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La tuberculosis (TB) es una infección de la bacteria Mycobacterium tuberculosis . La infección empieza en los pulmones y puede propagarse a otras partes del cuerpo, como la columna vertebral o el cerebro. Se transmite por medio de gotas en el aire que la persona enferma libera cuando estornuda, tose, habla o ríe. Si crees que puedes tener tuberculosis, es importante visitar a un doctor inmediatamente y obtener medicamentos para tratarla. Si estás en tratamiento para la TB, es importante tomar todo el curso de medicamentos incluso después de sentirte bien. Esto evita que se desarrollen cepas resistentes a los medicamentos. [1] [2]

Parte 1
Parte 1 de 3:

Reconocer la tuberculosis

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  1. Si tienes TB activa, eres infeccioso. La TB generalmente es activa justo después de la infección inicial y en momentos años después cuando vuelve a surgir. Los síntomas de la TB activa incluyen: [3] [4] [5]
    • tos que dura por lo menos tres semanas
    • toser sangre
    • dolores en el pecho
    • malestar al respirar o toser
    • fiebre
    • escalofríos
    • sudores nocturnos, en donde te despiertas empapado
    • agotamiento
    • pérdida de apetito
    • pérdida de peso
  2. Las personas con TB a menudo pasan por periodos, incluso años, en los que la bacteria permanece en sus cuerpos pero no ocasiona síntomas. La TB latente puede resurgir y convertirse en TB activa. Las personas que corren un mayor riesgo de ser portadoras de TB latente incluyen: [6]
    • las personas con sistemas inmunológicos debilitados, como aquellas con VIH/SIDA
    • las personas con diabetes, enfermedad renal seria y algunas formas de cáncer
    • las personas que estén sometiéndose a quimioterapia o tomen medicamentos para evitar que sus cuerpos rechacen órganos trasplantados
    • las personas que tomen ciertos medicamentos para la artritis reumatoide, la enfermedad de Crohn y la soriasis
    • los consumidores de drogas intravenosas y los fumadores
    • los familiares y las personas que tengan un contacto cercano con una persona infectada
    • los trabajadores de la salud que traten a personas de alto riesgo
    • las personas que sufran de desnutrición grave
    • los niños y ancianos
    • las personas que viven o trabajan en instalaciones residenciales abarrotadas, incluyendo cárceles, centros de inmigración, hogares de ancianos o campamentos de refugiados
    • las personas que hayan viajado o vivido en África, Europa del Este, Asia, Rusia, Latinoamérica o las islas caribeñas
  3. Cuando vayas a hacerte una prueba, el doctor probablemente escuche tus pulmones y palpe tus ganglios linfáticos en busca de señales de infección. Existen varias pruebas que es posible que el doctor también quiera que te hagas. Estas incluyen: [7] [8]
    • Una prueba cutánea: durante esta prueba, el doctor inyecta tuberculina (PPD, por sus siglas en inglés) bajo la piel del antebrazo. Después de dos o tres días, el doctor observará el lugar para ver si hay un bulto. Si es así, esto sugiere que podrías tener TB. Esta prueba puede producir resultados falsos tanto positivos como negativos. Puedes producir un resultado positivo falso si has recibido la vacuna del bacilo de Calmette-Guérin contra la TB. Podrías producir un resultado negativo falso si te has infectado tan recientemente que aún no has armado una respuesta inmunológica.
    • Un examen de sangre: el examen de sangre es más sensible y preciso que la prueba cutánea. El doctor probablemente pida un examen de sangre si hay alguna razón para dudar de los resultados de la prueba cutánea.
    • Pruebas de imagen: si la prueba cutánea salió positiva, el doctor probablemente quiera revisar tus pulmones con una radiografía, una tomografía computarizada o una endoscopía. Durante una endoscopía, se introduce una pequeña cámara en un tubo largo en tu cuerpo para permitir que el doctor examine el área infectada más de cerca. Si el doctor espera que la TB haya infectado un área de tu cuerpo más allá de los pulmones, puede solicitar también una tomografía computarizada, una resonancia magnética o una ecografía de esa área.
    • Una biopsia del área infectada: en esta prueba, la muestra se examina en busca de la presencia de bacterias de TB.
    • Pruebas de esputo: es probable que el doctor solicite una prueba de esputo si las pruebas de imagen muestran evidencia de una infección. Las muestras pueden usarse para determinar qué cepas de TB tienes. Esto ayuda al doctor a seleccionar los medicamentos adecuados para ti. Puede tomar de 1 a 2 meses recibir los resultados de esta prueba pero son importantes para refinar un curso de tratamiento para la TB resistente a los medicamentos.
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Tratar la tuberculosis

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  1. La mayoría de los tratamientos contra la tuberculosis requieren tomar medicamentos de 6 a 9 meses. Los medicamentos que se te prescriban dependerán de la cepa de TB que tengas. Los medicamentos contra la TB pueden dañar tu hígado así que dile a tu doctor si tienes algún problema hepático. Los medicamentos comunes incluyen: [9] [10]
    • Isoniazida: este medicamento puede ocasionar daños neurológicos. Dile a tu doctor si tus manos o pies se sienten entumecidos u hormiguean. También se te dará vitamina B6 para disminuir el riesgo.
    • Rifampicina (Rifadin, Rimactane): este medicamento puede interferir con algunos tipos de anticonceptivos, incluyendo la píldora anticonceptiva combinada. Si se te prescribe este medicamento, usa condones como un método anticonceptivo de respaldo.
    • Etambutol (Myambutol): este medicamento puede ser dañino para los ojos. Si se te prescribe, debes realizarte una prueba de visión al empezar a tomarlo.
    • Pirazinamida
  2. Si es así, es posible que tengas que tomar una combinación de medicamentos y posiblemente tomar algunos medicamentos nuevos a los que es menos probable que la TB sea resistente. Es posible que también tengas que tomar medicamentos durante entre un año y medio y dos años y medio. Dile a tu doctor antes de comenzar el tratamiento si tienes antecedentes de problemas hepáticos. Los medicamentos posibles incluyen: [11]
    • antibióticos de fluoroquinolona
    • medicamentos inyectables, como la amikacina, la kanamicina o la capreomicina
    • bedaquilina
    • linezolida
  3. Los medicamentos contra la tuberculosis pueden dañar el hígado, así que es muy importante notificar a tu doctor si experimentas efectos secundarios. Si tienes efectos secundarios de los medicamentos, no dejes de tomarlos. Esto puede producir una cepa resistente a los medicamentos. En cambio, habla con tu doctor para discutir lo que puedes hacer para cambiarte a otro medicamento o aliviar los efectos secundarios. Estos incluyen: [12] [13]
    • náuseas
    • vómitos
    • falta de apetito
    • ictericia
    • orina oscura
    • fiebre durante tres días o más
    • hormigueo o pérdida de sensación en las extremidades
    • visión borrosa
    • un salpullido o comezón
  4. Es probable que no te tengan que poner en cuarentena durante tu tratamiento. Sin embargo, debes tener cuidado de minimizar la posibilidad de transmitir la enfermedad. Puedes hacerlo de las siguientes formas: [14]
    • quedarte en casa hasta que tu doctor diga que puedes volver al trabajo o a la escuela
    • no compartir la habitación
    • cubrirte la boca al toser, estornudar o reír
    • abrir las ventanas para dejar que entre aire fresco
    • tirar a la basura los pañuelos de papel usados en una bolsa sellada
  5. Después de unas semanas, es probable que empieces a sentirte mejor. Esto no significa que estés curado. De todas formas tendrás que seguir tomando los medicamentos exactamente como se prescribieron.
    • Si interrumpes el tratamiento antes de que la TB esté completamente erradicada de tu sistema, las bacterias que sobrevivan pueden volverse resistentes a los medicamentos que tomaste. Esto significa que, cuando te vuelvas a enfermar, será más difícil de tratar. [15]
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Prevenir la tuberculosis

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  1. En lugares en donde la TB es más común, los niños a menudo son vacunados con el bacilo de Calmette-Guérin (BCG) contra la TB. La vacuna no se administra rutinariamente en los EE.UU. pero, si crees que correrás un mayor riesgo, pregúntale a tu doctor si es probable que te sea útil. Podrías correr un mayor riesgo en los siguientes casos: [16]
    • Si vas vivir y trabajar en un país en donde la TB es más común.
    • Si tienes un sistema inmunológico debilitado, lo que te hace más vulnerable a contraer TB si eres expuesto. Las personas que corren un mayor riesgo son aquellas con VIH/SIDA, las que toman medicamentos inmunosupresores y las que reciben quimioterapia.
  2. La TB se propaga por medio de gotitas así que usar una mascarilla disminuye tus posibilidades de infección si vives con alguien que haya sido diagnosticado recientemente. La persona con TB también debe usar una mascarilla. Mantén puesta la mascarilla durante las primeras tres semanas de tratamiento. Además, la persona infectada debe:
    • abrir las ventanas para ventilar la habitación en la que se encuentre;
    • dormir en una habitación separada para reducir la cantidad de tiempo que pases respirando el mismo aire;
    • quedarse en casa en lugar de ir a trabajar o a la escuela.
  3. El tratamiento requiere un curso largo de medicamentos pero es importante que se termine sin omitir ninguna dosis. Esto protege tanto a la persona infectada como a aquellos que la rodean porque:
    • reduce la posibilidad de que la bacteria desarrolle una resistencia a los medicamentos;
    • las cepas resistentes a los medicamentos son mucho más difíciles de erradicar si se propagan a los demás.
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