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Un editorial es un artículo que presenta la opinión de un grupo sobre algún tema y, por eso, generalmente no está firmado. Como un abogado, un escritor de editoriales debe ampliar un argumento ya construido y tratar de persuadir a los lectores para que estén de acuerdo con él en ese tema de actualidad. Básicamente, un editorial es una pieza de opinión con un poco de noticia.

Método 1
Método 1 de 2:

Aspectos básicos

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  1. Los editoriales están destinados a influenciar la opinión pública, promover el pensamiento crítico y a veces, llevar a la acción respecto de algún asunto. Tu tema debe ser actual, interesante y tener un propósito. Generalmente, hay cuatro tipos de editoriales:
    • “Explicando o interpretando”: este formato se usa para explicar cómo y por qué un periódico o una revista toma cierta postura respecto de un asunto controversial.
    • “Criticando”: este formato critica las acciones o decisiones tomadas por un tercero, además de ofrecer una solución mejor. Conviene lograr que los lectores vean que existe un problema más grande entre manos.
    • “Convenciendo”: este tipo se usa para mover a los lectores a la acción, concentrándose en las soluciones y no en el problema.
    • “Elogiando”: este formato se usa para brindar apoyo a personas u organizaciones de la comunidad que hayan hecho algo destacado.
  2. Un editorial es una mezcla de hechos y opinión, no únicamente de la opinión del escritor sino de todo el equipo. Tu recolección de datos debe incluir reportes objetivos e investigación.
    • Una buena página de opinión necesita contener al menos un “punto de iluminación”, que puede describirse como “una observación que es fresca y original”. Obtén los hechos de varias fuentes distintas, subrayando patrones, consecuencias inminentes o los vacíos de los análisis actuales.
  3. Por lo general, los editoriales son de lectura rápida y cautivante. No están hechos para extenderse durante páginas, trabajando demasiado sobre un punto. Tampoco están hechos para que el lector promedio sienta que se ha perdido algo. Asegúrate de que la editorial no sea ni tan largo ni demasiado esotérico.
    • Mantenlo entre las 600 y las 800 palabras. Al hacerlo más largo, corres el riesgo de perder un lector. Una pieza corta, concisa y feroz es mucho más cautivante que una lectura trabajosa.
    • Elimina la jerga. Tu audiencia está leyendo tu artículo por la información que contiene sobre algo que buscan entender. Usar términos técnicos o jerga específica puede resultar chocante y difícil de digerir. Mantén el denominador común en mente.
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Método 2
Método 2 de 2:

Escribir la editorial

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  1. La introducción (el primero o los dos primeros párrafos) debe escribirse para captar la atención del lector. Puedes empezar con una pregunta, una cita o puedes resumir de qué se trata el editorial.
    • Expón claramente tu argumento. El resto de tu editorial se basará en mantener esta opinión. Hazlo lo más llamativo posible. No obstante, nunca uses la primera persona, pues debilita la fuerza de tu artículo, le resta credibilidad y suena demasiado informal.
  2. El cuerpo de tu artículo debe explicar el asunto de manera objetiva (como lo haría un periodista) y decir por qué esa situación es importante para el usuario o la comunidad entera.
    • Incluye quién, qué, cuándo, dónde, cómo y por qué. Cubre todas las bases y extrae datos o citas de fuentes relevantes. Esto asegura que todos los lectores tengan, al menos, un conocimiento básico del asunto que estás tratando.
  3. Asegúrate de identificar a los grupos a los que te opones o de otro modo las caras del debate se volverán borrosas. Expón sus opiniones de manera objetiva, usando datos adecuados o citas. Nunca difames.
    • Está bien hacer declaraciones positivas sobre tus opositores si están basadas en hechos reales. Demuestra que estás tomando el camino moral y brindando una mirada equilibrada. Si te niegas a darle aire al lado positivo de tus opositores, tu editorial terminará sesgada y será poco informativa.
    • Dale a la oposición un argumento verdadero, y uno que sea fuerte. No ganas nada refutando cosas que no son un problema. Deja en claro sus opiniones y lo que proponen.
  4. Empieza esta sección con una transición que fluya claramente desde su argumento hacia el tuyo. Utiliza hechos y citas de otros que apoyen tu opinión.
    • Empieza con razones contundentes que solo se vuelvan más contundentes. No te sientas limitado por las opiniones existentes, agrega también las tuyas. Cualesquiera que sean tus razones, asegúrate de pararte claramente de un lado de la argumentación; no hay lugar para zonas grises aquí.
    • Las alusiones literarias son apropiadas. Se prestan a tu credibilidad y erudición. Evoca imágenes de personas o tiempos pasados que presenten un imaginario a tu lector.
  5. Esto es diferente de las razones o las evidencias. Si crees que recortar el presupuesto de defensa está mal, ¿qué harías en vez de eso? Proponer una solución es imprescindible para abordar el problema. Si no propones una solución, cualquiera será mejor que la tuya.
    • Tu solución debe ser clara, racional y realizable. No puede funcionar únicamente en el vacío. Y, lo que es más, debe ser convincente. Idealmente tus lectores serán conducidos a la acción con la información y las respuestas que hayas presentado.
  6. Una declaración digna de mención se grabará para siempre en la mente de tus lectores. Usa citas o preguntas que hagan a tus lectores pensar (por ejemplo: si nosotros no cuidamos el medio ambiente, ¿quién lo hará?).
    • Termina con un resumen contundente. Es posible que algunos lectores te hayan leído de manera distraída. Con todo, el lector debe sentirse más informado e impulsado a hacer algo respecto de ese tema.
  7. Una buena pieza no será buena si tiene errores de ortografía, gramática o puntuación. Haz que alguien en tu equipo mire tu trabajo; dos mentes son siempre mejor que una.
    • Si trabajas como parte de una organización, asegúrate que no hayas malinterpretado sus puntos de vista. Permite a tu grupo revisar tu pieza para asegurarte de que todos (o al menos la mayoría) respalden los argumentos que estás a punto de publicar. Pueden, simultáneamente, tener preguntas o ideas que quizás hayas olvidado o pasado por alto.
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Consejos

  • No seas repetitivo. Tus argumentos sonarán increíblemente similares y perderás el interés del lector. Mantenlo tan fresco y vital como sea posible.
  • Elige un título atractivo. Muchos lectores juzgarán si un artículo es interesante o no, basándose solo en esas pocas palabras. Debe ser breve y a la vez conmovedor.
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Advertencias

  • Nunca, pero nunca, plagies el trabajo de alguien más. El plagio es un crimen severo, penalizado por ley.
  • No uses lenguaje vulgar o difames. Difamar es una ofensa grave.
  • No señales o culpes a nombres específicos. Marca a un grupo o a una creencia como tu oposición.
  • Nunca uses la primera persona, pues esto no es solamente tu opinión.
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