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La resequedad de la piel es un problema frecuente, sobre todo en los climas secos y durante el invierno. Por lo general, es producto de las condiciones ambientales o la genética, y puede presentarse en cualquier parte del cuerpo. Si tienes piel reseca, no hay de qué preocuparte, ya que puedes hacer muchas cosas para hidratarla y mantenerla con un aspecto suave y terso.

Método 1
Método 1 de 4:

Cambiar tu rutina de cuidado de la piel

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  1. Aunque tal vez disfrutes de un baño largo, pasar mucho tiempo en el agua en realidad reseca la piel. Intenta pasar 10 minutos como máximo en la ducha o la bañera. Aunque esto parezca poco tiempo, lo único que necesitas es entrar a la ducha, lavarte, enjuagarte y salir de la ducha. [1]
    • Evita ducharte más de una vez al día, a menos que te hayas ejercitado o hayas realizado otras actividades que te hagan sudar.
    • Tampoco es necesario ducharte o bañarte cada día. Está bien hacerlo dejando un día.
    • Aféitate las piernas o haz un tratamiento de acondicionamiento profundo en tu cabello antes de entrar a la ducha para reducir el tiempo que la piel está expuesta al agua.
    • También puedes cepillarte en seco la piel antes de ducharte para promover la renovación de las células cutáneas superficiales y mejorar la circulación sanguínea. Al salir de la ducha, hidrata tu piel recién lavada con aceite de coco, jojoba o de oliva.
  2. El agua caliente absorbe la humedad de la piel, así que evita subir demasiado la temperatura del agua. Utiliza agua a una temperatura tibia agradable en vez de que esté hirviendo. [2]
    • Asimismo, evita sumergirte en un jacuzzi con regularidad para impedir la resequedad de la piel.
  3. Los perfumes, los tintes y otros químicos que suelen añadirse a los jabones, los exfoliantes y las lociones no aportarán ningún beneficio a tu piel. Aunque huelan o se vean bien, en realidad resecan la piel. Mejor elige productos para el cuidado de la piel que sean suaves y sin perfumes para mantenerla con su mejor aspecto. [3]

    Consejo: también utiliza detergente para ropa sin aromas, a fin de evitar que los químicos impregnados en la tela resequen o irriten aún más la piel.

  4. suavemente tu piel para retirar las células muertas. La exfoliación es una excelente forma de alisar la piel. Sin embargo, numerosos exfoliantes también le quitan su humedad e irritan la piel reseca. Opta por productos exfoliantes con la etiqueta de “suaves” y evita frotarte la piel con fuerza o utilizando esponjas ásperas o cepillos para fregar. [4]
    • Busca exfoliantes con hasta 2 % de ácido salicílico o 10 % de ácido glicólico.
    • En caso de tener piel sensible, limítate a exfoliarte una o dos veces por semana en vez de hacerlo a diario.
  5. Una vez que te hayas lavado el rostro o terminado de ducharte, retira la humedad excesiva dando toquecitos con una toalla y luego aplica el hidratante. Si aún sientes la piel reseca, aplica una segunda capa de hidratante una vez que la primera capa haya penetrado en la piel. [5]
  6. A pesar de todo el despliegue publicitario, la loción no es tan eficaz para hidratar la piel. Opta por una crema o un ungüento con ingredientes como la manteca de karité, el aceite de jojoba o el aceite de oliva para devolverle a la piel la humedad que tanto necesita. [6]
    • Busca un producto hidratante que tenga aceite mineral, lanolina, glicerina, petrolato, ácido láctico o urea.

    Variación: también puedes utilizar aceites naturales como el aceite de almendras, el aceite de coco o el aceite de oliva como un hidratante. Solo aplica una capa fina del aceite de tu preferencia en la piel, en la mañana y en la noche, para dejarla más suave y tersa. [7]

  7. El agua de los manantiales termales contiene minerales que ayudan a mejorar la salud de la piel. Si la rocías en tu piel de forma moderada (por ejemplo, una o dos veces al día), también la mantendrá hidratada. [8] El agua termal en espray está disponible en Internet, las farmacias o las tiendas de artículos de belleza.
    • Evita rociar muy seguido el agua termal en tu piel. Aunque parezca contradictorio, humedecer la piel con mucha frecuencia puede terminar resecándola.
  8. Estos parches ayudan a hidratar las zonas resecas y a mejorar el aspecto general de la piel. Colócalos debajo de los ojos o en cualquier otra parte donde necesites un poco más de humedad, como en la frente o en la zona que rodea la boca.
    • Los parches de colágeno están disponibles en Internet o en las tiendas de artículos de belleza.
    • Sigue las instrucciones del paquete para saber con qué frecuencia debes utilizar los parches y por cuánto tiempo debes dejarlos actuar.
  9. Utiliza protector solar todos los días. Si te expones al exterior por mucho tiempo, es fundamental aplicarte una crema o un hidratante que tenga un FPS (factor de protección solar) superior a 15. Así protegerás tu piel contra los rayos solares dañinos que provocan quemaduras, manchas solares y arrugas. No olvides que la piel puede quemarse en cualquier época del año, así que el protector solar no es únicamente para el verano. [9]
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Método 2
Método 2 de 4:

Hacer cambios a tu ambiente

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  1. Si el aire de tu casa está muy seco, es posible que esté contribuyendo a la resequedad de tu piel, lo que la deja áspera y escamosa. Para neutralizar dicho efecto, coloca un humidificador en tu sala de estar y otro en tu habitación. [10]
    • Utiliza un humidificador de aire frío, incluso en invierno.
    • Utiliza agua filtrada o destilada en los humidificadores para impedir la acumulación de minerales en su interior.
  2. El aire forzado de la caldera y el aire acondicionado secan mucho la casa, lo que da lugar a una piel más reseca. [11] Aunque te sientas tentado, evita subir la calefacción a más de 20 °C (68 °F) en invierno. Si tienes frío, ponte ropa más abrigada o acurrúcate bajo una manta. [12]
    • En verano, pon el termostato en 26 °C (78 °F) cuando estés fuera de casa y enciende el aire acondicionado solo cuando estés en casa.

    Consejo: como beneficio adicional, ahorrarás energía y reducirás las facturas de servicios públicos.

  3. En invierno, utiliza sombreros, bufandas y guantes para proteger tu piel del viento. Aplícate un bálsamo labial para proteger tus labios. En verano, ponte una gorra con visera o un sombrero de ala ancha para proteger tu rostro contra los rayos dañinos del sol. También ponte camisas ligeras, holgadas y de manga larga y pantalones largos para evitar quemar la piel. [13]
  4. El cloro y otros químicos de las piscinas le quitan humedad a la piel. Evita nadar en agua con cloro de forma frecuente. Cuando vayas a la piscina, dúchate después de salir del agua y no olvides aplicarte un hidratante. [14]
  5. La resequedad de la piel suele estar acompañada de picazón, pero rascarte puede agravar la resequedad e incluso provocar daños. En ocasiones, basta con hidratar la piel para aliviar la picazón relacionada con la resequedad. Pero si necesitas alivio adicional, prueba una crema de hidrocortisona o una loción antipicazón sin prescripción médica. [15]
  6. Si has tratado la resequedad de la piel por varios meses sin éxito alguno, es mejor buscar el consejo de un dermatólogo. Del mismo modo, debes sacar una cita con el doctor en caso de presentar síntomas preocupantes de eczema , rosácea u otras afecciones cutáneas. [16]
    • El dermatólogo también puede recomendarte productos para la piel en función de tu tipo de piel en particular.
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Método 3
Método 3 de 4:

Nutrir el cuerpo desde el interior

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  1. Una alimentación saludable y equilibrada le dará al cuerpo (incluida la piel) las vitaminas y los nutrientes necesarios para mantenerse hidratado. Come un mínimo de 2 porciones de verduras de hoja verde y 2 porciones de frutas de temporada cada día. [17]
    • Las frutas y las verduras ricas en agua, como el tomate, el brócoli y la sandía, son muy buenas para hidratarte.
  2. El consumo de alimentos que contienen buenos tipos de grasa promueve la salud general del cuerpo, debido a que permite aumentar la circulación sanguínea y distribuir mejor los nutrientes por todas las células del cuerpo, incluida la piel. Come más alimentos con grasas monoinsaturadas (como el aguacate, las aceitunas y la mantequilla de maní) y alimentos con grasas poliinsaturadas (como las nueces, el tofu y el salmón). [18]
  3. Limita al máximo tu ingesta de dichos alimentos para evitar deshidratarte y beneficiar tu salud en general. Aunque no es necesario eliminarlos del todo, sustituye las papas fritas u otros bocadillos poco saludables con opciones más saludables una o dos veces a la semana. [19]
  4. Deja el cigarrillo si es posible. Los efectos secundarios negativos del cigarrillo están bien documentados, pero tal vez no sepas que su consumo también perjudica la piel. El alquitrán presente en el cigarrillo tapa los poros, lo que provoca la aparición de brotes y puntos negros. El tabaquismo afecta la capacidad de respirar, lo que dificulta la circulación sanguínea y priva de oxígeno a las células cutáneas. [20]
    • El tabaquismo también agota la vitamina C de los tejidos, un nutriente esencial para una piel de aspecto saludable.
  5. Desintoxica tu hígado . Cuando el hígado está sobrecargado, puede provocar diversos problemas cutáneos, entre ellos la picazón y la resequedad. Para reanimar tu piel, dale un descanso al hígado tomando abundante agua y otras bebidas saludables para el hígado, como el té verde y los jugos de frutas. También puedes fomentar la salud de este órgano consumiendo una variedad de frutas y verduras, incluidas las verduras de hoja verde, el ajo, el aguacate, las toronjas y los frutos secos. [21]
    • Además, pregúntale al doctor sobre los suplementos que favorecen la salud del hígado, como el cardo mariano o la s-adenosilmetionina (SAM).
    • Consulta con tu doctor si te preocupa tener una enfermedad hepática.
  6. Limita tu ingesta de alcohol , puesto que esta sustancia deshidrata el cuerpo y la piel. El alcohol reduce la capacidad del cuerpo de absorber los líquidos, lo que provoca una pérdida de agua, electrolitos y minerales. Como consecuencia, la piel se reseca, se enrojece y se irrita con facilidad. Intenta consumirlo con moderación y cuando lo hagas, toma un vaso de agua entre cada trago. [22]
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Método 4
Método 4 de 4:

Probar tratamientos caseros

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  1. Hidrátate con vaselina durante la noche. La vaselina es muy hidratante y forma una barrera que impide la evaporación de la humedad de la superficie de la piel. También es una manera económica de tratar la piel reseca sin exceder tu presupuesto. [23]
    • Dado que la vaselina es espesa y pegajosa, es mejor aplicarla por la noche. Humedece la piel, coloca una capa de tu hidratante regular y luego aplica una capa fina de vaselina para sellar todo.
    • Para curar la resequedad de las manos y los pies, cúbrelos con una capa de vaselina antes de acostarte. Colócate guantes de algodón y medias para favorecer la absorción y evitar que la vaselina se impregne en las sábanas. Al levantarte tu piel quedará hidratada y suave.

    Consejo: incluso puedes aplicar la vaselina en las zonas sensibles como los labios y los párpados.

  2. Puedes comprar una mascarilla facial de aguacate en una tienda o prepararla tú mismo para sacar provecho de los aceites y los minerales que rehidratan y rejuvenecen la piel. [24] Machaca 1 aguacate fresco y maduro. Luego añade 1 cucharada de miel orgánica, 1 cucharada de aceite de oliva y 2 cucharaditas de yogur natural. Unta esta mascarilla cremosa en tu rostro y cuello. [25]
    • Al cabo de 10 minutos, enjuágala con agua fría para revelar la piel bien nutrida.
  3. El plátano rejuvenece la piel reseca, ya que la deja suave y tersa. Machaca medio plátano en un bol y espárcelo en tu rostro y cuello. Al cabo de 5 a 10 minutos, enjuágalo con agua tibia. Para que la mascarilla sea más eficaz, añádele 1 cucharadita de miel. [26]
  4. Rompe una hoja de la planta de aloe vera y frota la savia transparente y pegajosa sobre toda la piel. Déjala actuar por 15 minutos antes de enjuagarla. Para lograr mejores resultados, aplica la mascarilla de aloe vera una o dos veces a la semana. [27]
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