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Si sufres de una enfermedad renal crónica, necesitarás una dieta que mejore las deficiencias en el funcionamiento de los riñones de forma natural. No existe una cura para esta enfermedad, pero podrás ralentizar el avance de los síntomas si haces cambios adecuados en tu dieta. Tendrás que adoptar una que sea rica en frutas, vegetales y proteínas saludables. Si padeces esta enfermedad, también deberás limitar tu consumo de sodio, líquidos y proteínas. Algunas personas también tendrán que consumir menos potasio y fósforo. Solo necesitarás un poco de tiempo y dedicación para poder encontrar una dieta saludable que satisfaga tus necesidades. Ten en cuenta que no habrá una que funcione para todos, por lo que será vital que converses con un médico y un nutricionista a fin de desarrollar una que te dé resultados.

Método 1
Método 1 de 3:

Consumir los alimentos adecuados

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  1. Al tener una enfermedad renal, deberás prestarle atención a tu consumo de vegetales. Algunos de ellos serán vitales para tener una dieta saludable, pero no todos serán seguros para ti si tus riñones están afectados. Por lo general, tendrás que evitar aquellos que sean ricos en potasio. [1]
    • Entre las opciones apropiadas tenemos al brócoli, la col, la coliflor, las zanahorias, la berenjena, la lechuga, el pepino, el apio, las cebollas, la pimienta, el calabacín y la calabaza amarilla.
    • No podrás consumir papas, tomates, aguacates, espárrago, calabazas, calabacines de invierno ni espinacas cocidas; ya que tienen mucho potasio.
    • Si necesitas limitar tu consumo de potasio, deberás evitar los vegetales que tengan un alto contenido del mismo, como las papas. En su lugar, consume aquellos que lo tengan en cantidades bajas, como los pepinos y los rábanos.
  2. También deberás evitar las frutas con niveles elevados de potasio. Las frutas serán un componente importante de tu dieta si padeces una enfermedad renal, pero tendrás que saber cuáles escoger. [2]
    • Las uvas, las cerezas, las manzanas, las peras, las bayas, las ciruelas, las piñas, las mandarinas y la sandía tienen un bajo contenido de potasio.
    • No consumas naranjas ni productos hechos con ellas, como los jugos hechos con esta fruta. En general, deberás evitar los kiwis, las nectarinas, la ciruela pasa, el melón común y el chino, las pasas y los frutos secos.
    • Si necesitas limitar tu consumo de potasio, deberás escoger frutas con un bajo contenido del mismo, como los arándanos y las frambuesas.
  3. Las proteínas serán una parte importante de tu dieta, pero deberás tener cuidado con su consumo si sufres de una enfermedad renal. Un consumo excesivo podría ejercer tensión en los riñones. Por otro lado, si no consumes lo suficiente, esto podría hacerte sentir cansado. Las proteínas producen desechos en el cuerpo y los riñones ayudan a eliminarlos; por lo tanto, su consumo excesivo puede ejercer una tensión innecesaria en ellos. El médico podría recomendarte que sigas una dieta baja en proteínas. No obstante, al someterte a una diálisis, podrías requerir más proteínas de forma temporal. [3] [4]
    • Determina la cantidad de proteínas que podrás consumir al día y cíñete a ella.
    • Consume los alimentos ricos en proteínas en una cantidad máxima de 140 a 200 g (de 5 a 7 oz) al día, o menos si el nutricionista te lo indica. Entre los alimentos ricos en proteínas tenemos a la carne de res y la de ave, los mariscos y los huevos.
    • Ten cuidado con el contenido de proteínas de otros alimentos. Ten en cuenta que este componente también se encuentra presente en la leche, el queso, el yogur, la pasta, los frejoles, las nueces, el pan y los cereales. Deberás registrar tu consumo total de proteínas todos los días.
    • Consume porciones de proteínas más pequeñas durante la cena. La mayor parte de tu plato deberá estar compuesta por frutas, vegetales y carbohidratos saludables. La porción de proteínas no deberá ser mayor a los 85 g (3 oz), el cual es el peso aproximado de una baraja de cartas.
    • Los alimentos con un alto contenido proteico podrían ser importantes durante el periodo de diálisis, por lo que tendrás que conversar con el médico si estás recibiendo este tratamiento o si lo harás en el futuro. Tendrás que comer dichos alimentos; y muchos médicos recomendarán los huevos o claras de huevo como una buena fuente de proteínas durante la diálisis.
  4. La forma en la que prepares los alimentos será muy importante para ralentizar o remediar los daños en el riñón. Aprende a cocinarlos de modo que tengas una dieta más saludable en general. [5]
    • Usa sartenes antiadherentes para así reducir la cantidad de mantequilla o aceites de cocina que necesites, lo que puede contribuir en gran medida con las calorías y la grasa innecesarias de tu dieta. Cocina con grasas saludables para el corazón (como el aceite de oliva), en lugar de la mantequilla o los aceites vegetales.
    • Al comer, deberás retirar el exceso de grasa de la carne de res y también el pellejo de la carne de ave.
    • Ten en cuenta la opción de hornear, saltear, cocer a la parrilla o sancochar los alimentos.
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Método 2
Método 2 de 3:

Evitar determinados alimentos

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  1. El sodio (más conocido como sal) puede ser muy perjudicial si sufres de insuficiencia renal. Será vital que reduzcas su consumo en el transcurso del día. Si ingieres menos sal, esto generará una menor retención de líquido en el cuerpo y también ayudará a controlar la presión arterial. Estos beneficios podrán ayudar a mejorar tu salud renal. [6]
    • Compra alimentos cuya etiqueta diga “sin sal agregada”, “sin sodio” o “bajo en sodio”.
    • Revisa las etiquetas de los productos para así saber cuánto sodio contienen. Come alimentos que tengan menos de 100 mg por porción.
    • Cocina sin sal y no uses el salero. Si tienes un salero, retíralo de la mesa por completo para así evitar la tentación de agregarle sal a tu alimento durante las comidas. Tampoco uses substitutos de la sal, salvo que el médico o nutricionista lo haya autorizado.
    • Evita los alimentos salados, como las rosquillas, las papas fritas, las palomitas de maíz, el tocino, los fiambres, los perros calientes, las carnes curadas y las enlatadas, y el pescado.
    • No consumas aquellos que contengan glutamato monosódico.
    • Reduce la frecuencia con la que salgas a comer. Los alimentos de los restaurantes suelen contener más sodio que los que preparas en casa.
  2. Si tienes una enfermedad renal crónica, deberás mantener niveles bajos de este componente en la sangre. Los productos lácteos (como la leche y el queso) suelen tener un alto contenido del mismo; por ello, lo mejor será ingerirlos con menos frecuencia si tienes una enfermedad renal crónica. [7]
    • En lo que respecta a estos alimentos, tendrás que ceñirte a tu plan dietético y no exceder la cantidad de porciones recomendada para el día. Asimismo, podrías consumir lácteos bajos en fósforo. Incluye en tu dieta al queso crema, el requesón, la margarina, la mantequilla, la crema espesa, el sorbete, el queso brie y las cremas batidas sin lácteos.
    • Necesitarás calcio para tener huesos fuertes; por ello, tendrás que consultar con el médico sobre el uso de suplementos de este componente. Muchas personas con la enfermedad renal crónica necesitan estos suplementos para así garantizar su salud y bienestar.
    • Asimismo, deberás limitar el consumo de nueces, mantequilla de maní, semillas, lentejas, frejoles, carne de órganos, sardinas y carnes curadas como las salchichas, la mortadela y los perros calientes.
    • Evita las gaseosas y los refrescos con fosfato o ácido fosfórico.
    • Tampoco deberás comer panes o cereales de salvado.
  3. No deberás consumirlos si tienes una enfermedad renal. Al freír las comidas, le agregarás muchas calorías y grasa innecesarias a tu dieta. [8]
    • Si vas a salir a comer, no pidas comidas fritas en mucho aceite. Pídele al mozo o la camarera que modifiquen los alimentos. Por ejemplo, pregunta si pueden cambiar la pechuga de pollo frita de tu emparedado por una cocida a la parrilla.
    • Evita las comidas fritas en las reuniones familiares (como las festividades). Escoge vegetales y frutas, en lugar de alimentos como el pollo frito.
    • Si vas a cocinar en casa, emplea otra técnica culinaria en lugar de freír. Si tienes una freidora, quizás lo mejor sea regalarla.
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Método 3
Método 3 de 3:

Controlar la cantidad de líquido que bebas

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  1. El alcohol puede ser muy perjudicial para los riñones. Si estos ya están afectados, será recomendable que evites beber en exceso. Si tu enfermedad está lo suficientemente avanzada, es probable que no puedas beber alcohol en lo absoluto. Algunas personas con una enfermedad renal podrán tomar una bebida de vez en cuando. No obstante, deberás conversar con el médico para que te recomiende la cantidad exacta que sea segura para ti. [9]
    • Si te indica que puedes beber, no deberás tomar más de una bebida al día, y tendrás que considerarla como parte de tu consumo de líquido para ese día.
    • Pídeles a tus amigos y familiares que no beban cerca de ti en los eventos sociales. Si sabes que habrá uno en el que se ofrecerán bebidas alcohólicas, no participes en él o pídele a un amigo o familiar que evite el alcohol junto contigo.
    • Si tienes dificultades para dejar la bebida, podrás conversar con un terapeuta para que te ayude a hacerlo. También podrás solicitar el apoyo de grupos como alcohólicos anónimos si crees que tienes un problema de alcoholismo.
  2. Tal vez no tengas que limitar la cantidad de líquido que bebas al principio, pero muchos tendrán que hacerlo en las etapas posteriores de la enfermedad renal. Si recibes diálisis, el líquido puede acumularse en el cuerpo entre cada sesión. El médico te recomendará una cantidad determinada de líquido para el transcurso del día, y tendrás que buscar maneras de calmar la sed sin tomar demasiado. [10]
    • Bebe en vasos más pequeños durante las comidas. Si estás en un restaurante, deberás voltear la taza al terminar de beber. De este modo, el mozo sabrá que no querrás que vuelva a llenarlo, lo que evitará la tentación de beber demasiada agua.
    • Puedes congelar los jugos de fruta en bandejas para hielo y chuparlos como si fueran paletas heladas. Esto te permitirá aliviar la sed poco a poco. Tan solo procura contar estas paletas en tu consumo total de líquido para ese día.
    • Si tendrás que limitar los líquidos que consumas, podrás usar una jarra para controlar tu cantidad diaria. Llénala con agua y solo bebe de ella a lo largo del día. Si consumes cualquier otro alimento que cuente como líquido (como café, leche, gelatina o helado), deberás retirar la cantidad de agua equivalente a su porción. No olvides contar el líquido de las frutas y los vegetales enlatados, las sopas y cualquier otra fuente.
  3. Por lo general, tendrás que evitarlas, ya que son una fuente de calorías innecesarias y azúcar. No obstante, si te gusta beberlas de vez en cuando, escoge una que sea de color claro. Aquellas con sabor a limón (como Sprite) serán mejores que las más oscuras (como Coca Cola y Pepsi). [11]
    • Evita las gaseosas y los refrescos con fosfato o ácido fosfórico. Las primeras también tienen cantidades elevadas de sodio, y será vital que reduzcas la ingesta de este componente y de la sal.
  4. Este posee niveles elevados de potasio; por ello, lo mejor será evitarlo si sufres de una enfermedad renal crónica. Podrás reemplazarlo con los jugos de uva, manzana o arándanos. [12]
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Consejos

  • Ten una actitud positiva. El estrés puede agravar la enfermedad renal.
  • También trata de ejercitarte con frecuencia. Una actividad física constante podrá ayudar a ralentizar el avance de la enfermedad renal. También deberás hacer otros cambios en tu estilo de vida (como dejar de fumar) para así poder controlarla.
  • No omitas las comidas ni pases demasiadas horas sin comer nada. Si no sientes hambre, trata de consumir 4 o 5 comidas pequeñas, en lugar de 1 o 2 que sean abundantes.
  • Consulta con el médico antes de tomar vitaminas o minerales, suplementos o productos de hierbas.
  • Ten en cuenta que tu dieta podría requerir cambios conforme la enfermedad cambie. Ve al médico para que te realice exámenes con frecuencia, y conversa con un nutricionista para que la modifique según sea necesario.
  • Quizás tengas dificultades para implementar cambios en ella. Podrías tener que evitar muchos de los alimentos que te gustan. Sin embargo, será vital que lleves a cabo los cambios recomendados, ya que así podrás conservar tu salud por el mayor tiempo posible.
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Advertencias

  • Si no consumes menos sodio, no obtendrás ninguna mejora en el funcionamiento de los riñones.
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