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Los conflictos son parte normal del matrimonio. Sin importar cuánto se amen tú y tu cónyuge, no podrán estar de acuerdo en todo. Tener una discusión ocasional no significa necesariamente que algo ande mal en tu matrimonio; sin embargo, la manera en que ambos manejen los desacuerdos es determinante para que puedan permanecer juntos en este largo camino. Afortunadamente, la resolución saludable de conflictos es una habilidad que cualquiera puede aprender. Puedes resolver los problemas con tu cónyuge hablando con honestidad, expresando los desacuerdos de manera constructiva y encontrando formas de evitar los conflictos innecesarios en el futuro.

Método 1
Método 1 de 3:

Hablar del problema

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  1. Habla con tu cónyuge cuando ambos estén bien descansados y puedan concentrarse. No trates de resolver los problemas cuando uno o ambos estén distraídos, cansados o hambrientos. [1]
    • Por ejemplo, si tu cónyuge acaba de llegar del trabajo, dale algunos minutos para que se relaje antes de mencionar algo que te moleste.
  2. Mantén la calma y siéntense a hablar, en vez de caminar alrededor de la habitación. Haz contacto visual con tu cónyuge. [2]
    • Hacer contacto visual le demuestra a tu pareja que la escuchas y que te importa lo que diga. También ayuda a que se sientan más conectados el uno al otro.
  3. Dile a tu cónyuge qué es lo que te molesta. Habla calmadamente y evita divagar. Si hablas acerca de un problema que parece insignificante a simple vista, trata de averiguar cuál es el problema subyacente. [3]
    • Por ejemplo, puedes decir “Me gustaría que limpies la cocina cuando termines de cocinar. Cuando la dejas desordenada, siento que no aprecias lo duro que trabajo para mantener limpia la casa”.
  4. No acuses a tu cónyuge. Esta acción hará que se ponga a la defensiva, lo cual puede hacer que la discusión se convierta en una pelea. En cambio, dile cómo te sientes y qué es lo que piensas. [4]
    • También es una buena idea evitar las palabras “siempre” y “jamás”.
    • Por ejemplo, en vez de decir “Jamás me dices cuándo te quedarás trabajando hasta tarde”, di “Siento que no soy importante para ti cuando trabajas horas extras y no envías ni siquiera un mensaje de texto”.
  5. Escucha activamente . Mantén la mente abierta mientras escuchas a tu cónyuge. Presta atención a su lenguaje corporal, así como a sus palabras. Asegúrate de entender lo que dice reflejando sus declaraciones. [5]
    • Por ejemplo, si tu cónyuge dice “Solo necesito tiempo a solas de vez en cuando”, puedes reflejar esa declaración diciendo “Entonces crees que puedes relajarte mejor estando solo, ¿cierto?”.
  6. Trabajen juntos para encontrar una solución que los satisfaga a ambos. Si no pueden llegar a un acuerdo que funcione para ambos, traten de turnarse con sus soluciones preferidas. [6]
    • Por ejemplo, si tu cónyuge prefiere usar el lavaplatos y tú, en cambio, prefieres lavar los platos a mano, traten de usar cada método en semanas alternas.
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Método 2
Método 2 de 3:

Expresar los desacuerdos de manera constructiva

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  1. No levantes la voz, no insultes a tu cónyuge ni uses el sarcasmo. Actuar desagradablemente detendrá cualquier conversación productiva que puedas tener. Si sientes que estás a punto de perder el control, pide un tiempo libre y recupera la compostura antes de continuar con la conversación. [7]
    • Si te empiezas a molestar demasiado como para hablar racionalmente, ve a algún lugar a solas y respira profundamente o desahógate saliendo a caminar alrededor de la cuadra.
  2. Habla de una cosa a la vez. No arrastres asuntos que no estén relacionados ni rencores pasados a la conversación. Deja el pasado a donde corresponde, detrás de ti. Si ya has perdonado a tu cónyuge por algo, no vuelvas a usar eso como un arma para la conversación actual. [8]
    • Por ejemplo, si hablas acerca de la frecuencia con que deben podar el césped, no menciones un desacuerdo del pasado con respecto a qué escuela deben ir sus hijos.
  3. Muestra respeto y sé amable. Algunas cosas, como los insultos o buscar las inseguridades de tu cónyuge, deben quedar excluidas de una conversación. Si sientes tanto enojo como para decir algo hiriente a tu cónyuge, da un paso atrás y cálmate. [9]
    • Por ejemplo, si tu cónyuge toma una decisión precipitada, resiste las ganas de decirle "estúpido" o "idiota". Aunque creas que es cierto en ese momento, esto solo obstaculizará la comunicación y la resolución del conflicto.
  4. Dale a tu cónyuge el beneficio de la duda. No pongas palabras en su boca ni busques razones para pensar lo peor. Asegúrate de entender lo que dice antes de responderle. [10]
    • Por ejemplo, si tu cónyuge te dice que necesita un poco de espacio y tú crees que trata de abandonarte, pide una aclaración. "Espacio" puede significar simplemente más tiempo a solas para pensar las cosas.
    • Si algo te molesta, menciónalo. No pierdas el tiempo sufriendo por algo que puede haber sido una acción o un comentario inocente.
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Método 3
Método 3 de 3:

Evitar el conflicto futuro

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  1. Aprende a distinguir entre los problemas reales y los asuntos menores que puedes ignorar. Si tu cónyuge tiene algunos hábitos que son molestos, pero inofensivos, piensa acerca de si realmente necesitas hablar al respecto. [11]
    • Por ejemplo, si a tu cónyuge le gusta poner algunas almohadas a una silla distinta cuando llega a casa del trabajo, no hagas problemas por eso. Acomodar nuevamente las almohadas es más sencillo que pelear.
  2. Enfócate en las características positivas de tu cónyuge, tanto las grandes como las pequeñas, y no te cohíbas al hacerle un cumplido sincero cada cierto tiempo. Cuando haga algo considerado por ti, agradécele. [12]
    • Por ejemplo, puedes decir algo como “Muchas gracias por hacer la cena cuando llego tarde a casa. Hace que mis noches sean más relajantes”.
  3. Nadie es perfecto y tu cónyuge cometerá errores como todos. A nadie le gusta que le restrieguen en la cara los errores que se cometieron en el pasado, así que no lo hagas con tu cónyuge. [13]
  4. No dejes que los meses o los años de matrimonio te hagan perder de vista las razones por las que te casaste con tu cónyuge. Habitúense a salir, a probar nuevas cosas y a divertirse juntos. Escojan actividades que les gusten a ambos, como salir a pasear para disfrutar el clima o trabajar en un pasatiempo que compartan. [14]
  5. No escuches a los amigos o a los familiares que te den malos consejos, o que traten de influenciarte negativamente. Si alguien trata de entrometerse en tu matrimonio, dile amablemente, pero con firmeza, que tu relación es un asunto personal. [15]
  6. Opta por ser feliz en vez de tener razón. Todas las personas quieren ganar las discusiones, pero buscar derrotar a tu cónyuge todo el tiempo destruirá tu relación. Si discuten por algo trivial o si crees que quizás cometes un error, deja que tu cónyuge gane la discusión. [16]
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