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Una cosecha abundante de tu jardín o el mercado de productores puede brindarte un exceso de tomates frescos maravillosos. En lugar de comer solo salsa y ensalada de tomate la próxima semana, elige un método de almacenamiento a largo plazo. Guarda tomates verdes a temperatura ambiente en una bodega para tener tomates frescos más adelante. Si vas a usar tus tomates para cocinar, podrás secarlos, congelarlos o colocarlos en una olla para envasados a fin de conservarlos por un tiempo incluso mayor.

Método 1
Método 1 de 4:

Guardar los tomates a temperatura ambiente

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  1. Si quieres guardar tomates a temperatura ambiente por más de una semana, tendrás que empezar con el tipo correcto de tomate. Elige una variedad apta para el almacenamiento prolongado, como los tomates long keeper o los winter storage. Estas variedades son más sustanciosas y aguantan mejor el almacenamiento prolongado. [1]
    • Puedes usar cualquier variedad si aún está verde, y madurará mientras esté almacenada. [2]
  2. Puedes usar diversos métodos para guardar tomates. Uno es simplemente colocarlos en una caja o cesta, y luego colocar papel periódico entre esta capa y la siguiente. [3] También puedes guardarlos en las cajas en las que vienen los frascos para envasar, las cuales deben tener espacios separados para cada tomate. [4]
    • Por otro lado, puedes usar una caja de manzanas con envolturas de papel individuales o hacer una envoltura de papel periódico pequeña para cada uno.
    • Cierra la caja o cúbrela con una hoja para evitar el paso de la luz.
  3. Colócalos en un sótano o una bodega para mantenerlos frescos. [5] También puedes colocarlos en el fondo de un armario o en otra área que no uses mucho. [6]
    • Mantenlos lejos de la luz directa del sol.
  4. Si alguno de tus tomates empieza a podrirse, este puede estropear a los demás. Revisa cada uno para garantizar que no se estén pudriendo. Dales la vuelta mientras los revisas, ya que se volverán más maduros en las áreas en las que toquen la caja o la cesta. [7]
    • Retira todo tomate podrido.
  5. Cuando quieras usar un tomate, llévalo a un lugar soleado y cálido para que maduren por uno o dos días. Usa uno que ya tenga un área roja; deja los más verdes en la caja para que maduren por más tiempo. [8]
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Método 2
Método 2 de 4:

Secar los tomates

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  1. Usa los dedos para frotar los tomates y limpiarlos. Toma un cuchillo muy filoso y corta los tomates a la mitad de arriba a abajo. También puedes usar un cuchillo dentado. [9]
  2. Con un cuchillo de pelar afilado, retira el tallo y la parte marrón en la que este se une al tomate. Usa los dedos para retirar la mayor cantidad posible de semillas. [10]
    • No tienes que retirar cada semilla, pero estarán más crujientes al secarse.
    • También puedes pelar la cáscara si lo prefieres.
  3. Si colocas los tomates con el lado cortado hacia abajo, podrían pegarse a la bandeja, lo que hará que sea difícil darles la vuelta. Júntalos, ya que su tamaño disminuirá de forma considerable. [11]
    • Si no tienes un deshidratador, coloca los tomates en una bandeja para hornear y en el horno. [12]
  4. Coloca la bandeja en el deshidratador y enciéndelo. Deja que los tomates se deshidraten a esta temperatura en este punto por alrededor de 4 horas antes de revisarlos. [13]
    • Si vas a secar tomates en el horno, programa la temperatura a 66 °C (150 °F). Usa un termómetro para horno a fin de garantizar que la bandeja con los tomates se mantenga a esta temperatura. [14]
  5. Usa una espátula para darles la vuelta. También gira las bandejas hacia la otra dirección, ya que la mayoría de los deshidratadores y hornos no cocinan de manera uniforme en todo el espacio. [15]
    • Gira los tomates aproximadamente cada hora luego de hacerlo por primera vez.
  6. Cuando les des la vuelta, observa si alguno está seco. Estos deben estar suaves y maleables, pero no tan secos como para lucir quebradizos. [16]
    • Al terminar, los tomates no deben sentirse pegajosos en lo absoluto, ni deben expulsar humedad al apretarlos.
    • Si algún tomate se vuelve muy crujiente, puedes molerlo para tener tomate en polvo. ¡Mezcla el polvo con agua para hacer una pasta de tomate!
  7. Si bien la mayoría de los tomates terminarán en 6 a 8 horas, esto dependerá en lo grandes que sean y su contenido de humedad. Revisa los tomates cada hora para identificar los secos. [17]
  8. Para guardar los tomates en la refrigeradora o la congeladora, colócalos en una bolsa de cierre hermético y expulsa todo el aire adicional. Déjalos en la refrigeradora hasta por un mes o guárdalos en la congeladora. [18]
    • Para guardar los tomates en aceite, esteriliza un frasco hirviéndolo por 10 minutos. Deja que este se seque. Remoja los tomates en vinagre tinto y luego colócalos en el frasco. Vierte aceite (como el de oliva) en los tomates hasta que estén totalmente sumergidos. Mantén el frasco en un lugar oscuro y fresco. Al retirarlos, asegúrate de que los tomates remanentes sigan sumergidos en el aceite.
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Método 3
Método 3 de 4:

Congelar tomates

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  1. Lava los tomates con agua fresca. Frótalos con los dedos para eliminar el exceso de tierra. Usa un cuchillo de pelar para retirar el área marrón en la que estaba el tallo. [19]
    • Lo mejor es usar agua corriente. Si lavas los tomates en agua acumulada, esto aumentará las probabilidades de que las bacterias ingresen a los tomates a través del área en la que estaba el tallo.
  2. Córtalos en cuatro partes iguales o a la mitad con un cuchillo de pelar. De este modo, podrás retirar un pedazo de la congeladora si lo necesitas más adelante. [20]
    • Puedes congelar tomates pequeños enteros si así lo prefieres.
  3. No los acerques demasiado en este punto, ya que podrían pegarse. Coloca los tomates en la congeladora hasta que estén sólidos como el hielo, luego usa las manos para separarlos en los pedazos originales que has cortado. [21]
    • Si vas a usar tomates enteros, podrás omitir este paso.
  4. Apila los tomates en el recipiente. Si vas a usar una bolsa de cierre hermético, expulsa la mayor cantidad posible de aire. [22]
    • Si vas a usar tomates enteros, tan solo apílalos en el recipiente. Estos se separarán incluso después de congelarse.
  5. Un beneficio adicional de congelar los tomates es que podrás pelarlos con facilidad. Una vez que los retires de la congeladora, puedes usar los dedos para quitar la cáscara. [23]
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Método 4
Método 4 de 4:

Colocar los tomates en frascos

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  1. Échales agua fresca a los tomates y usa los dedos para frotarlos. Toma un cuchillo de pelar y haz una X pequeña en la base de cada tomate. Remoja un tomate a la vez en agua hirviendo por alrededor de medio minuto. Espera a que la cáscara empiece a salirse antes de colocarlos en agua helada. [24]
    • Colócalos en una toalla para terminar de enfriarlos.
  2. Usa los dedos para retirar la cáscara de los tomates, y colócalos en un colador sobre una olla. Retira el área marrón del tallo con un cuchillo de pelar. Corta el tomate a la mitad. Retira las semillas con los dedos y déjalas en el mismo colador con la cáscara. [25]
    • Vierte todo jugo adicional en el colador.
    • Luego de quitarles la cáscara a todos los tomates, aplasta las semillas y la cáscara con una espátula sobre el colador, para así producir más jugo y agua de tomate.
  3. Aplasta el resto del tomate en pedazos más grandes sobre una olla. Si todavía tienes pedazos grandes en la olla, usa un pisapapas para aplastarlos más. [26]
  4. Deja que las dos ollas (la que tiene los tomates y la otra con el agua) hiervan en la cocina a fuego medio. Reduce el fuego a bajo y deja cocinar las ollas hasta que los tomates empiecen a soltarse. [27]
    • Puedes agregar hierbas y especias antes de cocinarlos, si así lo prefieres. Prueba con ajo, cebollas o pimienta molidos; aderezo italiano; sal y pimienta; o ramitas frescas de albahaca o romero. [28]
    • No notarás una gran diferencia en el agua de tomate a medida que se cocina, pero solo cocínala el mismo tiempo que los tomates.
  5. Mientras cocines los tomates, hierve el agua en la olla para envasados. Coloca los frascos, las tapas, los aros, los cucharones, el embudo y las tenazas en el agua. Deja que hiervan por unos minutos y mantenlos en el agua hasta que estés listo para agregar los tomates. [29]
    • Retira las tenazas con otro juego de tenazas y usa las primeras para retirar los frascos del agua caliente.
  6. Coloca un embudo en la parte superior de cada frasco, luego agrega suficientes tomates como para llenarlo. Deja 1,5 cm (1/2 pulgada) de espacio en la parte superior. Pasa un cuchillo limpio o palitos chinos a través de los tomates en el frasco para eliminar toda burbuja. [30]
    • Usa el mismo proceso para el agua de tomate.
  7. Limpia los bordes de la boca de los frascos con un paño, de modo que las tapas puedan sellarlos. Coloca las tapas en los frascos y enróscalos en los aros. Coloca el frasco en la olla de envasados con las pinzas. [31]
  8. Coloca la tapa en la olla y enciende la hornilla a fuego alto. Observa si hay vapor saliendo de la parte superior. Cuando salga, hierve los frascos por otros 10 minutos, luego usa la válvula para empezar a presurizar la olla. Deja que alcance una presión de 5 kg (11 lb). Cocina los tomates por 15 minutos a esta presión. [32]
    • Supervisa la presión en todo momento. Esta puede ser un poco mayor, pero no dejes que exceda los 5 kg (11 lb). Si lo hace, aumenta la presión y cocina por otros 15 minutos.
    • No envases los tomates usando el método del agua, ya que no son lo suficientemente ácidos, ¡lo que significa que pueden desarrollar botulismo!
  9. Apaga la hornilla. Una vez que la olla se enfríe y libere la presión, observa que el seguro de la cubierta descienda. Abre la olla con cuidado y usa las tenazas para retirar los frascos. [33]
  10. Cuando los frascos se hayan enfriado por unas horas y hayas verificado que las tapas se hayan insertado, retira los aros con cuidado. Sostén el frasco de la tapa por un momento para ver si cede. Si lo hace, colócalo en la refrigeradora y usa los tomates pronto o vuelve a envasarlos. [34]
    • Coloca los frascos sellados en un área oscura y fresca. Usa los tomates aplastados en estofados, sopas y salsas. Agrega el agua de tomate a sopas como caldo.
    • Puedes retirar las bandas de los frascos para almacenarlos. Si los dejas, pueden oxidarse con el tiempo.
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Consejos

  • Siempre usa tapas nuevas para envasar tomates, ya que estas no son reutilizables.
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Advertencias

  • Ten cuidado al manipular frascos calientes, ya que podrías quemarte. Usa guantes o una toalla de manos para sujetarlos cuando los llenes.
  • No reutilices frascos de venta comercial para almacenar alimentos, salvo que tengas tapas o aros nuevos para ellos, y los esterilices de forma minuciosa. Las probabilidades de sufrir una enfermedad transmitida por los alimentos aumentarán en gran medida con los frascos sellados o esterilizados de forma ineficiente.
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Cosas que necesitarás

Guardar los tomates a temperatura ambiente

  • caja o cesta
  • periódico

Secar los tomates

  • cuchillo de pelar
  • deshidratador u horno
  • bandeja para deshidratador o para hornear
  • espátula
  • frasco grande

Congelar tomates

  • cuchillo de pelar
  • bandeja para hornear o plato
  • recipiente o bolsas de cierre hermético

Colocar los tomates en frascos

  • ollas
  • cuchara mezcladora o maza de madera
  • frascos y tapas para conservar
  • olla para envasados
  • tenazas para frascos
  • embudo
  • cuchillo de pelar
  • temporizador
  • toalla de mano
  • agua caliente
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