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La espinaca normalmente se vuelve blanda después de congelarla, pero debido a que retiene sus nutrientes y su sabor, la espinaca congelada puede ser excelente cuando se agrega a batidos y platos cocinados. Escaldar la espinaca permite que siga siendo comestible por periodos más largos, pero también puedes congelar la espinaca no escaldada. Considera la posibilidad de congelar la espinaca en forma de puré si deseas usarla exclusivamente para hacer platos líquidos más adelante.

Método 1
Método 1 de 4:

Limpiar la espinaca

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  1. Coloca las hojas frescas de espinaca en un tazón grande, y luego cúbrelas con agua limpia y fría.
    • Usa las manos para revolver y revisar las hojas de espinaca a medida que se remojan. Revisa las hojas para eliminar las que estén dañadas, las malas hierbas, los insectos, las piedras, la suciedad u otros desechos.
  2. Escurre el agua de las hojas de espinaca y transfiérelas a un colador grande. Enjuaga las espinacas con agua fría del grifo durante aproximadamente 30 segundos.
    • Si eres lo suficientemente minucioso, el primer remojo y enjuague probablemente elimine la mayoría de los desechos. Para las espinacas que parecen especialmente sucias, o para ser extremadamente prudente, repite ambos pasos dos veces o más para eliminar la mayor cantidad de suciedad posible.
  3. Coloca las espinacas en un centrifugador de lechuga y luego usa el utensilio para eliminar la mayor cantidad de agua posible.
    • Si no tienes un centrifugador de lechuga, puedes envolver las hojas de espinaca en toallas de papel y exprimir suavemente el exceso de humedad. Después, extiende las hojas sobre una capa de toallas de papel frescas durante 10 a 15 minutos para continuar secándolas.
    • El secado completo es especialmente importante si planeas congelar las espinacas crudas y sin escaldar. Sin embargo, no es demasiado significativo si vas a congelar las espinacas escaldadas o en forma de puré.
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Método 2
Método 2 de 4:

Congelar espinacas sin escaldar

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  1. Llena una o más bolsas de plástico aptas para el congelador con tantas espinacas limpias como sea posible. Aprieta las bolsas para quitar el exceso de aire y luego séllalas. [1]
    • No tengas miedo de guardar las espinacas demasiado apretadas. Guardarlas apretadas es recomendable debido a que deja menos espacio para el exceso de aire.
    • También puedes usar recipientes de plástico de almacenamiento aptos para el congelador, pero estos no son de mucha ayuda debido a que no podrás eliminar el exceso de aire del recipiente antes de taparlo.
  2. Coloca las espinacas en el congelador. Deben seguir siendo comestibles durante un tiempo aproximado de 6 meses.
    • Cuando estés listo para usarlas, descongela las espinacas en el refrigerador durante varias horas. Exprime el exceso de humedad de las hojas descongeladas antes de usarlas o consumirlas.
    • Las membranas celulares se descomponen durante el almacenamiento congelado, lo que hace que las espinacas descongeladas sean muy blandas para comerlas crudas, pero aun así puedes utilizarlas en los batidos y las recetas cocidas.
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Método 3
Método 3 de 4:

Congelar espinacas escaldadas

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  1. Llena una olla grande con suficiente agua fría para cubrir las espinacas y luego colócala en la estufa a fuego medio alto. Deja que el agua alcance un hervor estable y continuo.
    • Ten en cuenta que el escaldado tradicional preservará el color y el sabor de las espinacas, pero puede causar la pérdida de algunos nutrientes. Para reducir la cantidad de nutrientes perdidos, considera escaldar las espinacas con vapor. Prepárate para escaldarlas al vapor colocando una vaporera sobre el agua hirviendo. [2]
  2. Enjuaga rápidamente el lote completo de espinacas en el agua y cubre la olla. Empieza a ver el reloj de inmediato y saca la olla después de 2 minutos. [3]
    • Si vas a escaldar las espinacas al vapor, coloca las hojas en la vaporera y cúbrela inmediatamente con la tapa. Se necesita una tapa herméticamente sellada para capturar el vapor suficiente para escaldar las espinacas.
    • Si escaldas directamente las espinacas, ten en cuenta que es probable que el agua se ponga verde a medida que se cocina.
  3. Saca las espinacas de la hoja y colócalas en un recipiente grande lleno de agua helada. Mantén las espinacas sumergidas durante otros 2 minutos en esta agua helada.
    • La transferencia rápida debe detener el proceso de cocción y detener la pérdida de nutrientes. También debe preservar aún más el color y el sabor de la espinaca.
  4. Coloca las espinacas en un centrifugador de lechuga y luego enciéndelo hasta que las hojas estén secas.
    • Si no tienes un centrifugador de lechuga, coloca las hojas de espinaca en un colador grande sobre toallas de papel. Deja que las espinacas drenen el agua durante un tiempo aproximado de 20 minutos y luego usa toallas de papel adicionales para eliminar el exceso de humedad.
  5. Mete las hojas de espinaca en bolsas de plástico aptas para el congelador. Aprieta o quita tanto aire de las bolsas como sea posible antes de sellarlas.
    • Si bien técnicamente puedes usar recipientes de plástico aptos para el congelador en lugar de bolsas, al hacerlo aumentas el riesgo de quemaduras por congelación, ya que no podrás eliminar el exceso de aire.
  6. Coloca las bolsas de espinacas en el congelador para guardarlas a largo plazo. Cuando se preparan adecuadamente, las espinacas escaldadas y congeladas deben seguir siendo comestible durante un periodo de aproximadamente 9 a 14 meses.
    • Descongela las espinacas congeladas en el refrigerador durante varias horas antes de usarlas. Como las espinadas descongeladas tienden a estar húmedas, no se pueden comer crudas, pero se pueden usar en batidos y platos cocidos.
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Método 4
Método 4 de 4:

Congelar espinacas en forma de puré

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  1. Combina 6 partes de espinaca y 1 parte de agua en una licuadora estándar. Tapa y enciende la licuadora hasta que la espinaca se descomponga en un puré suave y espeso. [4]
    • En el caso de muchas licuadoras, es posible que tengas que evitar llenar la licuadora más de la mitad para permitir que las cuchillas tengan acceso adecuado a sus contenidos.
    • Solo tienes que agregar suficiente agua para encender la licuadora. Si la licuadora tiene problemas con la cantidad de agua que usaste al principio, no dudes en agregar más agua en pequeños chorros.
  2. Una vez que esté suave, vierte el puré en bandejas de cubitos de hielo limpias o moldes similares. Llena cada compartimiento a menos de 6 mm (¼ de pulgada) de la parte superior.
    • Si no tienes bandejas de cubitos de hielo, considera usar bandejas para muffins, bandejas estándar para muffins o moldes de caramelos.
    • Las bandejas y los moldes de silicona funcionan especialmente bien, pero también se pueden usar versiones de plástico.
  3. Coloca las bandejas llenas en el congelador durante un tiempo aproximado de 4 horas, o hasta que el puré de espinacas esté congelado.
  4. Saca los cubos de espinaca congelados de las bandejas, y luego guárdalos en bolsas de plástico aptas para el congelador. Elimina el exceso de aire de las bolsas antes de sellarlas.
    • Si tienes problemas para retirar los cubos de las bandejas, deja que se descongelen a temperatura ambiente durante varios minutos. Inténtalo de nuevo una vez que los lados y la parte inferior se hayan suavizado, pero antes de que los cubos se derritan.
  5. Coloca las bolsas de puré de espinacas congeladas en el congelador. Guárdalas por hasta un año.
    • Puedes descongelar el puré de espinacas congelado antes de usarlo o agregarlo a batidos, guisos y platos similares mientras aún esté congelado.
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Cosas que necesitarás

Limpieza

  • tazón grande
  • lavabo
  • colador
  • toallas de papel
  • centrifugador de lechuga (opcional)

Espinacas sin escaldar

  • bolsas de plástico aptas para el congelador

Espinacas escaldadas

  • olla grande
  • vaporera (opcional)
  • recipiente grande
  • centrifugador de lechuga o colador
  • toallas de papel
  • bolsas de plástico aptas para el congelador

Puré de espinacas

  • licuadora
  • bandejas de cubitos de hielo o moldes similares
  • bolsas de plástico aptas para el congelador

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