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La berenjena es sensible a las condiciones ambientales, por lo que es mejor guardarla a temperaturas justo por debajo de la temperatura ambiente promedio y usarla rápidamente. Sin embargo, si necesitas prolongar su duración, vale la pena probar otras opciones, como refrigerarla y congelarla.

Método 1
Método 1 de 3:

Guardar la berenjena a temperatura ambiente

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  1. Coloca la berenjena entera, sin cortarla, en una bolsa grande de papel y envuelve el exceso del papel a un lado de la berenjena.
    • La bolsa de papel absorberá la humedad y esto puede reducir la descomposición. Además, debido a que el papel es permeable, la berenjena podrá recibir el flujo adecuado de aire.
    • Si no tienes bolsas de papel, puedes enrollar la berenjena con unas toallas de papel y colocarla en una bolsa plástica abierta o en un tazón ventilado.
    • No coloques la berenjena en una bolsa plástica cerrada porque puede limitar el flujo de aire y se descompondrá más rápido. [1]
  2. Mantenla alejada de la luz directa del sol y en un lugar relativamente fresco.
    • La temperatura ideal para conservar la berenjena es 10 °C (50 °F). Los refrigeradores son demasiado fríos, pero la temperatura ambiente promedio es muy alta. Los garajes secos y bien ventilados funcionan bien durante las épocas frías, pero los sótanos podrían ser mejores en el clima más cálido. [2]
  3. No la guardes con otras frutas y vegetales. Mantenla separada cuando esté guardada.
    • Muchas frutas y vegetales producen gas etileno cuando maduran. Cuando se exponen al mismo, las berenjenas tienden a madurarse y se descomponen con mayor rapidez.
  4. Cuando se guardan de esta forma, la mayoría de las berenjenas serán comestibles por un máximo de tres días.
    • Sin embargo, para que tengan la mejor textura, debes usarlas durante las siguientes 24 horas. Las berenjenas se descomponen rápidamente, incluso si se guardan de la forma correcta.
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Método 2
Método 2 de 3:

Refrigerarla

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  1. Coloca la berenjena entera en una bolsa plástica perforada, en una bolsa plástica abierta o en un recipiente plástico abierto. [3]
    • Si quieres, puedes envolver la berenjena en unas toallas o bolsas de papel antes de colocarla en el recipiente de plástico. El papel absorberá la humedad y esto disminuirá la descomposición.
    • No selles la bolsa plástica ni uses plástico adherente para enrollar la berenjena. El plástico sellado limitará el flujo de aire, lo cual puede hacer que pierda más rápido su frescura.
  2. Coloca la berenjena en el cajón de las verduras del refrigerador.
    • Si no puedes colocar la berenjena fácilmente en el cajón de las verduras, no trates de forzarla porque la cáscara podría rasgarse y hacer que la pulpa se descomponga. Simplemente puedes colocarla en otro estante del refrigerador.
  3. Si es posible, quítalos del cajón cuando guardes la berenjena.
    • Recuerda que muchas frutas y vegetales producen gas etileno y cuando la berenjena entra en contacto con el mismo, se madura y se descompone más rápido.
  4. Si es posible, usa la berenjena refrigerada de tres a siete días después. [4]
    • Los refrigeradores son muy fríos para las berenjenas, por lo que su textura y su color pueden cambiar, incluso si sigues el procedimiento correcto. Si puedes usar la berenjena al día siguiente o dos días después, será mejor que la guardes a temperatura ambiente.
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Método 3
Método 3 de 3:

Congelarla

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  1. Con un cuchillo afilado, corta la berenjena en rebanadas o rodajas de 8,5 mm (1/3 de pulgada).
    • Es buena idea enjuagarla con agua fría del grifo antes de cortarla. Si no la lavas, la contaminación de la superficie puede adherirse al cuchillo y luego a la pulpa de la berenjena.
    • También puedes pelarla con un pelador de vegetales, pero no es necesario hacerlo.
  2. Llena con agua una olla grande y ponla a hervir a fuego medio-alto. Cocina la berenjena en el agua hirviendo durante cuatro minutos. [5]
    • Empieza a contar el tiempo en cuanto coloques la berenjena en el agua hirviendo. No esperes a que empiece a hervir otra vez.
    • Solo debes blanquear la berenjena; no la cocines por completo. Este proceso destruirá las enzimas que podrían arruinar el sabor y la textura mientras la berenjena está en el congelador.
  3. Usa una espumadera para transferir de inmediato la berenjena blanqueada a un tazón grande de agua con hielo. Déjala reposar en el agua con hielo durante cinco minutos o hasta que se sienta fría al tacto.
    • El enfriamiento rápido evitará que se cocine de más.
    • Después de enfriarla, escurre el agua y seca las rebanadas con unas toallas limpias de papel.
  4. Transfiere las rebanadas a una bolsa plástica grande, apta para el congelador. Saca la mayor cantidad posible de aire de la bolsa antes de sellarla.
    • Para extender la vida útil de la berenjena, puedes usar unas bolsas selladas al vacío en lugar de las bolsas plásticas comunes.
    • Si quieres evitar que la rebanadas se adhieran cuando se congelen, debes envolver cada una en una lámina pequeña de plástico adherente antes de colocarlas todas en la misma bolsa.
  5. Coloca la bolsa con las rebanadas de berenjena en el congelador. Descongélalas y úsalas en un plazo de seis a nueve meses.
    • Si sellas las bolsas al vacío y las guardas en un congelador profundo, la berenjena puede durar hasta 14 meses.
    • El proceso de congelación romperá algunas de las paredes de las células, por lo que la berenjena quedará más blanda. Sin embargo, no será un gran problema si piensas usarla en un platillo para el cual debe estar tierna.
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Cosas que necesitarás

Guardarla a temperatura ambiente

  • bolsas o toallas de papel
  • tazón ventilado

Refrigerarla

  • bolsa plástica o tazón ventilado
  • toallas o bolsas de papel

Congelarla

  • toallas de papel
  • pelador de vegetales
  • cuchillo afilado
  • cacerola grande
  • tazón grande
  • bolsas plásticas aptas para el congelador

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