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En ocasiones, es posible que sientas la necesidad de crujirte la rodilla. Por lo general, esto es una molestia normal que no indica ningún problema y que se puede resolver con facilidad. Lo único que hace falta es realizar determinados movimientos y, en algunos casos, aplicar presión sobre la articulación simultáneamente. Sin embargo, si al crujirte la rodilla sientes dolor o incomodidad, es importante que acudas al médico, ya que esa molestia podría ser síntoma de algún problema que requiera tratamiento. [1]

Método 1
Método 1 de 3:

Flexionar la articulación de la rodilla para hacerla crujir

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  1. Si quieres crujirte la rodilla de forma suave y controlada, es mejor eliminar cualquier presión sobre la articulación. Al sentarte o tumbarte, podrás moverla con conciencia y controlar el momento exacto en que tenga lugar el crujido. [2]
  2. Extiende la articulación de la rodilla estirando la pierna todo lo que puedas. De esta forma, la rodilla alcanzará su máxima extensión y podrás controlar la rótula y los ligamentos que cruzan los huesos de las piernas para mover el aire retenido en la articulación, que es lo que causa el crujido.
    • Tal vez este movimiento sea suficiente para crujirte la rodilla.
  3. Si no te cruje la rodilla solo con extender la pierna, mueve la articulación hasta alcanzar la posición opuesta. Si estás sentado, solo tienes que flexionar la pierna acercando la mitad inferior hacia la silla. Si estás tumbado, eleva la rodilla en el aire y flexiona la pierna acercando el pie a las nalgas. [3]
    • Para contraer completamente la articulación estando sentado en una silla, tal vez tengas que colocar las nalgas sobre el borde del asiento. De esta forma, podrás flexionar más la pierna.
    • Al flexionar totalmente la pierna, se mueven los huesos y los ligamentos, causando un crujido cuando los ligamentos pasan por encima de algún hueso irregular o cuando el aire se desplaza a través de la articulación.
  4. Para conseguir que la articulación cruja, a veces es necesario mover la rodilla de esta forma varias veces. Solo tienes que asegurarte de moverla lentamente hacia atrás y hacia delante, de manera que puedas parar si sientes dolor o incomodidad.
    • Si la rodilla no te cruje repitiendo este movimiento, tal vez tengas que aplicar algo de presión sobre la articulación para conseguir que ocurra.
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Método 2
Método 2 de 3:

Utilizar el peso corporal para crujirse las rodillas

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  1. Colócate en posición de estocada . Ponte de pie con los pies separados a la anchura de las caderas. Después, da un paso hacia atrás con un pie y flexiona las rodillas. El paso hacia atrás debe ser suficientemente amplio como para que la rodilla delantera permanezca sobre el tobillo delantero durante la flexión de la pierna. La rodilla de atrás debe quedar alineada con la cadera durante la flexión. [4]
    • Adoptar la posición adecuada es imprescindible para no dañar la rodilla al aplicar presión sobre ella.
  2. Baja el cuerpo lo suficiente para que la rodilla trasera se acerque al piso sin llegar a tocarlo. Al bajar, el pie delantero debe permanecer plantado en el piso, y el pie trasero se flexionará de manera que solo los dedos queden en contacto con el piso. [5]
    • Al aplicar presión sobre la articulación de la rodilla mientras intentas crujírtela, haces que los ligamentos y los huesos se desplacen adoptando posiciones distintas a las que tendrían sin añadir peso. Este cambio tan leve puede ser suficiente para hacer que cruja la rodilla.
  3. Prueba a hacer squats completas para crujirte las dos rodillas, si es necesario. Si no te gusta demasiado flexionar las rodillas, puedes flexionar ambas a la vez. Separa los pies a la anchura de las caderas y, después, agáchate lentamente en posición de sentadilla. Asegúrate de moverte de forma controlada para poder abandonar la postura si sientes dolor. [6]
    • Al hacer sentadillas de esta forma, utilizarás tu peso corporal para contraer la articulación de la rodilla a mayor profundidad de que costumbre. Esta posición suele ser suficientemente extrema como para hacer que una rodilla bloqueada cruja.
    • Es importante tener cuidado y hacer las sentadillas con mucho control. Si dejas caer el cuerpo sin control, puedes lesionarte las rodillas.
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Método 3
Método 3 de 3:

Reducir la necesidad de crujirse las rodillas

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  1. Si sientes la necesidad de crujirte las rodillas constantemente y, especialmente, si la necesidad va asociada a algún dolor, debes acudir al médico. Tu médico está capacitado para identificar el origen del problema, y te sugerirá posibles tratamientos.
    • Aunque crujirse las rodillas de vez en cuando es totalmente normal, la necesidad constante de hacerlo puede ser señal de que hay algún problema de desgaste del cartílago, un desgarre en el menisco o una artritis incipiente. [7]
    • En muchos casos, las opciones de tratamiento incluyen medicación, fisioterapia y, si se trata de un problema grave, cirugía.
  2. En muchos casos, la necesidad de crujirse las rodillas aparece debido a una posición incorrecta de los huesos articulares debido a una inflamación de los tejidos que hay entre ellos. Si puedes reducir esta inflamación, sentirás menos necesidad de crujirte las rodillas.
    • Puedes tomar algún antiinflamatorio de venta sin receta como, por ejemplo, el ibuprofeno.
    • Habla con tu médico si crees que, en tu caso, podría ser más eficaz un antiiflamatorio de venta con receta.
  3. Aunque tal vez te tiente la idea de dejar que la rodilla repose si sientes necesidad constante de crujírtela, es importante que continúes moviéndola. Aquí tienes varios ejemplos de ejercicios de bajo impacto que son beneficiosos para las rodillas: [8]
    • natación
    • ciclismo
    • aeróbic acuático
    • entrenamiento con elíptica
  4. que resulten agresivas para las rodillas. Aunque hay ejercicios estupendos para mantener las rodillas sanas y flexibles, hay otras actividades físicas que pueden ser especialmente perjudiciales si tienes algún problema de rodilla. Evita cualquier actividad que genere un impacto fuerte sobre las rodillas, sobre todo si implica correr.
    • Si quieres seguir corriendo, al menos deja tiempo suficiente entre cada entrenamiento para que las rodillas se recuperen. Por ejemplo, intercala los días de salir a correr con sesiones de actividades de bajo impacto, como el ciclismo. [9]
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