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Lavar a mano una cafetera italiana (cafetera moka) siempre es más recomendable que hacerlo en una máquina lavaplatos, pues podría dañar sus partes y dejarle un residuo jabonoso. Si utilizas tu cafetera a diario, una enjuagada rápida con agua caliente es lo único que necesitas seis de los siete días de la semana. Sin embargo, sería bueno hacerle una limpieza más profunda una vez a la semana o después de cada uso si no es con tanta frecuencia. Seguir unas cuantas instrucciones adicionales será de más ayuda para mantener la cafetera reluciente y sin obstrucciones.

Método 1
Método 1 de 3:

Darle una enjuagada rápida a una cafetera que se usa frecuentemente

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  1. Primero, espera a que se enfríe hasta que puedas manipularla de forma segura. Luego, desenrosca la parte superior (el recolector de café) de la base (el depósito inferior). Después, saca el embudo del depósito y vierte el café molido en el basurero. [1]
  2. Dale una enjuagada profunda al recolector de café, el embudo y el depósito inferior por adentro y por afuera. Con los dedos o una esponja limpia sin detergente, frótalos para quitarles cualquier residuo visible que no salga con el agua. No obstante, no utilices detergente lavavajilla ni los frotes con mucha fuerza. [2]
    • El detergente lavavajilla hará que el brillo de la cafetera desaparezca con el tiempo. Además, dejará mucho residuo de detergente, lo que requeriría enjuagarla demasiado para evitar un sabor jabonoso en el siguiente café que prepares, en especial si la cafetera es de aluminio.
    • El detergente líquido o la frotación excesiva también le quitará los aceites del café a la parte interior. Estos forman una barrera que ayuda a reducir el riesgo de corrosión a causa del agua.
  3. Agita unas cuantas veces cada pieza para deshacerte de un poco del agua. Después, frótalas con un secador limpio para quitarles la mayor cantidad de exceso de agua que puedas. A continuación, utiliza un tenedor o un cuchillo para mantequilla a fin de retirar la junta de goma de la parte inferior del recolector de café. Asimismo, saca el filtro del embudo para que puedas secarlos por separado, además de la parte de abajo del recolector. [3]
  4. Coloca las partes en un secador nuevo o una rejilla para secar. Déjalas ahí hasta que estén bien secas. Para garantizar que no se acumule la humedad (que podría provocar la corrosión), guarda la cafetera como está, en partes separadas, hasta la siguiente vez que la utilices, en lugar de armarla nuevamente. [4]
  5. Si utilizas la cafetera a diario, una enjuagada rápida con agua caliente será suficiente la mayor parte del tiempo, pues los aceites del café que están al interior de la cafetera la protegen de la corrosión. Sin embargo, es de esperar que se pongan rancios con el tiempo. Hazle una limpieza más profunda dejando una o dos semanas. [5]
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Método 2
Método 2 de 3:

Hacerle una limpieza más profunda a la cafetera

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  1. Desenrosca el recolector de café del depósito inferior, saca el embudo y bota el café molido. Con un tenedor o un cuchillo para mantequilla, separa la junta de goma de la parte inferior del recolector. Saca también el filtro del embudo. [6]
  2. Frota bien las piezas con un detergente lavavajilla suave y una esponja. Préstale mucha atención a la válvula para que no tenga obstrucciones. No utilices nada abrasivo, como el bicarbonato de sodio o un cepillo de cerdas gruesas, pues este tipo de materiales pueden rayar y estropear la cafetera. Enjuaga cada pieza varias veces en agua limpia para quitarle cualquier resto de detergente.
    • El detergente que quede podría provocar que el café adquiera su sabor. Así que más vale pecar de precavido y enjuagar de manera continua por un minuto más después de que creas que has quitado todo el detergente.
    • Como alternativa al jabón, puedes utilizar un producto de limpieza especialmente diseñado para cafeteras como Cafiza o JoeGlo. [7]
  3. Es de esperar que el café molido obstruya los agujeros de estas piezas de manera ocasional. Échales un vistazo para ver si alguno de ellos está tapado. Perfora los agujeros para destaparlos con la parte puntiaguda de un imperdible, después lávalos y enjuágalos. [8]
  4. Seca todas las piezas lo mejor que puedas con un secador. Después, ponlas sobre uno nuevo o sobre una rejilla para que se sequen el aire. Guarda las piezas desarmadas para no correr el riesgo de que se les acumule la humedad durante el periodo en que no las utilices. [9]
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Método 3
Método 3 de 3:

Tomar precauciones adicionales

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  1. Es de esperar que el metal se oxide y cree depósitos minerales con el tiempo, en especial si no se seca bien. Revisa cada cierto tiempo el interior del depósito inferior y el recolector del café para ver si tienen decoloraciones. Para corregirlas, mezcla una parte de vinagre blanco con ocho partes de agua y usa esta solución para frotar el interior, o déjala reposar de un día para otro en el depósito inferior.
    • También es importante hacerlo para que la válvula del depósito inferior no tenga ninguna acumulación que podría estar bloqueándola. [10]
  2. El detergente lavavajilla le quita el brillo a la cafetera, pero es necesario utilizarlo de vez en cuando para que los aceites de café no se pongan rancios. Si pierde brillo, no te preocupes. Para restaurarlo, pule el exterior conforme sea necesario, ya sea que la cafetera esté hecha de aluminio o de acero inoxidable .
  3. Es normal que las juntas de goma se deterioren con el tiempo. Esto significa que una antigua no será un sello tan seguro para el filtro que está debajo del colector. A su vez, esto quiere decir que el café molido podría terminar donde no debe. Reemplaza una junta de goma antigua si fuera necesario para garantizar que tu taza de café quede limpia. [11]
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Cosas que necesitarás

  • un lavadero
  • agua
  • secadores
  • detergente lavavajilla suave
  • una esponja
  • un tenedor o un cuchillo para mantequilla
  • vinagre
  • juntas de repuesto

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