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Las personas a menudo tienen una perspectiva estereotipada muy limitada de lo que significa ser un espíritu libre. Si realmente quieres ser un espíritu libre, ten esto en mente.

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    Entiende lo que significa ser libre. A la sociedad le gusta darnos una interpretación muy vaga de lo que significa ser un “espíritu libre”. Las imágenes que nos vienen de inmediato a la mente son de un bohemio trotamundos, una chica maniaca soñadora, un artista libre, un filósofo minimalista o un ambientalista que vive en medio del bosque. Quizás tu visión de un espíritu libre se definió cuando estabas en preparatoria y viste a una persona tatuada, trilingüe a quien molestaban, que nunca olvidaba recordarles a los demás cuántos países había visitado, cuando realmente era una persona tranquila que pasaba la hora del almuerzo en la biblioteca y que no le importaba lo que pensaran de ella. En vez de caer en la trampa de moldearte en un rol predefinido, vive tu vida como una persona libre, y no tengas miedo de contradecirte. Esto significa que puedes andar un día con adornos de cáñamo y al día siguiente de cuero, juntarte con los hípsteres, los fiesteros, los ñoños, o mezclar a Tom Waits con Kesha en tu iPod.
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    Persigue tus pasiones. Ser un espíritu libre significa tener el valor no solo de perseguir tus sueños, sino también de tomar el tiempo para averiguar cuáles son en realidad (que probablemente es lo más difícil). Quizás ya te rendiste con la idea de empezar una maestría en Estudios Nativos Americanos, porque tienes miedo que no es algo práctico. Quizás tocas el arco de diddley, pero piensas que nunca encontrarás una buena banda. Quizás te criaste con antiguos hippies que nunca entendieron tu ardiente deseo de entrar en el sector inmobiliario. Toma tu tiempo para descubrir tu verdadera pasión secreta que quizás ni siquiera sabías que tenías y después da el paso.
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    Deja de lado cualquier cosa que te esté frenando. Esto implica mucho más que pensar en todas las formas en que “El hombre” te reprime. Si una mala experiencia hizo que tu fe en la humanidad se acabara, reconstruye esa fortaleza hasta que puedas volver a acercarte a las personas. Si una educación muy estricta te ha dejado con poco sentido de quién eres, procura quitar esas capas artificiales para descubrir quién eres en verdad. Y, por supuesto, no olvides en pensar las formas en que tú mismo te frenas. Quizás tienes una tendencia a jugar a ser la víctima y disfrutas tus propias tragedias. Quizás eres un romántico empedernido que continúa cometiendo los mismos errores en todas las relaciones. Quizás solo tienes miedo de pedir ayuda porque todos esperan que seas fuerte todo el tiempo. Solo cuando eres brutalmente honesto sobre las barreras que están frente a ti, podrás encontrar soluciones y salir adelante.
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    Deja de lado cualquier cosa contra la que te estés rebelando sin un propósito mayor. Si tu único motivo es reaccionar “en contra” del sistema, ya sea político, religioso, social, parental, comunitario, ambiental, o cualquier otro, quizás te estés moviendo por la dirección correcta y sigas “permitiendo que el sistema dicte tu comportamiento”. El que te desagrade algo por la simple razón de que es convencional es algo tan absurdo como que te guste por la misma razón. Por otro lado, rebélate si existe un propósito mayor o un ideal más grande. Hemos nacido para hacer un mundo mejor y no dejarlo intacto.
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    Vive el momento. Es fácil pasar mucho tiempo en tu cabeza, que en realidad nunca te conectas con las cosas que pasan a tu alrededor. Quizás estés creando fantasías, conversaciones o escenarios de apocalipsis zombis en tu cabeza cuando se supone que deberías estar teniendo una conversación. Quizás te estás esforzando mucho en pensar cómo te ven las personas con quienes te cuzas en la calle que ni siquiera te diste cuenta de que es un hermoso día. Comprométete con las personas, lugares y cosas que te rodean en un nivel más profundo, y descubrirás que tus reacciones hacia ellas se vuelven más auténticas.
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    Mantén tu ego bajo control. No hay duda de que las personas que hacen bien su trabajo (o hacen un buen trabajo fingiendo) tienen un efecto magnético en quienes las rodean. Esto, por supuesto es una arma de doble filo. Si tienes éxito en tu aventura de ser un espíritu libre, resiste a la tentación de autofelicitarte y déjaselo para aquellos que percibes como “convencionales”. Recuerda, quieres ser un espíritu “libre”, por lo que tus pensamientos, creencias y comportamiento deben venir de un lugar profundo de ti. El ego es la muerte de la autenticidad; una vez que estás más interesado en “impresionar” que en “ser”, todo por lo que has trabajado desaparecerá.
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    Honra la libertad de los demás. Ser un espíritu libre no se trata de prometer una cosa y hacer otra, conseguir todo lo que quieres sin pagar tus deudas, llegar siempre media hora tarde o dejar una cola de corazones rotos tras de ti. Recuerda que tu libertad termina donde empieza la de los demás.
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