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Es posible que quieras pensar en tus riñones como filtros de tu cuerpo. Además de otras funciones importantes, tus riñones y nefronas (las unidades de filtración más pequeñas) eliminan los deshechos de tu sangre y mantienen minerales como los electrolitos. Los desequilibrios en el proceso de filtración pueden causar que las proteínas, los desechos o los minerales adicionales pasen a la orina. Cuando esto sucede, pueden surgir una serie de problemas renales, como cálculos renales, infección renal o enfermedad renal crónica. [1] A veces, en las primeras etapas de la enfermedad renal, un paciente puede ser completamente asintomático.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Identificar cálculos renales

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  1. Los cálculos renales son pequeños trozos de minerales calcificados y sales que se forman en tus riñones. Algunos cálculos renales permanecen en tu riñón, y algunos se separan y pasan a tu orina. Si bien deshacerte de un cálculo puede ser doloroso, por lo general no causan daños duraderos. [2]
    • Es posible que deseches cálculos pequeños sin darte cuenta o tengas problemas para desechar los más grandes. [3]
  2. Es probable que sientas mucho dolor en los costados y tu espalda, debajo de las costillas, cerca de la ingle y la parte inferior del abdomen. Debido a que los cálculos renales se mueven, es posible que el dolor venga por momentos y varíe de intensidad. También puedes tener algunos de estos síntomas: [4]
    • dolor al orinar;
    • orina roja, marrón o rosada turbia o maloliente;
    • náuseas y vómitos;
    • urgencia constante de orinar, y orinar con mayor frecuencia (aunque en pequeñas cantidades)
    • fiebre y escalofríos (si también tienes una infección)
    • tener problemas para encontrar una posición cómoda (es decir, te sientas, luego te paras, te acuestas, etc.).
  3. Los hombres son más propensos que las mujeres a desarrollar cálculos renales y las personas blancas no hispánicas tienden a desarrollar cálculos renales con mayor frecuencia. Tener sobrepeso, ser obeso, sufrir de deshidratación o seguir una dieta rica en azúcar, sodio y proteínas también puede aumentar tu riesgo. [5] [6]
    • Eres más propenso a desarrollar cálculos renales si ya los has tenido o alguien en tu familia los ha tenido.
  4. Es posible que tu médico te haga un examen físico y analice tu sangre y orina. El evaluará el calcio, el ácido úrico o los minerales que puedan causar la formación de los cálculos. Posiblemente también te sometas a imagenología (rayos X, tomografías computarizadas o ultrasonidos). De esta manera, el médico podrá visualizar si hay cálculos renales.
    • Es posible que tu médico te pida que guardes el cálculo renal después de haberlo expulsado. De esta manera, él podrá analizarlo y determinar qué fue lo que lo causó, sobre todo si expulsas varios frecuentemente.
  5. Si tienes cálculos renales pequeños, debes poder expulsarlos en casa al beber mucha agua, tomar medicamentos de venta libre y posiblemente tomar medicamentos prescritos para ayudar a que los músculos en tu tracto urinario se relajen. [7]
    • Si tienes cálculos renales grandes que están dañando tu tracto urinario, es posible que un urólogo utilice ondas de choque para romper los cálculos o los elimine quirúrgicamente. [8]
    • Si los medicamentos de venta libre no son suficientes, es posible que tu médico te prescriba otros medicamentos para el dolor.
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Identificar la infección renal

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  1. Las bacterias pueden entrar a tu tracto urinario y crecer, lo que con el tiempo afectará a tu función renal. O más raramente, si la bacteria viaja a través del torrente sanguíneo, puede moverse a tus riñones. Uno o ambos riñones pueden infectarse.
    • El tracto urinario está compuesto de riñones, vejiga, uréteres (conductos que conecta los riñones con la vejiga) y uretra.
  2. Tu primer indicador de un problema puede ser la dificultad al orinar. Es posible que te des cuenta de que tienes que correr al baño solo para sentir dolor al orinar y luego un impulso inmediato de orar a pesar de que acabas de hacerlo. Otros síntomas de una infección renal incluyen: [9]
    • fiebre;
    • vómitos o náuseas;
    • escalofríos;
    • dolor al costado o en la espalda;
    • dolor abdominal;
    • ganas frecuentes de orinar;
    • pus o sangre en tu orina (hematuria)
    • orina turba o maloliente
    • delirio u otros síntomas poco comunes, especialmente en los ancianos.
  3. Debido a que las uretras de las mujeres (conductos que transportan la orina fuera del cuerpo) son más cortas, las bacterias pueden viajar más fácilmente, causando una infección. Además de ser mujer, otros factores pueden incrementar el riesgo de sufrir una infección, como: [10]
    • un sistema inmunitario débil;
    • daño nervioso cerca de la vejiga;
    • algo que bloquea tu tracto urinario (como un cálculo renal o una próstata agrandada);
    • orina que fluye hacia los riñones.
  4. Si tienes cualquier síntoma de una infección renal, debes contactar a tu médico. Debido a que la condición requiere tratamiento médico, lo mejor es recibir un diagnóstico inmediato. Tu médico analizará tu orina y posiblemente realice un ultrasonido para revisar el daño de tus riñones. [11]
    • Es posible que el doctor quiera analizar tu sangre para ver si hay bacterias. Asimismo, puede buscar sangre en tu muestra de orina.
  5. Debido a que la infección renal es causada por las bacterias, probablemente de receten un tratamiento con antibióticos. Por lo general, tendrás que tomarlos durante una semana. En los casos más graves, es posible que te hospitalicen al mismo tiempo que tomas antibióticos. [12]
    • Siempre completa el tratamiento con antibióticos incluso si empiezas a sentirte mejor. Dejar tu tratamiento antes de terminarlo puede hacer que las bacterias regresen y sean más resistentes a los medicamentos.
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Identificar la enfermedad renal crónica

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  1. Es posible que tus riñones se enfermen de pronto o se enfermen porque otra condición les causa daño. Por ejemplo, la presión arterial alta y la diabetes pueden dañar tus riñones. Si el daño es lo suficientemente grave, puedes desarrollar insuficiencia renal crónica. Por lo general, esto ocurre a lo largo de varios meses o años. [13]
    • Es posible que desarrolles la enfermedad renal primaria si las nefronas en tus riñones pierden su capacidad de filtrar sangre. Otros problemas renales (como cálculos renales, infecciones o traumatismos) pueden dañar las nefronas.
  2. Debido a que la enfermedad renal crónica toma tiempo para desarrollarse, es posible que no notes síntomas hasta que la enfermedad haya avanzado. Presta atención a estos síntomas de la enfermedad renal crónica: [14]
    • aumento o disminución de la frecuencia en que miccionas;
    • fatiga;
    • náuseas;
    • picazón y piel seca en cualquier parte de tu cuerpo;
    • sangre en la orina u orina oscura y espumosa;
    • calambres musculares y espasmos musculares;
    • hinchazón alrededor de los ojos, pies o tobillos;
    • confusión;
    • dificultad para respirar, concentrarse o dormir;
    • disminución del apetito;
    • debilidad.
  3. Si tienes un historial de presión arterial alta, diabetes o enfermedad del corazón, es posible que tengas un mayor riesgo de desarrollar una enfermedad renal crónica. Los afroamericanos, hispanos y nativos americanos también tienen un mayor riesgo de sufrir una enfermedad renal. Debido a que algunas enfermedades renales también tienen un componente genético, el historial familiar de enfermedades renales puede significar que estás en un mayor riesgo. [15] Asimismo, habla con tu médico acerca de los medicamentos que tomas, ya que algunos pueden afectar negativamente los riñones, sobre todo si los usas por un periodo de tiempo prolongado.
    • Si eres mayor de 60 años, tienes un riesgo mayor de sufrir una enfermedad renal.
  4. Es fácil asumir que otras condiciones podrían estar causando tus síntomas, así que si estás experimentando cualquier síntoma, debes hacerte un examen médico para determinar la causa exacta. Los exámenes anuales son importantes para identificar una enfermedad renal (incluso antes de que los síntomas se presenten).
    • Es una buena idea hablar con tu médico acerca del historial familiar y discutir cualquier preocupación que tengas acerca del funcionamiento de tu riñón.
  5. Tu médico te hará un examen físico y te pedirá que te realices pruebas de sangre, orina e imagenología. Las pruebas de imagen pueden mostrarle a tu médico si existe alguna anomalía renal. Los análisis de sangre y orina pueden revelar si tus riñones tienen problemas para filtrar los desechos, las proteínas o el nitrógeno de tu sangre. [16]
    • Es posible que tu médico también evalúe el funcionamiento de las nefronas en tus riñones al comprobar la tasa de filtración glomerular (TFG). [17]
    • Es posible que tu médico también te pida hacerte una biopsia de los riñones para determinar la causa o la extensión de la enfermedad renal.
  6. Una vez que tu médico haya determinado la causa de tu enfermedad renal recién podrá tratarte para la otra condición. Por ejemplo, si una infección bacteriana es la causa de tus síntomas, el médico te recetará antibióticos. Sin embargo, debido a que la enfermedad renal es crónica, es posible que tu médico solo pueda tratar las complicaciones. En los casos graves como la insuficiencia renal, la diálisis renal o los trasplantes son buenas opciones. [18]
    • Para tratar las complicaciones de la enfermedad renal crónica, es posible que tu médico te recete medicamentos para tratar la presión arterial alta, disminuir el colesterol, tratar la anemia, proteger tus huesos y aliviar la hinchazón.
    • Es posible que tu médico te pida que evites ciertos medicamentos, como el ibuprofeno o el naproxeno, u otros antiinflamatorios no esteroideos (AINE).
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