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La presión arterial ortostática es una variable dentro de los signos vitales que se presenta en pacientes con problemas latentes de presión arterial. El paciente presenta una alteración llamada “hipotensión ortostática” a consecuencia de un cambio de posición (cuando se pone de pie después de haber estado acostado, cuando se para después de haber estado sentado, etc.), lo que le produce una sensación de aturdimiento, mareo e incluso desvanecimiento. Concretamente, si la presión arterial sistólica (el número más alto) sufre una caída de 20 unidades al incorporarse o, la presión arterial diastólica (el número más bajo) cae en 10 unidades inmediatamente después o dentro de los tres primeros minutos tras ponerse de pie, se dice que la persona presenta “hipotensión ortostática”. Para determinar si el paciente sufre de esta condición o no, debes tomarle la presión en diferentes posiciones.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Medir la presión arterial acostado

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  1. Debe estar con el cuerpo totalmente extendido sobre una mesa, cama o sofá. Envuelve el manguito del esfigmomanómetro o tensiómetro alrededor de su brazo derecho y asegúralo con la banda Velcro.
  2. [1] Una vez envuelto el manguito alrededor del brazo, pídele al paciente que coloque la palma de su mano hacia arriba y coloca el estetoscopio sobre la cara anterior del codo. La superficie de este aparato es grande, así que si la colocas en el pliegue del codo, con seguridad cubrirás la arteria braquial que circula por esa zona. Durante la medición escucharás el sonido del pulso en la arteria braquial.
  3. [2] Normalmente, la bomba se infla hasta 200 aproximadamente como valor inicial y, a partir de ahí, debes empezar a desinflarla lentamente. A medida que se desinfla, debes registrar la lectura de la presión sistólica, que es la presión que ejerce la sangre sobre las paredes arteriales al ser bombeada y que normalmente oscila entre 110 y 140.
    • Identificarás la lectura de la presión sistólica cuando empieces a escuchar una especie de “golpeteo” en el estetoscopio. Ese es el sonido de la sangre que fluye a través de la arteria braquial.
    • Mientras el manguito se desinfla, debes retener ese número en tu mente al tiempo que continúas escuchando.
  4. Este número debe ser más bajo, generalmente oscila entre 60 y 90. La presión arterial diastólica es la presión que ejerce la sangre sobre las paredes arteriales entre los latidos cardíacos.
    • Escribe el valor de la presión sistólica, barra y luego el valor de la presión diastólica. Ambo se expresan en milímetros de mercurio o mmHg. Por ejemplo, deberás escribir “120/70 mmHg.”
  5. Este es el pulso que se obtiene al colocar los dedos índice y medio sobre la cara anterior de la muñeca derecha. Cuando sientas el pulso del paciente, observa tu reloj durante exactamente 60 segundos y cuenta los latidos.
    • La mayoría de las personas tienen una frecuencia cardíaca que oscila entre 60 y 100 latidos por minuto (bpm por sus siglas en inglés). Si el paciente presenta un valor superior a este, quizá no pueda ponerse de pie ni continuar con la prueba.
    • Anota el pulso (o ritmo cardíaco) y luego prepárate para la siguiente parte de la prueba en la que le pedirás al paciente que se ponga de pie.
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Medir la presión arterial de pie

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  1. Si se trata de un paciente que no puede mantener la estabilidad mientras está de pie, asegúrate de que tenga un lugar donde apoyarse. Pídele que se sujete en alguna parte con el brazo izquierdo para que puedas tomarle la presión y el pulso en el brazo derecho.
    • Espera a que el paciente esté en una posición estable, sin embargo, debes iniciar la prueba inmediatamente después (dentro del primer minuto) de ponerse de pie.
    • Pídele que te avise si en algún momento empieza a sentirse aturdido o débil para que lo ayudes a sentarse. Aunque es necesario que el paciente se mantenga de pie para realizar la prueba satisfactoriamente, no debe hacerse a costa de que sufra un desmayo.
  2. Obtén la lectura de la presión sistólica y diastólica y anota ambos valores. Asimismo, repite la medición del pulso y toma nota del resultado. [3]
  3. El paciente debe continuar de pie. Dos minutos después de la primera medición (y luego de tres minutos de estar parado) debes tomarle la presión de pie una vez más. Vuelve a inflar el manguito y anota los valores de la presión sistólica y diastólica. En condiciones normales, cuando se toma la presión de pie, los valores de la segunda lectura suelen ser más altos que los de la primera, ya que el cuerpo ha tenido más tiempo para recuperar su normalidad después del cambio de posición.
  4. [4] Anota los resultados. Pide al paciente que tome asiento mientras evalúas las variaciones en la presión y revisas los resultados.
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Evaluar los resultados

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  1. [5] Resta los valores de la medición de presión de pie de (1 minuto) de los de la medición acostado. Asimismo, con el objetivo de realizar una comparación y determinar la capacidad de adaptación del cuerpo, debes restar los valores de la medición de pie de (3 minutos) de los de la medición acostado.
    • Determina si existe la posibilidad de que el paciente padezca de hipotensión ortostática. Si la presión sistólica sufre una caída de 20 mmHg o, la presión diastólica cae en 10 mmHg es probable que se trate de esta enfermedad.
    • Ten en cuenta que el diagnóstico de esta afección se basa en la medición de la presión de pie durante un minuto, no en la de tres (la medición de tres minutos solo sirve para realizar una comparación y para determinar la capacidad de adaptación del cuerpo cuando la persona permanece de pie por un tiempo más prolongado).
    • Asimismo, debes observar si la elevación del pulso del paciente se encuentra dentro de los valores normales. El pulso suele incrementarse de 10 a 15 latidos por minuto. Sin embargo, si la elevación es de 20 latidos por minuto o más, será necesario que la persona acuda al médico para que le realice un examen más exhaustivo.
  2. [6] Independientemente de la diferencia entre los valores de la presión arterial de pie y acostado, si el paciente constantemente se siente aturdido o mareado al incorporarse, necesita que un médico especialista lo evalúe para determinar la causa de los síntomas. La “hipotensión ortostática” puede diagnosticarse únicamente por la presencia de síntomas, sin tener en cuenta la diferencia entre los valores de la presión arterial, por eso es fundamental averiguar si el paciente presenta alguna manifestación física cuando se pone de pie repentinamente.
  3. La hipotensión ortostática (caída de la presión arterial al ponerse de pie) es muy común, especialmente entre las personas de la tercera edad. Esta condición incluye síntomas como aturdimiento o mareo al incorporarse y existe el riesgo de que la persona sufra un desmayo después de pararse debido a una disminución del flujo sanguíneo. La detección de la hipotensión ortostática resulta esencial para que el paciente reciba el mejor tratamiento posible.
    • En los ancianos, la hipotensión ortostática se presenta a menudo a causa del consumo de algunas medicinas, deshidratación, bajo consumo de sal (aunque el exceso de sal ocasiona el incremento de la presión arterial por encima de los valores normales) o sencillamente por una reducción de la respuesta de la presión luego de un cambio de posición, lo que hasta cierto punto está relacionado con el proceso natural de envejecimiento.
    • La hipotensión ortostática es mucho menos común en personas jóvenes. No obstante, en ocasiones pueden presentarse casos a consecuencia de otras enfermedades (enfermedad de Parkinson, síndromes paraneoplásicos, etc.), deshidratación intensa o hemorragias fuertes a causa de un traumatismo.
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