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Enseñarles valores a los niños de tu entorno más cercano puede ser todo un reto. Si quieres hacerlo con éxito, tendrás que mantenerte firme como guía moral e involucrar a tus hijos en las conversaciones que surjan sobre principios éticos. También hay actividades y retos que puedes proponerles para inculcarles los valores adecuados.

Método 1
Método 1 de 3:

Parte uno: Dar buen ejemplo

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  1. [1] Una de las cosas más importantes que debes hacer es dar ejemplo de los valores que quieras enseñar en tu vida cotidiana. Los niños observan cómo se comportan los adultos, tomándolos como ejemplo, y suelen poner en práctica las primeras lecciones que aprenden sobre valores morales a través de la imitación.
    • Si dices una cosa pero haces otra, puedes enviarles señales confusas a los niños.
    • Por ejemplo, si quieres que tus hijos aprendan a ayudar a los demás y a ser compasivos, deberás incitarlos a compartir sus juguetes. Sin embargo, si ven que te quedas algo que pertenece a otra persona o que te niegas a compartir algo tuyo cuando otros lo necesitan, podrán empezar a dudar sobre la importancia de esos valores.
  2. Cuéntales cómo era la vida cuando tenías su edad. Háblales de las dificultades que encontraste y los logros que alcanzaste al desarrollar tus valores actuales.
    • Asegúrate de que las historias que les cuentes sean reales y evita exagerar los detalles.
    • Por ejemplo, puedes contarles que una vez sentiste tentación de copiar en un examen cuando estabas en el colegio. Si finalmente te resististe a la tentación, explícales cuál fue tu razonamiento y la forma en que tu honestidad te ayudó a conseguir resultados favorables. Si no fuiste capaz de resistirte a la tentación, explícales qué consecuencias negativas, internas o externas, sufriste debido a tu comportamiento.
  3. Si tus valores proceden de la fe religiosa, por ejemplo, enséñales los fundamentos de esa creencia a tus hijos. Para ellos será importante saber de dónde proceden tus valores a la hora de aprender por qué son tan importantes.
    • Puede ser muy eficaz poner a los niños en contacto con alguna comunidad que se rija en base al sistema de valores, como por ejemplo, una iglesia. De esta forma, tendrán aún más ejemplos de buen comportamiento.
  4. No puedes ni debes proteger totalmente a tus hijos de las influencias externas. Sin embargo, debes saber quiénes pueden influir en el desarrollo de la personalidad de tus hijos. Cualquier persona de su entorno habitual podría inculcarles valores, tanto positivos como negativos.
    • Los familiares, profesores, entrenadores, amigos y familiares de amigos pueden ejercer una gran influencia en los niños.
    • Pregúntales a esas personas cuáles son las creencias y los valores que defienden.
    • No tienes por qué prohibir totalmente que tus hijos se relacionen con personas que defiendan valores distintos a los tuyos, pero siempre que hayan pasado tiempo juntos deberás hablar con ellos para asegurarte de que no se contagien de ninguna influencia negativa o contraria a tus creencias.
  5. Cuando tu hijo rompa las normas o muestre falta de respeto hacia algún valor que le hayas inculcado, hazle ver que ese comportamiento es inadecuado imponiéndole un castigo justo y acorde a la fechoría.
    • Las consecuencias deben ser proporcionales a la falta cometida. Por ejemplo, comerse el último trozo de un pastel cuando le correspondía a otro miembro de la familia es menos grave que copiar en un examen, por lo que el castigo en el primer caso deberá ser menos severo que en el segundo.
  6. Si no dedicas tiempo a estar con tus hijos, no podrás inculcarles valores. Pasando tiempo con ellos les demostrarás lo importante que es cuidar de los demás, además de darles la oportunidad de seguir tu ejemplo.
    • Muchas veces, los niños que se portan mal desde una edad temprana, lo hacen solo por llamar la atención. Si les demuestras que con un buen comportamiento pueden conseguir la misma atención que portándose mal, o incluso más, les resultará más atractiva la idea de portarse bien.
  7. Crecer es difícil. Tus hijos se irán encontrando con muchos problemas difíciles de resolver conforme vayan creciendo, e inevitablemente, cometerán errores. Hazles saber que pueden contar con tu amor incondicional y que deben confiar en ti a la hora de pedirte consejo cuando no sepan qué deben hacer.
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Método 2
Método 2 de 3:

Parte dos: Hablar sobre valores

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  1. Cuando hables con tus hijos sobre valores, formúlales preguntas que realmente les obliguen a pensar sobre el tema en cuestión. No contestes por ellos. Aprenderán mejor la lección si les permites sacar sus propias conclusiones.
    • Por ejemplo, en lugar de decir: "No debería haberles mentido a sus amigos de esa forma", pregunta: "¿Crees que está mal lo que hizo?" o: "¿Cómo crees que debería haber actuado ante esa situación?".
    • Las preguntas dirigidas a tus hijos pueden generar una conversación sobre valores. Además, estas cuestiones les obligarán a reflexionar acerca de temas importantes y recordarán mejor las conclusiones que extraigan por sí mismos que las preguntas a las que respondas tú sin dejarles pensar.
  2. Escucha las dudas, preocupaciones y preguntas de tus hijos. Mantente firme, pero con la mente abierta. Si tus hijos hacen preguntas, es señal de que están reflexionando seriamente acerca del tema.
    • Si tu hijo tiene dudas acerca de un valor que le hayas inculcado desde pequeño, intenta actuar con tranquilidad y paciencia. Si te enfadas con el niño, es probable este quiera rebelarse aún más. Hablar tranquilamente sobre el tema ayudará al niño a aceptar tu opinión como un razonamiento válido.
  3. Debes mostrarte como una figura autoritaria, pero sin dejar de hablar sobre los valores de forma agradable y despreocupada para que los niños se sientan cómodos. La mayoría de la gente (especialmente los niños) asimila mejor la información expuesta durante una conversación normal que los discursos emitidos a modo de sermón.
    • Cuando tu hijo haga algo mal, explícale brevemente por qué está mal e imponle un castigo adecuado. Sin embargo, no debes soltarle un sermón diciéndole que lo que ha hecho está mal cuando ambos estén aún enfadados y molestos.
    • Espera a que tanto tú como el niño se hayan calmado. En lugar de recalcar lo decepcionado que te sientes, dile cuánto te gustaría que se portase bien en el futuro y que demostrara su respeto hacia los valores que le has inculcado.
  4. Muchos valores son personales, por lo que deben desarrollarse de forma interna, pero puedes fijar expectativas y reglas para fundamentar dichos valores. Expón estas expectativas con claridad y asegúrate de que tus hijos comprendan bien lo que significan.
    • El deseo de complacer a los padres cumpliendo sus expectativas es bastante instintivo. Si fijas grandes expectativas entre las que se incluyan los valores más importantes, es probable que tu hijo intente alcanzar esos objetivos.
  5. Cuanto más frecuentes sean las conversaciones sobre las creencias y los valores que quieras transmitirles, más naturales les resultarán. El hábito de conversar es una buena forma de mantener el tema presente en el pensamiento de tus hijos.
    • Es importante que estas conversaciones tengan lugar cuando tu hijo se porte bien o de forma neutra. Si solo hablas de los valores cuando el niño se porta mal, es muy probable que acabe asociando el tema a una connotación negativa.
  6. Demuéstrales a tus hijos que los quieres. Repíteselo a diario. Si los niños se sienten queridos, les resultará más fácil comprender que tus expectativas y los valores que intentas inculcarle son lo mejor para ellos.
    • Transmitir amor es muy importante, pero aunque les demuestres constantemente a tus hijos cuánto los quieres, también deberás dedicarles unas palabras de amor con frecuencia.
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Método 3
Método 3 de 3:

Parte tres: Recurrir a las actividades cotidianas

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  1. Los valores éticos y morales han aparecido en historias y cuentos desde hace cientos de años. Lee con tus hijos para descubrirles libros que traten sobre distintos valores que quieras inculcarles.
    • Cuando los niños son muy pequeños, los cuentos de hadas pueden ser una estupenda elección.
    • Si los niños están en fase de formación, los mejores libros para ellos serán aquellos en los que el límite entre el bien y el mal este claramente definido.
    • Los libros que tratan acerca de temas morales más turbios deberán reservarse para cuando el adolescente haya desarrollado un criterio moral sólido.
    • Independientemente de cuál sea el libro elegido, siempre será mejor que lo lean juntos o que sepas bien de qué trata antes de que tu hijo acceda a él. De esta forma, podrás hablar sin problema del contenido del libro y responder a cualquier pregunta que al niño le surja acerca de los valores.
  2. Controla el tipo de películas, programas de televisión y videojuegos a los que puedan acceder los niños. Además, puede ser buena idea limitar el tiempo que dediquen a estas formas de entretenimiento.
    • Ni siquiera el material mediático de contenido positivo es tan beneficioso como otras actividades didácticas menos pasivas. Los niños aprenden más a través de experiencias directas en las que se puedan involucrar de lleno que a través de la observación pasiva.
    • Asegúrate de que la mayoría del contenido mediático al que accedan tus hijos muestre valores morales positivos, especialmente si tienen menos de 8 años. Ciertos estudios indican que los niños que ven programas de contenido moral positivo tienden a ser más respetuosos que aquellos que suelen tener acceso a material violento.
    • Sin embargo, debes tener cuidado a la hora de restringirle materiales controvertidos a un niño ya adolescente. Siempre es mejor hablar del motivo por el que el comportamiento mostrado o el contenido de un programa es perjudicial, en lugar de limitarte a prohibirle a tu hijo que lo vea sin ninguna explicación.
  3. Incita a tus hijos a realizar servicios comunitarios y otras actividades de voluntariado. Mejor aún, haz de ello una actividad familiar, involucrándote junto a tus hijos.
    • Entre otras cosas, el trabajo de voluntariado promueve la generosidad, la responsabilidad y la caridad.
    • Por ejemplo, pueden ofrecerse como voluntarios para ayudar a algún vecino de la tercera edad. Anima a tus hijos a cortar el césped de ese vecino o a ir a su casa y hacerles unos cuantos dulces caseros.
  4. Una de las formas más sencillas y clásicas de inculcarles valores a los hijos consiste en asignarles tareas diarias y semanales. Sé muy claro al definir las tareas de las que tu hijo será responsable y las recompensas que recibirá por completarlas con éxito puntualmente.
    • Las tareas ayudan a que los niño comprendan la importancia de la responsabilidad y los beneficios que se obtienen gracias al trabajo duro.
  5. Anima al niño a unirse a un equipo deportivo. Si no le interesan los deportes, busca otras actividades en equipo en las que merezca la pena involucrarse, como un grupo de debate, el comité del anuario escolar o un grupo cultural.
    • El trabajo en equipo es el valor más obvio que se transmitirá en estas actividades pero, además, al unirse a un equipo o grupo el niño aprenderá con más facilidad otros valores como la dedicación, las responsabilidad y la humildad.
  6. Siéntate con tu hijo y enséñale a hacer postales para sus seres queridos. Estas postales pueden ser de agradecimiento, de felicitación por vacaciones o pueden llevar el mensaje: "Pienso mucho en ti".
    • Las de agradecimiento ayudan a valorar la gratitud.
    • Las de felicitación y las de "Pienso mucho en ti" ayudan a valorar la consideración y la amabilidad.
    • Al hacer las postales a mano, también se promueve la creatividad.
  7. Los retos son una parte fundamental de la vida. Proponerles retos controlados a los niños puede ser útil para inculcarles valores y principios éticos que deberán aplicar para superar los retos que surgirán durante la adolescencia y la adultez.
    • Considera la posibilidad de plantar un jardín con tus hijos. La jardinería puede ser un gran reto, pero además ayudará a que los niños comprendan el valor de la perseverancia. Si cultivan plantas comestibles, además, los niños entenderán el valor de la autosuficiencia.
    • De forma más generalizada, puedes incitar a tus hijos a esforzarse por conseguir cosas que no se obtienen fácilmente. Si el niño es tímido, incítalo a relacionarse con otros niños en el parque. Si el niño tiene demasiado genio, ayúdale a tranquilizarse en lugar de enfadarse cuando algo sale mal. Cuando el niño consiga controlar una situación que le resulte especialmente difícil, prémialo. [2]
  8. Busca formas de incitar a los niños a pensar en las circunstancias y los sentimientos de los demás. Una vez que el niño aprenda a sentir empatía, será más fácil inculcarle y ayudarle a reforzar muchos otros valores.
    • Si el niño es pequeño, puedes ojear una revista con él y pedirle que identifique emociones basándose en lo que muestran las imágenes.
    • Tengan la edad que tengan los niños, puedes jugar al juego de los amigos con ellos. Introduzcan los nombres de todos los miembros de la familia en un sombrero. Al comienzo del día, cada uno deberá elegir un nombre al azar y, a lo largo del resto de la jornada, tendrá que buscar formas de hacer algo bueno por el "amigo" en cuestión. [3]
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