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Todas las parejas discuten de vez en cuando. Es común y, en muchas maneras, es muy saludable si se solucionan los problemas sin crear nuevos. [1] No obstante, en el calor del momento, algunas personas dicen cosas de las cuales llegan a arrepentirse. Otras tan solo no sabrán comunicarse con su pareja de forma eficaz, o tal vez hayan aprendido que las discusiones deben ser destructivas en lugar de constructivas. Si no usas palabras hirientes durante una discusión y te esfuerzas por aprender mejores habilidades de comunicación, tu cónyuge y tú podrán desarrollar una relación más sólida en la que ambos se sientan comprendidos y apoyados.

Parte 1
Parte 1 de 5:

Evitar las palabras hirientes

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  1. Lo peor que puedes hacer durante una discusión es emplear comentarios hostiles. Estos tienen la finalidad de hacer que tu pareja se sienta avergonzada, triste o humillada. Podrías hacer este tipo de comentarios durante una discusión sin siquiera darte cuenta de que son hostiles y perjudiciales para su relación. [2]
    • Existen 6 tipos comunes de comentarios hostiles. Estos son los siguientes: las difamaciones, las amenazas de abandono, las amenazas de exilio, las invalidaciones, los desafíos y los sermones. Cada uno de ellos debilita la autoestima de tu pareja a su propia manera.
    • Conversa con tu cónyuge sobre estos comentarios hostiles comunes y pídele que te ayude a controlar tu lenguaje, así podrás evitar el uso de estos comentarios. Indícale que puedes hacer lo mismo por ella.
    CONSEJO DE ESPECIALISTA

    Maya Diamond, MA

    Coach de relaciones en pareja
    Maya Diamond es una coach de citas y relaciones en pareja en Berkeley, California. Ella tiene 7 años de experiencia ayudando a solteros atrapados en patrones de citas frustrantes a encontrar seguridad interna, sanar su pasado y crear relaciones sanas, amorosas y duraderas. Recibió su maestría en psicología somática en el Instituto de Estudios Integrales de California en 2009.
    Maya Diamond, MA
    Coach de relaciones en pareja

    Aprende a reconocer cuándo te controla tu ira y tus emociones. La consejera en citas y relaciones Maya Diamond comenta: "Cuando se desencadenan tus emociones, tu sistema nervioso entra en un estado de lucha o huida, y es muy difícil no decir cosas hirientes. Lo primero que debes hacer es notar cuándo se desencadenan tus emociones y luego hacer algo para autorregularte y calmarte. Para ello, podrías necesitar respirar profundamente tres veces desde el vientre, o mirarte al espejo y recordarte que amas a esta persona y ella te ama a ti".

  2. Estas son un tipo de comentario hostil y consisten en hacer declaraciones radicales sobre tu cónyuge, indicando por lo general que es una persona mala e incorregible, o que tiene defectos. Esto puede comprender al uso de apodos o calificativos como “perdedor”. Incluso podría ser una evaluación sencilla de la persona, como “Me causas demasiado trabajo y no vales la pena”. [3]
    • Las difamaciones no tienen que ser calumnias denigrantes y graves. Con frecuencia, las difamaciones leves pasan desapercibidas o no se les responde, lo que provoca un daño emocional discreto.
  3. Estas consisten en las amenazas vacías de irte o las insinuaciones de que ya no sientes amor por alguien. Este tipo de comentarios hostiles harán que tu pareja sienta que no vale nada. Quizás tu intención no sea perjudicar su autoestima, en especial si dices algo en el calor de una discusión; no obstante, esto puede tener un efecto duradero en su relación. [4]
    • Entre las amenazas de abandono tenemos a “Estoy harto de ti” y “Me causas tantas molestias que no vales la pena. Ya me cansé”.
  4. Estas consisten en amenazar a tu cónyuge con eliminarla de tu vida. Podría ser un comentario hostil que digas sin pensar, como “Ya no te necesito en mi vida”. Asimismo, puede ser un desafío directo, como “Regresa con tu ex, no mereces a alguien como yo”. [5]
    • Las amenazas de exilio debilitan la estabilidad de tu relación al expresar (como una verdad o una amenaza vacía) que no valoras a tu cónyuge o que no te importa.
  5. Estas ocurren siempre que dices algo para hacerle sentir a tu cónyuge que es una tonta, que no sabe lo que dice, o que no vale la pena escucharla. Podría ser un insulto fuerte, como “Eres una estúpida”, o podría degradar a la otra persona con un comentario como “No sabes lo que dices, no vale la pena escucharte”. [6]
  6. Estos consisten en hacer preguntas o acusaciones que le quitan a tu pareja el derecho a sus sentimientos. Estos son algunos desafíos comunes que se emplean en las interacciones hostiles: “¿Cómo puedes pensar así?” o “Esta es la idea más tonta que he escuchado”. [7]
  7. Estos hacen que tu cónyuge se sienta como una niña, ya que la regañarás o citarás a alguna autoridad en el tema que será imperceptible. Por ejemplo, los sermones comprenden a los comentarios como “Estás siendo una llorona e inmadura” o “Ninguna persona decente diría (o haría) lo mismo que tú”. [8]
    • La suposición implícita de los sermones es que tu cónyuge siempre está equivocada y tú siempre tienes la razón. Este es el mensaje que envías, sin importar si te das cuenta de ello o no.
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Parte 2
Parte 2 de 5:

Evitar las generalizaciones

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  1. Estas suelen surgir en las frases que empiezan con “Tú siempre…” o “Tú nunca…”. Estas representaciones generales de tu cónyuge son injustas y solo lastimarán sus sentimientos, sin importar si esta era tu intención o no. [9]
    • Las generalizaciones suelen ocurrir si estás cansado de tu cónyuge o si has presenciado algo que ha dicho o hecho más de una vez; por consiguiente, estas dos ocasiones harán que digas cosas como “Siempre estás del lado de tus amigos, y no del mío”.
    • Asimismo, las generalizaciones pueden surgir si no has visto u oído algo por un tiempo. Por ejemplo, una generalización de este tipo podría ser “Nunca me invitas cuando vas a fiestas”.
  2. Habla con lentitud durante una discusión, e intenta detenerte siempre que estés a punto de decir algo como “Siempre lo haces” o “Nunca lo haces”. Por ejemplo, podrías identificar que planeas decir en la discusión algo como “Siempre hablas más fuerte que yo cuando no te gusta oír la verdad”. Este tipo de frase suele ser una exageración o una total mentira; sin embargo, en el momento podría parecer una buena respuesta para tu cónyuge.
    • Conversa con tu cónyuge sobre las generalizaciones e intenten ayudarse el uno al otro controlando las palabras del otro durante una pelea.
    • Ten un código no verbal (como mantener la mano arriba) que le indique a tu pareja que acaba de realizar una generalización o que estaba a punto de hacerlo. Acuerden que cuando esto ocurra, ambos se tomarán un descanso de 5 minutos y volverán a hablar cuando estén tranquilos y relajados.
  3. Siempre que tengas un pensamiento generalizado en la mente, podría ser de utilidad que lo cuestiones analizando los hechos. Reflexiona si en verdad tu cónyuge siempre o nunca hace aquello por lo que estás a punto de acusarlo. Esto puede serte de utilidad para identificarlo como una simple acusación.
    • Reflexiona sobre todas las ocasiones en las que tu cónyuge haya invalidado tu acusación de que siempre o nunca hace algo. Aprecia a tu cónyuge por todas las ocasiones en las que te haya hecho feliz.
  4. Podrás restructurar la conversación para hacerla más productiva cuando hayas aprendido a identificar las generalizaciones y te hayas tomado un momento para relajarte y ordenar tus pensamientos. En lugar de decir que tu cónyuge siempre o nunca hace algo, tan solo puedes decir algo como “Hace un momento, cuando empezaste a hablar más alto que yo, esto hirió mis sentimientos y me hizo sentir que no te importa lo que pienso”.
    • No eches la culpa ni llegues a conclusiones teniendo en cuenta las experiencias limitadas. Al reformular su discusión, deberás esforzarte por encontrarle una solución al problema, no intentar hacer que tu cónyuge se sienta mal por haber herido tus sentimientos.
    CONSEJO DE ESPECIALISTA

    "En lugar de culpar, avergonzar, criticar y juzgar, dales la vuelta a las cosas y comparte tus sentimientos más vulnerables".

    Maya Diamond, MA

    Coach de relaciones en pareja
    Maya Diamond es una coach de citas y relaciones en pareja en Berkeley, California. Ella tiene 7 años de experiencia ayudando a solteros atrapados en patrones de citas frustrantes a encontrar seguridad interna, sanar su pasado y crear relaciones sanas, amorosas y duraderas. Recibió su maestría en psicología somática en el Instituto de Estudios Integrales de California en 2009.
    Maya Diamond, MA
    Coach de relaciones en pareja
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Parte 3
Parte 3 de 5:

Apaciguar una situación tensa

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  1. Algunas personas levantan la voz durante los conflictos sin darse cuenta de ello. Otras gritan de forma deliberada con el propósito de ejercer poder en la discusión. Sin importar cuál sea tu situación, gritar solo herirá los sentimientos de la persona y causará más problemas. Esto no solucionará nada. [10]
    • Si eres propenso a gritar o si notas que estás levantando la voz, adopta un volumen más suave y susurrante.
    • Susurrar hará que emplees un tono de voz más tranquilo sin intimidar, asustar o enfurecer a tu pareja.
  2. Durante una discusión acalorada, muchas parejas suelen sacar en cara hechos del pasado. Quizás esto no sea algo deliberado, ya que las discusiones suelen hacer que las personas recuerden otras cosas que las frustran. No obstante, si mencionas 1 o 2 temas que no guarden relación, esto no solucionará el problema original o los que se mencionen.
    • Pídele a tu cónyuge que te recuerde con amabilidad que debes mantenerte enfocado en el tema original si empiezas a mencionar aspectos del pasado, luego haz lo mismo si fuese necesario.
    • Nunca debes comportarte como si tu pareja fuese el problema. Concéntrate en el problema o su comportamiento que haya provocado el problema, sin atacar a su persona.
    • Céntrate en encontrar soluciones, no echar la culpa. Esta es la manera más eficaz de hacer que una discusión se vuelva saludable y productiva.
  3. Si tu pareja y tú pueden solucionar un problema determinado de forma tranquila y racional, procede con precaución y mantén el respeto. Detén la conversación de inmediato si tu intención es herir a tu pareja o echarle la culpa por algo que ha hecho. [11] Por ejemplo, si tu cónyuge no te ha invitado a un fiesta y te sientes excluido, no inicies una discusión para hacer que se sienta mal o que te pida disculpas. Inicia una conversación para comunicar con calma y respeto que te sientes excluido cuando no te invitan a los eventos. Si no conoces tus intenciones con certeza, hazte las siguientes preguntas:
    • ¿Inicias una discusión (de forma intencional o no) para vengarte de tu cónyuge por algo que haya hecho?
    • ¿Tu objetivo es avergonzar, humillar, frustrar o menospreciar a tu cónyuge?
    • ¿Existe una solución razonable para el problema en cuestión? ¿Te estás esforzando por solucionar los problemas o tan solo estás echando la culpa?
    • ¿Qué consideras como una solución ideal? ¿En verdad te estás esforzando por lograr esta solución o tan solo estás iniciando una pelea?
  4. Tu cónyuge o tú podrían haber crecido en una casa en la que los padres peleaban a cada momento o decían cosas hirientes cuando discutían. Es probable que tu cónyuge o tú hayan adoptado estas tendencias de discusión sin darse cuenta y sin reconocerlas como hostiles y perjudiciales. Esta no es una excusa para este tipo de comportamiento, pero si te brinda un contexto para conocer el motivo por el que tu cónyuge o tú discuten de esa forma. Cuando lo sepan, podrán empezar a esforzarse juntos para modificar estos hábitos hasta convertirlos en algo más constructivo. [12]
    • No culpes a tu cónyuge ni a ti por estas tendencias, pero reconócelas por lo que son; es decir, algo poco saludable y perjudicial para su relación.
    • Intenten ayudarse el uno al otro con calma (sin echar la culpa) para identificar estos patrones en su discurso. Por ejemplo, podrías decir “No intento culparte o restarle valor a lo que dices, pero creo que quizás estés volviendo a discutir de maneras poco saludables”.
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Parte 4
Parte 4 de 5:

Comunicarse de una manera más saludable

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  1. Durante una discusión, puedes perder el control de las emociones con facilidad. Podrías tener pensamientos irracionales y podrías decir o hacer lo más hiriente que te venga a la mente. No obstante, esto es muy poco saludable y productivo. La manera más eficaz de desarrollar un canal de comunicación saludable es siempre tratar a tu cónyuge tal como te gustaría que te trate, incluso durante una discusión.
    • Siempre habla con respeto y amabilidad. Incluso en medio de una discusión, recuerda que tu cónyuge desea la misma cortesía que tú.
    • Nunca digas algo de carácter crítico o contencioso, y resiste la necesidad de ponerte a la defensiva o evitar tus problemas.
  2. Muchas discusiones surgen debido a que la persona siente que su pareja no satisface sus deseos y necesidades. No obstante, es totalmente posible que tu pareja no sepa o no comprenda por completo lo que deseas o necesitas en ese momento. En lugar de forzar a tu pareja a jugar a las adivinanzas, indícale qué es lo que deseas y necesitas, tanto en la situación determinada como en su relación en general. Pídele a tu pareja que haga los mismo contigo. [13]
    • Nunca esperes que tu pareja sepa qué es lo que deseas en un momento determinado. Al igual que tú, tu pareja no puede leer la mente, por lo que debes emplear las palabras para expresar con calma tus deseos y necesidades, antes de llegar a una discusión.
    • Expresa tus deseos y necesidades como una petición, nunca como una orden. Será mucho más probable que tu cónyuge cumpla tus deseos si se lo pides con calma y amabilidad, en lugar de gritarle que debe o no debe hacer algo.
  3. Tu cónyuge podría decir una frase de carácter emocional, como que siente que no pasan suficiente tiempo juntos. Es importante que reconozcas que tu cónyuge no está necesariamente diciendo “No pasamos suficiente tiempo juntos”, ni que te está echando la culpa. Tan solo está expresando sus emociones y tratando de solucionar lo que considera como un problema cada vez mayor. [14]
    • Resiste la necesidad de ponerte a la defensiva. Toma un respiro profundo y divide las palabras que tu pareja haya dicho.
    • Determina si tu cónyuge alguna vez ha presentado la frase como un hecho, y si te ha echado la culpa o no.
    • En lugar de invertir la situación y culpar a tu cónyuge por sus sentimientos, pregúntale por qué se siente así y qué puedes hacer para cambiarlo.
  4. Las frases en primera persona tan solo expresan lo que sientes y el motivo. Por ejemplo, podrías emplear una de estas frases para decirle a tu cónyuge algo como “Me siento triste cuando no me escuchas”. Por otro lado, las frases en segunda persona echan la culpa, como “Nunca me escuchas”. [15]
    • Expresa tus sentimientos con palabras tranquilas, luego brinda ejemplos concretos de lo que te haya hecho sentirte así y el motivo. Tus ejemplos deben ser relevantes para la conversación, y no debes mencionar los incidentes anteriores.
    • Por ejemplo, podrías decir algo como “Sentí mucho dolor cuando dijiste que ya no me aguantabas. Me sentí abandonado y me hizo sentir que no me valoras o no me consideras tu pareja”.
  5. Si evitas una discusión, esto no hará que el problema desaparezca. Tan solo reprimirás por un tiempo todos estos sentimientos de dolor y resentimiento, y estos podrían estallar cuando menos lo esperes. [16]
    • No postergues las conversaciones sobre algo que haya herido tus sentimientos. No obstante, debes esperar al momento adecuado para conversar. Por ejemplo, espera a llegar a casa de una fiesta para decirle a tu cónyuge que estás molesto por algo.
    • Nunca te comportes de forma pasivo agresiva con tu pareja. Esto comprende a darle un trato frío o evitarla mientras insistes de forma furiosa que nada anda mal.
    • Aborda el problema cuando surja. Para ello, siéntense juntos y tengan una conversación tranquila y racional para obtener una solución razonable.
  6. Afrontar los problemas cuando surjan no significa que debas decir todo lo que esté en tu mente durante una discusión. En el calor del momento, podrías pensar (y llegar a decir) algo furioso o incluso hiriente, y si vocalizas estos pensamientos, no habrá manera de retractarte. [17]
    • Toma un respiro siempre que sientas ganas de decir algo hiriente. Pídele a tu cónyuge que haga lo mismo.
    • Dile a tu pareja que necesitas una pausa en su conversación. Indícale en dónde estarás y cuándo estarás listo para volver a conversar, luego reúnanse a la hora y en el lugar acordados.
    • Emplea ese tiempo para dar una caminata, escuchar música relajante con tus audífonos (no uses la radio con volumen alto) o tan solo sentarte a solas en una habitación oscura para concentrarte en tu respiración.
    • Cuando ambos se sientan tranquilos y renovados, reúnanse y conversen con calma sobre el problema, sin echarse la culpa ni ponerse a la defensiva.
  7. Durante una discusión, las palabras pueden ser dañinas y perjudiciales a nivel emocional, pero también lo puede ser la manera en la que las digas. Quizás no conozcas tus propias señales no verbales, pero estas expresan mucha información, sin importar si es lo que buscas o no. [18]
    • Ten en cuenta tu postura y tu lenguaje corporal. Tu postura al hablar con tu pareja puede expresar muchas emociones.
    • Algunas personas pueden tener dificultades para identificar o controlar las expresiones faciales. Si sueles hacer muecas o pucheros sin darte cuenta, pídele a tu cónyuge que te lo indique con amabilidad cuando lo hagas, así estarás más al tanto de ello.
    • No cruces los brazos, no apuntes en dirección opuesta a la de tu pareja ni hagas gestos de desdén con los ojos, ya que todo ello expresa una reacción negativa o despectiva a lo que tu cónyuge diga.
    • También ten en cuenta las señales no verbales de tu cónyuge. Por ejemplo, si tu pareja tiene una expresión de tristeza debido a lo que has dicho, detente y coloca la mano en su hombro para reconfortarla, luego pídele disculpas y di algo como “Déjame tratar de reformularlo”.
  8. Una discusión saludable abarca algún tipo de negociación o acuerdo que soluciona el problema y hace que ambas partes sientan que las han tratado de forma justa. Una discusión nunca debe tener como objetivo demostrar que tu pareja estaba “equivocada”, ya que esto no solucionará el problema en lo absoluto.
    • Ten en cuenta que es totalmente aceptable que tu pareja y tú estén en desacuerdo. En lugar de tratar de convencerse el uno al otro de que están en lo “correcto”, tan solo reconozcan sus opiniones diferentes, olvídenlo y sigan adelante. [19]
    • Nunca debes iniciar una discusión esperando demostrarle a tu cónyuge que está equivocado o que estás en lo correcto. Nunca hay un ganador o un perdedor en una discusión; en lugar de ello, debes considerar que la solución de una discusión es una victoria para su relación y que beneficia a ambos.
    • Por ejemplo, si han discutido porque tu cónyuge ha dicho cosas hirientes sobre tu tardanza, pídele que no haga ese tipo de comentarios, luego prométele que te esforzarás por controlar tu tiempo y salir más temprano en el futuro.
  9. Es importante que se pidan disculpas siempre que uno de ustedes lastime los sentimientos del otro, sin importar si ha sido adrede o no. Algunas parejas podrían tratar de adoptar un método de “no hablar de ello después de discutir”, pero esto puede hacer que uno de los dos permanezca herido. [20]
    • Reconoce que lo que has dicho o hecho ha sido hiriente.
    • No des una disculpa falsa, como “Lamento que te hayas sentido así”. En lugar de ello, brinda una disculpa sincera y amable, como “Lamento haberlo dicho querida. Me dejé llevar y sé que estuvo mal, y me sentí terrible por haberte entristecido”.
    • Si tu cónyuge te ha dicho algo hiriente, también debes pedirle con amabilidad que se disculpe.
    • Podrías tener una conversación con tu cónyuge sobre las expectativas relacionadas a la forma y el momento en los que deben disculparse el uno con el otro luego de una pelea.
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Parte 5
Parte 5 de 5:

Desarrollar una relación más sólida y comprensiva

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  1. Una relación saludable requiere una comunicación saludable. Si solo se comunican de verdad cuando discuten, no desarrollarán una base sólida para su relación.
    • Dile a tu pareja que la amas y que te preocupas por ella. No tienes que esperar una ocasión especial para hacerlo, puedes hacerlo todos los días si te sientes cómodo con ello.
    • Indícale a tu pareja si ha hecho algo que te ha dado felicidad, y agradécele por ello. Por ejemplo, podrías decirle “En verdad aprecio la manera en la que me has invitado a más eventos sociales. Esto significa mucho para mí, gracias”.
    • Muestra gratitud por los actos simples de amabilidad que tu cónyuge haga por ti todos los días. Tu cónyuge merece tu reconocimiento incluso por las acciones pequeñas y sencillas como compartir las tareas del hogar o limpiar lo que ensucies si estás ocupado o no te sientes bien.
  2. Si tu cónyuge ha dicho o hecho algo que te ha molestado mucho, te ha ofendido o ha amenazado la estabilidad de su matrimonio, deberán tener una conversación seria sobre el incidente. No obstante, si dice algo de forma casual y esto te irrita, es probable que no valga la pena iniciar una discusión por ello. [21]
    • Aprende a darle a tu cónyuge el beneficio de la duda. Por ejemplo, si te has casado hace varios años y tu cónyuge nunca te ha criticado por nada antes, quizás no haya sido su intención hacerlo ahora.
    • Concéntrate en las cosas amorosas y amables que tu pareja diga y haga todos los días. Quizás sea seguro asumir que estos actos de amabilidad sean más importantes que esta palabra o acción que te haya desagradado.
    • Nunca critiques a tu cónyuge. Podrás criticar sus acciones o palabras si puedes hacerlo de forma respetuosa, pero denigrarlo no será una manera saludable de comunicarte.
  3. Una manera de desarrollar una base más sólida para su relación consiste en formar un vínculo mediante los intereses en común. Esto puede ser de utilidad para recordar que tu pareja se preocupa por ti, lo que puede ayudarte a brindarle el beneficio de la duda si surge una discusión. [22]
    • Interésate por los pasatiempos de tu cónyuge. También puedes invitar a tu cónyuge a hacer contigo algo que disfrutes.
    • Adopten un nuevo pasatiempo juntos, algo que ambos puedan aprender y explorar juntos.
  4. Es normal que las relaciones cambien y evolucionen con el tiempo. Esto ocurre debido a que tu pareja y tú cambian y evolucionan de forma constante, y deben crecer juntos en lugar de hacerlo por separado. Conforme esto ocurra, puede parecerte reconfortante preguntarle a tu cónyuge cómo van las cosas. [23]
    • Pregúntale sobre todo cambio en sus metas o expectativas para el otro y sobre la relación.
    • También puedes averiguar cómo van las cosas diciendo algo como “Lo lamento, reaccioné de forma exagerada la semana pasada. Siento que las cosas han vuelto a la normalidad, pero quería cerciorarme de que sientas que todo está como de costumbre entre nosotros luego de la pelea que tuvimos”.
    • Quizás solo tengas que preguntarle sobre las metas o las expectativas 1 o 2 veces al año; no obstante, algunas parejas podrían requerirlo con más frecuencia. Solo debes tener la necesidad de averiguar sobre el estado de su relación después de las discusiones muy graves.
  5. Si el nivel de comunicación entre ustedes se ha deteriorado o esta siempre es negativa, quizás necesiten la ayuda de un terapeuta matrimonial. [24] Él podrá ayudarlos a desarrollar mejores habilidades de comunicación y superar los periodos difíciles de su matrimonio. Puedes encontrar un terapeuta matrimonial en tu área si buscas en Internet o le pides al doctor que te recomiende uno.
    • Nunca te sientas avergonzado o frustrado por necesitar la ayuda de un terapeuta matrimonial. Si no reciben ayuda profesional, es probable que esto haga que su relación siga deteriorándose.
    • Cerciórate de que su terapeuta esté acreditado y posea la formación que permita lidiar en específico con la terapia matrimonial. Asimismo, debes cerciorarte de que el terapeuta esté comprometido a encontrar soluciones reales, no solo fomentar una separación. [25]
    • Es importante que tengas una idea clara de lo que esperas lograr con la ayuda de un terapeuta matrimonial. Tendrás que solucionar los problemas en casa entre las sesiones, el cual es el periodo en el que ocurrirá la mayor parte de la recuperación y reconciliación. [26]
    • Sé sincero y abierto durante la terapia. Este debe ser un momento y un lugar en los que tu cónyuge y tú puedan ventilar sus penas con calma y respeto, y encontrar maneras de superarlas.
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