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Ya sea que trates de llegar a un acuerdo con tu pareja, un miembro de tu familia o un compañero de trabajo, el proceso será parecido. Empieza por conocer la postura de cada persona sobre el tema. Luego, trabajen juntos para encontrar diferentes maneras de resolver el problema. También puede ser útil evitar algunos obstáculos comunes que impiden un acuerdo exitoso, como ser irrespetuoso o enfocarse en ganar. Adopta algunas estrategias de comunicación prácticas y te darás cuenta de que resolverás los desacuerdos de manera más fácil y rápida.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Definir tu postura

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  1. Antes de empezar a negociar, es importante saber cuál es la postura de la otra persona sobre el tema. Trata de ver las cosas desde el punto de vista de la otra persona al ponerse en sus zapatos. Imagina cómo es la experiencia para la otra persona y qué podría estar impulsando sus acciones. [1]
    • Digamos que quieres ir de vacaciones por un mes durante el verano, pero tu pareja prefiere tomar vacaciones más pequeñas a lo largo del año. Tómate un momento para considerar sus razones. Tal vez es más difícil para ella darse un tiempo del trabajo para tomarse unas vacaciones de un mes, o tal vez le gustaría usar parte de su tiempo de vacaciones para visitar a su familia durante las vacaciones de invierno.
  2. Para entender mejor cuál es el punto de la otra persona, tienes que escucharla efectivamente. Cuando la otra persona hable, escúchala de verdad. Si puedes, haz contacto visual con ella. No mires a tu teléfono ni juegues con objetos. [2]
    • Si pierdes la pista de lo que la otra persona te dijo, pídele que lo repita. Puedes decir algo como: “lo siento, estaba distraído pensando acerca de lo que dijiste que no escuché la última parte. ¿Puedes repetirlo?”.
  3. Ten una idea de lo que la otra persona quiere del acuerdo. Puedes averiguar sus objetivos y hacer que sienta que la escuchas al hacerle preguntas abiertas. Estas preguntas le permiten a la otra persona expandir sus ideas. [3]
    • Haz preguntas como: “¿por qué te sientes de esa manera con respecto a mi sugerencia?” y “¿cómo crees que podemos llegar a un punto medio en el asunto?”.
  4. Comunica tus necesidades de manera asertiva . La otra persona no puede leer tu mente, así que tienes que expresar tus necesidades. Afirmar tus necesidades incluye hablar de manera clara y concisa en lugar de irte por las ramas. [4]
    • Por ejemplo, puedes decirle a tu mejor amigo: “siento que ya nunca pasamos tiempo juntos ¿Podemos revisar nuestros horarios y tratar de encontrar más tiempo para salir? Significaría mucho para mí”.
    • Usa oraciones en primera persona para ayudarte a hablar desde tu perspectiva o sentimientos de manera asertiva sin ofender a alguien. Por ejemplo, puedes decir: “cuando regreso a casa del trabajo, por lo general me siento estresado cada vez que veo que la cocina sigue sucia”.
  5. Hay algunos aspectos de tu vida que no están sujetos a negociación. Son los temas en los que no cederás en lo absoluto, como tu religión, tus valores o incluso elementos sentimentales. Usa una voz tranquila y buen tacto para explicar los temas no negociables para no parecer grosero u ofensivo. [5]
    • Si la otra persona trata de hacerte cambiar de parecer en un asunto no negociable, comunícale el límite. En lugar de gritar “¡te dije que no iba a trabajar este fin de semana!”, podrías decirle: “me temo que no puedo trabajar este fin de semana. Es el cumpleaños de mi hija y no me pierdo los cumpleaños de mis hijos”.
    • Establece límites con tu jefe, tus amigos y tus familiares. Hacer cumplir estos límites te ayudará a establecer qué comportamientos tolerarás y cuáles no.
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Proponer soluciones

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  1. Averigüen cuáles son los puntos en los que ambos están de acuerdo. Hacerlo ayuda a mantener un sentido de cooperación en el asunto. Asimismo, ayuda a llegar a algún tipo de acuerdo. [6]
    • Por ejemplo, es posible que le digas a tu cónyuge: “Ambos queremos mudarnos a un área donde los chicos puedan ir a buenas escuelas. Parece que un índice de criminalidad bajo es más importante para ti, mientras que la diversidad cultural es más importante para mí. ¿Qué te parece si buscamos escuelas de calidad en vecindarios razonablemente diversos que tengan índices de criminalidad bajos?”.
  2. Las relaciones cercanas suelen implicar más colaboración que aquellas entre personas relativamente desconocidas. Si tratas de llegar a un acuerdo con tu pareja, un miembro de la familia, un amigo o un compañero de trabajo con quien tienes términos de amistad, prueba el método de tomarse turnos. [7]
    • Por ejemplo, si tanto tú como tu cónyuge no pueden ponerse de acuerdo sobre qué película ver, pueden turnarse y mirar ambas: la preferencia de una persona va primero y luego la de la otra.
    • Si tanto tú como tu compañero de trabajo están tratando de decidir quién comprará el almuerzo, podrías decir: “yo iré por el almuerzo esta vez, pero la siguiente te toca a ti”.
    • Si es igual de importante (o no importante) en cuanto quién va primero, lanza una moneda.
  3. Mira el acuerdo como si fuera un intercambio de regalos. Básicamente, este método funciona con la mentalidad de “Si me das eso, yo te doy esto”. Ofrece algo de valor relativamente igual o deseable a la otra persona a cambio de lo que te dé. [8]
    • Por ejemplo, si tanto tú como tu compañero de habitación discuten acerca de quién hace qué quehacer, ambos pueden decidir cuál es su quehacer menos favorito (por ejemplo, trapear, lavar la ropa, lavar los platos, etc.). Luego, intercambien: tú haces su quehacer menos favorito y él hace el tuyo.
    • Recuerda ser flexible en el intercambio. Deja que la otra persona negocie. Llegar a un acuerdo, después de todo, por lo general requiere que ambas partes renuncien a algo o consideren las necesidades del otro.
  4. Es posible que tengas una sugerencia acerca de cómo se puede hacer mejor algo, pero la otra persona se resista a saltar a bordo. Si esto sucede, sugiérele que lo intente a tu manera durante un periodo de prueba breve. Si no le gusta, pueden cambiar de enfoque al final de la prueba. [9]
    • Digamos que les un artículo que sugiere disciplinar a tus hijos de cierta manera, pero tu cónyuge no está convencido. Podrías decirle: “¿qué te parece si lo intentamos por dos semanas? Si funciona, seguiremos haciéndolo; si no, probaremos a tu manera. ¿Está bien?”.
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Hacer que el proceso sea más parejo

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  1. Una vez que sepan cuál es la postura de cada uno, no hay razón para mirar atrás y centrarse en el problema en sí. En su lugar, enfócate en cómo puedes resolverlo. Esto minimiza la oportunidad de que la discusión se salga de control y genere un desacuerdo desagradable. [10]
    • Si cualquiera de las dos personas empieza a mortificarse por el asunto, ofrécele un recordatorio sutil de la solución. Puede ser útil decir algo como “Oye, tratemos de enfocarnos en solucionar el problema. ¿Está bien?”.
  2. Llegar a un acuerdo se vuelve prácticamente imposible cuando estás enojado o eres agresivo. Para asegurarte de que el acuerdo sea exitoso, trata de mostrar respeto por la otra persona y sus ideas, incluso si no estás de acuerdo con ellas. [11]
    • No la insultes o uses palabras como “estúpida” o “inútil” para describir sus ideas. Denigrar a la otra persona solo hará que se mantenga en su punto de visa con más firmeza y obstaculice tu capacidad para llegar a un acuerdo.
  3. Respira profundamente para mantener la ira o la tensión bajo control. Incluso si es solo por unos cuantos minutos, tómate el tiempo para calmarte si te sientes irritado o tenso. Trata de respirar profundo mientras cuentas en silencio para ti mismo. [12]
    • Respira profundamente por la nariz y cuenta hasta 4. Aguanta la respiración durante 7 segundos. Luego, exhala lentamente mientras cuentas hasta 8. Repite el ciclo hasta que sientas que tienes más control.
    • Si no puedes hacerlo por tu cuenta, trata de hacer un ejercicio de respiración profunda cuando la persona hable. Te ayudará a mantener la calma y evitará que interrumpas.
  4. Existen buenos y malos acuerdos, así que asegúrate de que lo que le pides a la otra persona en realidad sea razonable. Hazte algunas preguntas acerca del compromiso que quieres de la otra persona. ¿Lo que pides es factible para ella? ¿Le pides a la otra persona que cambie quién es? [13]
    • Digamos que te gusta que absolutamente todo en tu habitación esté ordenado mientras que tu pareja se sienta cómoda con el desorden. Tal vez tengas que considerar que no pueden compartir el mismo espacio, sobre todo si alguno de ustedes no está dispuesto a alterar sus expectativas.
  5. Cada uno de ustedes tendrá que hacer concesiones para llegar a un acuerdo. Si participas de la discusión esperando “ganar”, tu comportamiento no parecerá accesible o cooperativo. Tratar de ganar el desacuerdo no es lo importante. Lo que es importante es que ambos satisfagan sus necesidades individuales. [14]
    • No mires la situación desde una perspectiva de ganar o perder. En su lugar, piensa en el acuerdo como una manera positiva para que ambos lleguen a un acuerdo.
  6. 6
    Anota el acuerdo una vez que ambos estén contentos con este. Anotar el acuerdo asegurará que ambos lo entiendan claramente. Esto puede ayudar a prevenir malentendidos o errores en el futuro. Ambos deben tener una copia del acuerdo o publicarlo en un lugar donde ambos puedan verlo, como un refrigerador o tablero de anuncios.
    • Incluso ambos pueden firmar el acuerdo para demostrar que están de acuerdo con sus términos.
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