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El kéfir es una bebida de leche cultivada originaria de Rusia. Se obtiene de la fermentación de la leche (de vaca, cabra u oveja) mediante la utilización de levaduras y bacterias. El kéfir tiene un sabor ácido y una textura cremosa muy similares a las del yogur, y se se promociona por sus beneficios probióticos. Puede prepararse fácilmente en casa, pero es necesario comprar gránulos de kéfir, nombre que recibe el pequeño conjunto de levaduras y bacterias que se mezclan con las proteínas, azúcares y grasas. Estos gránulos pueden utilizarse indefinidamente si se mantienen de forma adecuada, lo que permitirá que cada día se produzca una nueva cantidad de kéfir. Aprender a conservar los gránulos de kéfir en buen estado es un proceso que toma un mínimo de tiempo y de esfuerzo.

  1. Hay diferentes formas de conseguirlos. La manera más económica es pidiéndole gránulos sobrantes a alguien cuyo pasatiempo sea el kéfir. Un aficionado que prepara kéfir constantemente desecha sus gránulos sobrantes, ya que la levadura y las bacterias se reproducen muy rápido. Tal vez, este vecino te dé algunos gránulos a un precio muy bajo o gratis. Otra forma de conseguirlos es en una dietética o en una tienda especializada en suministros para cultivos de kéfir.
  2. Cuando ya tengas los gránulos, puedes limpiar los sólidos grasos del kéfir con agua sin cloro, si quieres. El cloro mata los microorganismos de los gránulos. Pon los gránulos en una jarra limpia.
    • No uses utensilios de metal para manipular los gránulos, porque el metal puede afectar negativamente la salud de los microorganismos. Solo usa utensilios de plástico.
  3. La proporción exacta de leche y gránulos no es muy importante, pero por regla general se utilizan 20 partes de leche por 1 parte de gránulos. La leche alimenta las levaduras y bacterias, y mantiene los gránulos de kéfir activos y en buen estado. Cierra la jarra con una tapa de tal manera que quede suelta y déjala durante 24 horas a temperatura ambiente..
  4. Después de 24 horas, retira los gránulos que están en la superficie de la leche con una cuchara de plástico. Ponlos en otra jarra limpia. La leche convertida en kéfir puede consumirse de inmediato o almacenarse en el refrigerador.
  5. La forma más sencilla de mantener activos los gránulos de manera indefinida es seguir utilizándolos para hacer kéfir. Al echar más leche en la jarra limpia con los gránulos, tendrás más cantidad kéfir en 24 horas, después de ese tiempo puedes retirar los gránulos. Si repites este proceso de forma continua, mantendrás tus gránulos de kéfir en buen estado y activos, y al mismo tiempo te abastecerás de kéfir.
  6. Si vas a estar fuera de casa durante varios días y no puedes agregar leche fresca a la jarra, puedes guardar la jarra en el refrigerador. Esto disminuirá el crecimiento de microorganismos, además solo es necesario agregar leche 1 vez a la semana. Sin embargo, si dejas los gránulos de kéfir en el refrigerador por más de 3 semanas, es posible que ya no los puedas volver a utilizar.
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Consejos

  • También puedes secar los gránulos de kéfir al aire y guardarlos en un sobre, donde permanecerán latentes pero viables hasta por 1 año. Para probar si los gránulos secos aún están en buen estado, ponlos en una taza de agua caliente con azúcar. Después de algunas horas, el agua con azúcar debe tener un olor a agrio.
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Advertencias

  • Si tus gránulos de kéfir ya no se proliferan o mueren, es posible que la leche salga rancia y no debes consumirla. Si la leche se fermenta de forma correcta, debe tener un olor a ácido como el de la cerveza belga, del yogur o del pan agrio. La leche en mal estado tiene un olor almizclado y rancio; y los gránulos de kéfir no habrán aumentado en tamaño ni en cantidad.
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Cosas que necesitarás

  • gránulos de kéfir
  • jarra de vidrio
  • agua sin cloro
  • cuchara de plástico
  • leche
  • refrigerador
  • sobre

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