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Un quiste de Baker (quiste poplíteo) es una bolsa llena de líquido que se forma detrás de la rodilla. Este hace que sientas tu rodilla tensa y adolorida. Estos quistes son muy comunes y se pueden originar por cualquier cosa que inflame tus articulaciones, incluso la artritis. Algunas veces, estos quistes no manifiestan ningún síntoma y solo se revelan cuando la persona visita al doctor por otra razón. Sin embargo, puedes leer sobre los síntomas que las personas experimentan al desplazarte hacia el paso 1.

Método 1
Método 1 de 3:

Reconoce los primeros síntomas

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  1. La hinchazón se origina por el líquido que forma el quiste y que a la vez produce la inflamación de la zona. Dicha hinchazón luce como un bulto en la parte posterior de la rodilla y la apreciarás mejor cuando estés de pie con la rodilla recta. [1]
    • También puedes saber si tu rodilla está hinchada al pararte frente a un espejo y compararla con tu otra rodilla.
  2. Cuando se acumula el líquido en los quistes, ejercerá presión en la parte posterior de tu rodilla. Quizás sientas que tu rodilla esté a punto de explotar, sobre todo cuando te encuentres de pie con la pierna recta; es decir, cuando la piel alrededor de la rodilla esté totalmente estirada y puedas percibir la sensación de tensión. [2]
  3. La rigidez difiere de la tensión en que si la rodilla está rígida, sentirás mucha molestia al flexionarla. Por el contrario, con la tensión sentirás la rodilla como un globo de agua a punto de estallar. Es posible que sientas tu rodilla rígida porque el quiste origina la inflamación de los músculos y articulaciones de la rodilla, lo que la volverá rígida. [3]
    • También es posible que sientas alguna molestia cuando te pongas de pie por un periodo de tiempo prolongado.
  4. Cuando el quiste detrás de tu rodilla se llene de líquido, ejercerá presión sobre ella. También puede ejercer presión sobre los nervios de la zona detrás de tu rodilla; cuando lo haga, es posible que sientas el dolor. Cuando el quiste ejerza presión sobre los nervios, definitivamente sentirás dolor cuando muevas mucho la rodilla. La mayoría de las personas con el quiste de Baker describe el dolor de dos formas:
    • Algunas personas sienten un dolor localizado, lo que significa que sienten un dolor fuerte justo en el lugar donde la hinchazón está más acentuada.
    • Algunas personas sienten un dolor generalizado en la rodilla.
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Método 2
Método 2 de 3:

Reconoce los síntomas tardíos

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  1. Si bien los quistes en su fase inicial pueden causar dolor cuando uses mucho tu rodilla o la muevas de cierta forma, a medida que el quiste empeore sentirás dolor siempre que la muevas, sin importar cuán leve sea el movimiento. [4]
    • El dolor se volverá más intenso y puede desarrollarse una sensación de ardor donde se localice el quiste.
  2. Cuando se ejerce mucha presión sobre el quiste en la articulación de la rodilla, este se puede romper. El líquido se drenará a la zona circundante y el quiste se abrirá, por lo que es posible que veas como el líquido se filtra por la parte posterior de tu rodilla.
  3. Mientras más tiempo esperes para ocuparte del quiste, menos podrás mover tu rodilla. Esta incapacidad de moverla bien se deberá al dolor que sentirás cuando la muevas y a la inflamación que no te permitirá flexionarla. Los signos que debes considerar para tratar el quiste incluyen [5] :
    • No poder flexionar la rodilla por completo
    • No poder estirar (o enderezar) la rodilla
    • Dolor al tratar de flexionar y estirar la rodilla
  4. Algunas veces, un quiste de Baker puede aumentar de tamaño y extenderse a los músculos de la pantorrilla. Si eso sucede, tu pantorrilla puede adquirir un aspecto rojizo parecido al sarpullido. También, puede que sientas tu pierna caliente (lo que se conoce como eritema) y tu pantorrilla puede hincharse (lo que se conoce como edema). La hinchazón se produce porque el aumento de tamaño del quiste presiona las venas de la pierna.
    • Si conoces otros problemas médicos, el aumento de tamaño del quiste es similar a la enfermedad denominada trombosis venosa profunda.
  5. En raras ocasiones, el quiste puede romperse por el aumento de su tamaño y dejar que el líquido se filtre a los músculos de la pantorrilla. Los signos de que eso ha sucedido incluyen dolor intenso, calor y sensibilidad en tu pantorrilla. También es posible que tu pantorrilla desarrolle manchas rojas o azuladas donde la sangre se haya filtrado en el tejido circundante. Si detectas alguno de estos síntomas, ve a un hospital de inmediato.
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Método 3
Método 3 de 3:

Conoce los factores de riesgo

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  1. El quiste de Baker es común en las personas que padecen alguna enfermedad subyacente en las rodillas. Cuanto tu rodilla lidia con otras causas de inflamación y dolor, resulta más probable que se desarrolle un quiste debido a esa inflamación. Las enfermedades que aumentan la posibilidad de tener un quiste de Baker incluyen [6] :
    • Artritis reumatoidea, osteoartritis, gota y artritis psoriásica.
  2. Si sufriste una lesión en alguna parte de la rodilla como el desgarro de los meniscos o la distensión de uno de los ligamentos, tus posibilidades de padecer quistes aumentan. Esto se debe a que la rodilla ya estará un poco inflamada y ello conducirá al desarrollo de un quiste. [7]
  3. Si te lesionaste la rodilla, lo más probable es que te hayas sometido una cirugía para corregir la lesión. Cuando operen tu rodilla, es posible que después se inflame si la esfuerzas demasiado antes de que se recupere por completo. Al igual que con la artritis, la inflamación causada por ese esfuerzo puede hacerte más propenso a desarrollar los quistes.
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Consejos

  • Si sientes presión o dolor en la rodilla, trata de descansar lo más que puedas.
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Advertencias

  • Si experimentas algunos de estos síntomas, ve al médico. Mientras más rápido reconozcas y trates estos quistes, más rápido te recuperarás y volverás a tu vida cotidiana.
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Referencias

  1. Parvizi, J. (2010). High yield orthopaedics. Philadelphia: Saunders/Elsevier.
  2. Duckworth, T., Blundell, C. M., & Duckworth, T. (2010). Lecture notes. Chichester, UK: Wiley-Blackwell.
  3. Aktolun, C., & Goldsmith, S. J. (2013). Nuclear medicine therapy: Principles and clinical applications. New York, NY: Springer.
  4. Aktolun, C., & Goldsmith, S. J. (2013). Nuclear medicine therapy: Principles and clinical applications. New York, NY: Springer.
  5. Duckworth, T., Blundell, C. M., & Duckworth, T. (2010). Lecture notes. Chichester, UK: Wiley-Blackwell.
  6. http://www.mayoclinic.org/diseases-conditions/bakers-cyst/basics/causes/con-20023332
  7. Parvizi, J. (2010). High yield orthopaedics. Philadelphia: Saunders/Elsevier.

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