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Nada puede ser más gratificante que defender un punto de vista y ganar en una discusión. Sin embargo, a veces es difícil lograrlo, en especial si sabes que no tienes la razón o que tu adversario es muy inteligente y elocuente. Afortunadamente, existen algunas tácticas y estrategias que puedes utilizar para probar un punto y tener éxito. Al desacreditar a tu oponente y defender tu narrativa falsa, podrás sentir que has ganado, por más que sepas que estás equivocado.

Método 1
Método 1 de 3:

Desacreditar a tu oponente

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  1. Si tu oponente presenta pruebas o estadísticas, haz lo posible por invalidar sus fuentes. Por ejemplo, puedes decirle que dicha investigación no ha sido lo suficientemente amplia o que no ha comprobado los hechos, o que el estudio carece de integridad. Intenta derribar la evidencia que compruebe su afirmación, y desacredítala para que no pueda volver a utilizarla.
    • También puedes decir que la organización o la institución que ha llevado a cabo la investigación tiene sesgos políticos o culturales.
  2. Ciertas preguntas te ayudarán a tomar el control de la conversación, además de desconcertar a tu oponente. Recurre a las hipótesis para refutar sus afirmaciones, por más que la situación hipotética sea poco realista o factible. [1] Cuestiona su integridad y sus motivaciones. Haz que se cuestione a sí mismo para que comience a dudar de su propia opinión.
    • Una buena pregunta podría ser "¿Qué evidencia tienes que compruebe que eso es real?".
    • Haz una pregunta hipotética y poco realista como "Si todos los hombres obtuvieran una licencia por paternidad, ¿qué sucedería si todas las personas comenzaran a tener hijos solo para tener una licencia remunerada?".
  3. Deja en claro que tienes una mayor y mejor comprensión del asunto al hablarle acerca de tu conocimiento y tus experiencias. El objetivo aquí es proporcionar cierta noción de credibilidad para convencer a tu oponente de que tienes razón, por más que esto no sea así. [2]
    • Menciona cualquier experiencia profesional o social que sustente tus afirmaciones.
    • También puedes recurrir a cualquier anécdota o situación hipotética o aislada, por más que no tengan tanta credibilidad en otras situaciones.
    • Por ejemplo, puedes decir "He trabajado en los medios de comunicación, y sé cómo funcionan las cosas. He trabajado en los medios más importantes durante la última década y tengo una mayor comprensión del asunto que muchas personas".
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Método 2
Método 2 de 3:

Defender un punto de vista incorrecto

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  1. Si sospechas que vas a discutir con alguien, prepárate con anticipación. Haz una investigación acerca de todos los aspectos y puntos de vista del asunto en internet. No contar con la información precisa que sustente tu afirmación hará que ganar sea mucho más difícil. Puedes usar estadísticas, documentos y citas para probar tu opinión. [3]
    • Busca temas de debate y discusiones populares que coincidan y sustenten tus puntos de vista y tu opinión.
    • Familiarízate con los puntos de vista opuestos para saber qué es lo que la otra persona podría decir, y de esta forma, poder preparar una buena respuesta.
  2. La mayoría de las discusiones implican ideas complejas y abstractas que las personas no siempre tienen en cuenta o no saben cómo plantear. Si tomas por sorpresa a tus oponentes, podrás convencer fácilmente a los demás de que tienes razón.
    • Es posible volver a definir una discusión. Sin embargo, cuando este no sea el caso, el tema en sí puede delimitarse por nuevos conceptos que sí pueden volver a definirse.
  3. Estudia los principales argumentos que se oponen a tu punto de vista y busca estudios o investigaciones que sustenten tus afirmaciones. Luego, piensa cómo puedes usar esas estadísticas para respaldar tu argumento.
    • Por ejemplo, puedes responsabilizar a algunos alumnos por las malas calificaciones obtenidas en ciertas materias, cuando en realidad esto se relaciona directamente con la falta de recursos y personal competente.
  4. Comprende cómo tu oponente podría invalidar tus argumentos, y cuáles serían las preguntas que no podrías responder, y asegúrate de evitar esos temas.
    • Por ejemplo, si sabes que tu teoría moral podría desmoronarse con ciertos ejemplos prácticos, proporciona respuestas vagas a un nivel más general.
    • A veces, cambiar de tema en niveles objetivos y subjetivos puede llevar a conclusiones diferentes, por más que sepas que solo uno de los dos puede aplicarse correctamente. En el caso de que estén discutiendo acerca de algo subjetivo, adopta un punto de vista más objetivo, y, si tu opinión es errónea, dile que todas las opiniones son subjetivas, y que la verdad objetiva no existe en dicho contexto.
  5. Permitir que tus emociones se apoderen de ti en medio de una discusión puede afectar tu forma de pensar, intensificar el conflicto y darle ventaja a tu oponente. [4] No demuestres tus emociones, y no eleves el tono de voz ni grites. Conserva la calma y practica el autocontrol. Si puedes ser más listo y superar a tu oponente para que reaccione de manera emocional, la ventaja será tuya.
    • Si percibes que te estás poniendo nervioso, respira profundo y visualiza alguna imagen para relajarte. Cálmate y cuenta de diez a cero, o repite en tu cabeza una palabra que transmita paz, como "relájate". [5]
  6. Si das la menor señal de que crees que podrías estar equivocado, la otra persona se aprovechará de tu debilidad y la explotará en su beneficio. Para evitarlo, repite tus afirmaciones y no cedas terreno. La única situación en la que puedes hacerlo es cuando el tema en cuestión no interfiera en los resultados de la discusión general.
    • Un ejemplo de una afirmación que no interfiere en la discusión final puede ser "El sistema carcelario no evita las reincidencias de los presos, pero sirve como castigo para los criminales". [6]
  7. Si comienzas a perder en la discusión, puedes desviar la atención hacia otra cosa que tu oponente haya dicho antes para que tus errores pasen más desapercibidos. Esta estrategia es más útil cuando el tema en cuestión es personal. Intenta recordar una situación similar del pasado en la que la otra persona haya actuado mal o haya hecho algo incorrecto. Redireccionar la conversación y enfocarte en sus acciones podría inclinar la balanza a tu favor.
    • Por ejemplo, puedes decir "Pareces estar muy molesto porque he besado a otro chico. ¿Eso se debe a que has hecho lo mismo el año pasado?".
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Método 3
Método 3 de 3:

Llegar a un acuerdo

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  1. Asegúrate de escuchar con atención las palabras de tu interlocutor, sin interrumpirlo, expresar tu desacuerdo o criticarlo. Presta atención a lo que diga, y prueba decir cosas como "Sí, comprendo" o "Así es". Haz un esfuerzo consciente por escuchar e interpretar sus palabras para comprender su perspectiva. [7]
    • Parafrasea lo que haya dicho para demostrar atención.
    • Por ejemplo, puedes decir "Entonces lo que dices es que estás enojado porque has trabajado todo el día y no te gusta que la casa esté sucia cuando llegas del trabajo?".
  2. Habla con tu interlocutor y explícale por qué te sientes así. Dile por qué has tenido la necesidad de ganar la discusión y cómo te sientes con la situación en general. El hecho de que no tengas razón no quiere decir que tus sentimientos no sean válidos. Si alguien hiere tus emociones sin querer y comienza a discutir, aclara las cosas y explícale tus motivos. [8]
  3. Comprende por qué quieres ganar cuando sabes que estás equivocado. En vez de creer que las interacciones y las discusiones son derrotas o victorias, piensa que un acuerdo mutuo puede mejorar tu vida y tus relaciones. Procura encontrar una solución que sea beneficiosa para todas las personas involucradas. [9] Si ganas una discusión pero sabes que estás equivocado, esa satisfacción temporal de burlarte de alguien desaparecerá tarde o temprano. Por lo tanto, lo mejor es ser tú mismo y ganar las discusiones en las que creas que realmente tienes razón.
    • Procura ver el lado bueno de las personas. En vez de pensar que quieres derrotar a tu oponente, ten en cuenta sus rasgos positivos.
  4. Para alcanzar una resolución adecuada para todas las personas involucradas después de una discusión o conflicto, es importante que comprendas por qué quieres ganar. Muchas veces, esto se debe a que las personas no quieren aceptar la verdad o no quieren demostrar debilidad o vulnerabilidad. [10]
    • Llegar a un acuerdo o admitir tus culpas puede hacerte sentir mucho mejor que "ganar" una discusión.
    • Considera la opción de disculparte, en vez de discutir cuando sabes que estás equivocado.
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