesio y sulfato), aunque existen "grados" diferentes dependiendo de para qué vayas a usar la sal de Epsom (por ejemplo, "uso humano" o "aplicaciones agrícolas"). [2]
  2. Puedes encontrar fácilmente baños para pies (también conocidos como cuencos para pedicura) o tinas que tengan el tamaño apropiado en tiendas por departamento locales o tiendas grandes (también conocidas como hipermercados). Probablemente también puedas encontrar estos productos en farmacias más grandes.
    • Si cuentas con poco presupuesto, usar una tina te resultará más económico que comprar un baño de pies. Debido a que las tinas no están diseñadas específicamente para los pies, asegúrate de comprar una tina lo suficientemente grande para que tus pies quepan cómodamente en ella. Incluso puedes pararte en la tina en la tienda. También asegúrate de considerar la profundidad de la tina. El agua debe llegar justo sobre tus tobillos.
    • Si vas a comprar un baño de pies o un cuenco para pedicura, asegúrate de que tenga espacio suficiente para colocar otros ingredientes además del agua antes de comprarlo.
  3. Existen varios tipos disponibles de piedras pómez. Puedes encontrarlas fácilmente en las farmacias o hipermercados locales. Algunas piedras pómez simplemente lucen como piedras, vienen en forma de cuerda o en forma de palos. Ninguna es mejor que las demás, así que simplemente escoge la que más te guste.
    • Evita las piedras pómez que luzcan naturales, las cuales son duras como las rocas. Si no usas un piedra pómez específicamente hecha para propósitos estéticos, puedes correr el riesgo de dañar tu piel.
  4. Decide si lo harás en la sala mientras mires la televisión, en el baño mientras escuches música o leas un libro, etc. Dondequiera que decidas remojarte los pies, asegúrate de preparar el área apropiadamente antes de continuar con los siguientes pasos.
    • Si deseas enjuagarte los pies después del baño, es una buena idea quedarte en el baño o cerca.
  5. Si el piso es de azulejos o madera dura, coloca una toalla sobre él para que no resbales si cae agua mientras remojes y exfolies tus pies. Si el piso está alfombrado, puedes colocar el baño de pies o la tina sobre un tapete o algún tipo de material a prueba de agua para proteger la alfombra.
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Parte 2
Parte 2 de 4:

Lavarte los pies previamente

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  1. Antes de remojarte los pies en el baño de pies, lávatelos rápidamente para quitar cualquier exceso de suciedad. Párate en la bañera o la ducha, mójate los pies, jabónalos y enjuágalos.
    • Asegúrate de usar jabón suave que no irrite la piel de tus pies.
  2. Asegúrate de lavarte entre los dedos, alrededor de los talones y en la parte superior, además de las plantas. Este aspecto es especialmente importante si caminas descalzo o usas sandalias con frecuencia.
  3. A medida que lo hagas, presta atención a cualquier área seca específica de tus pies, ya que puede ser más difícil identificarlas cuando te remojes los pies en el baño de pies. Debes recordar esas áreas cuando te exfolies los pies posteriormente.
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Parte 3
Parte 3 de 4:

Remojarte los pies en el baño de sal de Epsom

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  1. Usa el agua más caliente que puedas tolerar sin que tus pies se quemen. Ten cuidado de no llenar el recipiente demasiado. Deja espacio suficiente para tus pies, los cuales desplazarán el agua una vez que los coloques en la tina o el baño de pies.
    • Verifica la temperatura del agua para asegurarte de que puedas tolerarla antes de agregar la sal de Epsom para evitar desperdiciarla en caso de que necesites desechar un poco de agua caliente y agregar un poco de agua fría.
    • Si tienes un baño de pies o cuenco para pedicura, considera aprovechar las opciones adicionales como las vibraciones para tener una mejor experiencia.
  2. La cantidad que necesitarás agregar variará dependiendo del volumen del agua que añadas. Agrega 1/2 taza (118 ml) de sal de Epsom si tienes un baño de pies de tamaño estándar o una tina del tamaño de un baño de pies.
    • Si lo deseas, también puedes agregar unas gotas de aceites esenciales, como el aceite de lavanda. Estos aceites no solo pueden darle al baño de pies un aroma relajante, sino que también pueden tener beneficios adicionales, como propiedades antimicrobianas. [3]
  3. Colócalos en la tina cuidadosamente, asegurándote de que el agua no esté demasiado caliente y que no sobresalga del recipiente. Una vez que los pies estén dentro de la tina, puedes moverlos alrededor cuidadosamente para ayudar a que la sal de Epsom se mezcle con el agua.
  4. [4] Cuando haya transcurrido ese tiempo, notarás que las partes ásperas de tus pies estarán más suaves (e incluso un poco hinchadas). Cuando hayan alcanzado esa etapa, estarán listas para que las exfolies.
  5. Agrega una cantidad pequeña de agua caliente a un puñado de sal de Epsom y combínalos hasta formar una pasta. Masajea la pasta sobre tus pies durante un par de minutos para ayudar a quitar la piel áspera. [5]
    • No olvides exfoliar alrededor de los dedos de tus pies y la parte trasera de tus talones donde la piel muerta podría ser menos visible.
  6. Enjuaga la pasta sumergiendo los pies en el baño de pies después de haberte aplicado el exfoliante de sal de Epsom.
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Parte 4
Parte 4 de 4:

Exfoliarte los pies y humectarlos posteriormente

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  1. Exfóliate los pies usando una piedra pómez . Saca los pies de la tina. No es necesario que los seques previamente. Asegúrate de humedecer la piedra antes de usarla sobre tus pies. Frota la piedra pómez sobre las partes mojadas y callosas de los pies aplicando una presión ligera a media durante 2 a 3 minutos para quitar la piel muerta. [6]
    • Frotar la piedra pómez con demasiada fuerza puede irritar la piel y causar una infección. [7] No debe ser doloroso, así que si sientes dolor, frótate los pies con más cuidado o si tu piel está muy irritada, detente hasta que sane.
    • Puedes usar una piedra pómez diariamente pero asegúrate de enjuagarla después de cada uso. Si luce bastante desgastada, hiérvela o compra otra si no luce como nueva después de hacerlo. [8]
    • Si no puedes encontrar una piedra pómez o no quieres usarla, también puedes comprar una lima para pies en la mayoría de las farmacias e hipermercados. Se usa de forma similar que una piedra pómez, frotándola contra las partes callosas de tus pies con una presión de suave a media y retirándola si sientes dolor.
  2. Si el baño de pies aún está limpio (y no lleno de restos de piel muerta), puedes colocar los pies nuevamente en el baño para darles una enjuagada final antes de secarlos. Si el baño está lleno de pedazos de piel muerta o si sientes que tus pies estarán más limpios si los enjuagas con agua limpia después de remojarlos, coloca los pies debajo de un grifo y enjuágalos usando agua tibia.
    • Algunas personas aseguran que la sal de Epsom es desintoxicante y que es necesario enjuagarte los pies después de remojarlos en un baño de sal de Epsom para quitar las toxinas que aparecen en la superficie de tu piel. ¡No existe evidencia científica que demuestre que esto sea cierto, aunque tampoco te hará daño enjuagarte los pies! [9]
  3. Envuélvete los pies con una toalla para absorber la mayor parte del agua y sécalos con unos golpecitos. Evita frotarte los pies porque podrías irritar tu piel.
  4. Después de secarte los pies, aplica una loción humectante. Lo que uses dependerá de tus preferencias, aunque es recomendable que utilices un producto que no contenga fragancia o solo un poco.
    • Si tus pies no están demasiado agrietados o secos, bastará con que uses un humectante más ligero. Si tus pies están demasiado secos, puedes usar algo más fuerte o incluso fabricando especialmente para pies agrietados o secos.
    • Una recomendación común en los sitios web de belleza es aplicarte vaselina en los pies y cubrirlos con medias antes de ir a dormir.
    • Evita la hidratación con productos a base de petróleo, ya que estos pueden ser cancerígenos. [10]
  5. Dependiendo de cuan ásperos estén tus pies, suavizarlos podría tomarte más de un remojo. Si sigues estos consejos de manera regular, dos o tres veces a la semana, verás resultados dentro de una o dos semanas.
  6. No te detengas una vez que estés conforme con tus pies. Mantener tus pies suaves a largo plazo significa que debes seguir cuidando de ellos. Sin embargo, probablemente no tengas que remojarte los pies tan seguido.
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Consejos

  • Agrega otros ingredientes para mejorar el baño de sal de Epsom, como aceite de lavada (para relajarte) o aceite de oliva (para una mayor humectación). Si tienes un cuenco eléctrico para pedicura, lee el manual de instrucciones para asegurarte de poder colocar aceites en él.
  • Para tener una sensación de tratamiento de spa adicional, considera hacerte una pedicura después de remojarte los pies en el baño de Epsom. Las cutículas de las uñas estarán suaves y fáciles de empujar hacia atrás y si las uñas de los dedos de tus pies son duras, será más fácil cortarlas después de remojarlos.
  • Se ha comprobado científicamente que los baños de pies de agua caliente ayudan a aliviar la fatiga y los problemas de insomnio. [11]
  • Puedes usar sales de Epsom en más que solo tus pies. Trata de sumergir todo tu cuerpo en un baño de Epsom para reducir los dolores musculares, los cólicos menstruales y la hinchazón. [12]
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Advertencias

  • Cuando te exfolies los pies, solo usa herramientas aprobadas para su uso en pies. Además, asegúrate de limpiar apropiadamente todas las herramientas e instrumentos para evitar una infección.
  • No te remojes los pies más de dos a tres veces por semana o podrías resecarlos aún más.
  • Si tienes cualquier otro problema de salud, consulta a tu doctor antes de usar sal de Epsom.
  • Si tu piel se vuelve más seca o irritada cuando te remojas los pies en el baño de Epsom, reduce la frecuencia con la que lo haces (por ejemplo, de 3 veces a la semana a 1 vez a la semana) o deja de hacerlo del todo. Si la irritación persiste una vez que hayas dejado de hacerlo, acude a un doctor.
  • Ten cuidado de cualquier herida abierta que podrías tener en los pies. Si tienes una herida abierta en los pies, sé muy cuidadoso y evita usar aceites con demasiado aroma o cualquier cosa que podría irritar la herida.
  • Si tienes diabetes, no uses sal de Epsom en tus pies. También puedes evitar los jabones antisépticos fuertes y otros químicos (yodo o eliminadores de callos o verrugas), además de las cremas perfumadas para la piel. [13]
  • Los baños de pies calientes no son recomendables para personas con enfermedad vascular periférica o diabetes . [14]
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