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Si tú (o tu hijo) tienes fiebre, evidentemente querrás bajarla lo más rápido posible. No obstante, la fiebre tiene una función: se cree que una temperatura corporal mayor que la habitual estimula el sistema inmunitario y mata agentes infecciosos. [1] [2] Por eso, existen buenas razones para dejar que la fiebre siga su curso normal, por lo menos durante un tiempo. Sin embargo, deberás controlarla para que tú o tu niño estén lo más cómodos posible, mientras el sistema inmunológico hace su trabajo. Afortunadamente, hay remedios caseros que pueden ayudar.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Bajar la temperatura

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  1. Empieza con un baño caliente y pídele a la persona con fiebre que entre y se relaje mientras la temperatura del agua empieza a bajar lentamente. Como la temperatura del agua baja lentamente, la de la persona también lo hará al mismo tiempo.
    • El agua no deberá estar demasiado fría, porque la temperatura corporal no debe bajar demasiado rápido.
  2. Este método es más efectivo durante la noche. Toma un par de calcetines de algodón puro del largo suficiente para cubrir los tobillos y mójalos bien con agua corriente fría. Escurre el exceso de agua y ponte los calcetines. Cúbrelos con otros calcetines de lana pura para que se aíslen térmicamente. La persona con los calcetines puestos debe estar en cama durante el resto de la noche. También deberá estar cubierta con una manta.
    • Casi todos los niños cooperarán, porque empezarán a sentirse más frescos al cabo de unos cuantos minutos.
    • Este tratamiento es un enfoque naturopático tradicional. La teoría es que los pies fríos estimulan un aumento en la circulación y una mayor respuesta del sistema inmunológico. [3] El resultado es que el cuerpo genera calor y termina secando los calcetines y enfriando el cuerpo. Este tratamiento también puede aliviar la congestión de pecho.
  3. Toma una o dos toallas de mano y dóblalas a lo largo. Remoja las toallas en agua muy fría o con hielo. Escurre el exceso de agua y envuelve la toalla en la cabeza del paciente, alrededor de su cuello, tobillos y muñecas. No pongas toallas en más de dos áreas al mismo tiempo, es decir, ponlas alrededor de la cabeza y de los tobillos, o ponlas alrededor del cuello y de las muñecas. De lo contrario, la temperatura podría bajar demasiado.
    • Las toallas frías extraen calor del cuerpo y pueden bajar la temperatura general. Pon otra toalla cuando esta se seque o ya no esté tan fría y no brinde alivio. Puedes repetir este proceso las veces que sean necesarias.
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Parte 2
Parte 2 de 3:

Hacer cambios en la dieta para reducir la fiebre

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  1. Lo que dicen de “no alimentar la fiebre” tiene algo de verdad, según recientes estudios científicos. [4] La energía del cuerpo no debe desperdiciarse en la digestión, porque debe usarse para controlar la infección causante de la fiebre.
  2. Escoge frutas, tales como las bayas, la sandía, la naranja y el melón. Estas son ricas en vitamina C, que puede ayudar a combatir infecciones y a bajar la fiebre. [5] También ayudan a mantenerse hidratado.
    • Evita los alimentos pesados, grasosos o aceitosos como los hechos a la brasa o fritos. También evita los alimentos picantes como las alitas de pollo, el pepperoni o las salchichas.
  3. Si bien puedes tomar caldo de pollo solo, también puede tomar sopa de pollo con arroz y vegetales. Ciertos estudios han demostrado que la sopa de pollo en realidad tiene propiedades medicinales. [6] También ayuda a mantenerse hidratado.
    • Asegúrate de incluir una buena fuente de proteína de fácil digestión como los huevos revueltos o el pollo (añade unos cuantos trozos al caldo de pollo).
  4. La fiebre puede causar deshidratación, cosa que puede empeorar los síntomas. Para evitar la deshidratación, bebe mucha agua o una solución rehidratante oral. Llama a tu doctor antes de empezar a beber una solución especial y pídele que te aconseje. Ten preparada una lista de los síntomas, la cantidad que tú o tu niño han estado comiendo, bebiendo y las temperaturas más altas de la fiebre. También lleva un registro de la frecuencia con la que cambias los pañales o, si el niño es de más edad, la frecuencia con la que orina.
    • Si estás amamantando a tu bebé, procura hacerlo lo más que puedas, porque tu leche le aportará nutrientes, líquidos y bienestar.
    • Los niños (y tú) podrían disfrutar de las paletas heladas para mantenerse hidratados. Eso sí, evita el exceso de azúcar. Busca paletas de fruta 100% naturales, paletas italianas, yogur congelado o sorbetes. ¡No te olvides del agua pura!
  5. Puedes comprar estos tés hechos o hacerlos tú mismo. Solo agrega 1 cucharadita de la hierba deshidratada por cada taza de agua. Deja macerar la hierba en agua hervida durante 5 minutos y dale sabor con limón y miel. Evita echarle leche, porque los lácteos tienden a aumentar la congestión. En el caso de niños pequeños, reduce las hierbas a ½ cucharadita y asegúrate de que el té enfríe. En el caso de bebés, no les des té, a menos que te lo recomiende tu médico. Prueba un té herbal de las siguientes hierbas: [7]
    • albahaca sagrada (la albahaca común funcionará, pero no tanto).
    • corteza de sauce blanco
    • menta o hierbabuena
    • caléndula
    • hisopo
    • hoja de frambuesa
    • jengibre
    • orégano
    • tomillo
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Parte 3
Parte 3 de 3:

Reconocer cuándo buscar atención médica

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  1. La temperatura corporal puede variar durante el día, pero se considera que la normal es de 37 °C (98,6 °F). La recomendación [8] para bebés de menos de 4 meses es que si su temperatura rectal llega o supera los 38 °C (100,4 °F), deberás llamar inmediatamente a un médico. En el caso de niños de cualquier edad, si su temperatura rectal llega o supera los 40 °C (104 °F), deberás llamar inmediatamente a un médico. Los bebés de más de 6 meses con una fiebre de 39,4 °C (103 °F) también deben ser evaluados. Si tu niño tiene fiebre junto con alguno de los siguientes síntomas, llama a tu médico (o a los servicios de emergencia) lo más pronto posible:
    • apariencia de enfermo o falta de apetito
    • irritabilidad
    • somnolencia
    • signos notorios de infección (pus, descargas, erupciones veteadas)
    • convulsiones
    • dolor de garganta, sarpullido, dolor de cabeza, rigidez de cuello o dolor de oído
    • otros signos poco frecuentes que deberás observar y buscar atención médica si aparecen:
      • llantos o sonidos agudos o parecidos a los balidos de las focas
      • respiración dificultosa o la presencia de un color azulado alrededor de la boca, dedos de las manos o de los pies
      • hinchazón en la parte superior de la cabeza del bebé (la parte blanda llamada “mollera”)
      • cojera o falta de movimiento
  2. Llama a tu médico, aunque solo observes signos de deshidratación leve, especialmente en bebés. Los signos leves pueden volverse severos muy rápidamente. Entre ellos, encontramos: [9]
    • boca seca o pegajosa, o resequedad alrededor de los ojos o labios en un bebé
    • mayor sueño, irritabilidad o cansancio de lo normal
    • sed (observa si mueve o aprieta los labios; los bebés suelen hacerlo para indicar que tienen sed)
    • producción menor de orina
    • pañales secos (a los bebés hay que cambiarles los pañales porque se mojan por lo menos cada 3 horas. si el pañal está seco después de 3 horas, podría haber algún grado de deshidratación. sigue administrándole líquidos y revísalo después de otra hora. si el pañal sigue seco, llama a tu médico)
    • orina oscura
    • poca o nula cantidad de lágrimas al llorar
    • piel oscura (pellizca suavemente el dorso de la mano del bebé, solo la piel suelta. la piel de los bebés bien hidratados vuelve a su lugar de inmediato)
    • estreñimiento
    • mareos
  3. Si observas alguno de los siguientes, comunícate con los servicios de emergencia o tu médico de inmediato. Algunos síntomas de la deshidratación severa son: [10]
    • sed, irritabilidad, somnolencia extremas en bebés y niños (en adultos, se percibe como irritabilidad y confusión).
    • boca, piel y membranas mucosas muy secas, o resequedad alrededor de la boca y los ojos
    • ausencia de lágrimas durante el llanto
    • piel seca que no regresa a su posición original cuando se la pellizca.
    • menor cantidad de orina, más oscura de la habitual.
    • ojos hundidos (podrían verse como ojeras).
    • en el caso de bebés, revisa si su mollera (la parte superior blanda de la cabeza) está hundida.
    • latidos o respiración rápidos
    • fiebre
  4. Una convulsión febril es aquella que aparece en bebés con fiebre. Dan mucho miedo, pero suelen ser muy rápidas y no causan daños cerebrales ni severos. Estas convulsiones suelen presentarse en niños entre los 6 meses y 5 años de edad. Podrían reaparecer, pero son poco frecuentes después de los 5 años. Si tu niño tiene una de estas convulsiones:
    • Asegúrate de que alrededor no haya bordes, escalones o cosas afiladas que puedan herirlo.
    • No lo cargues ni lo trates de detener.
    • Ponlo de lado o boca abajo.
    • Si la convulsión dura más de 10 minutos, llama a los servicios de emergencia y haz que lo examinen (sobre todo si su cuello está rígido, vomita o parece lánguido o aletargado). [11]
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Consejos

  • Las mediciones de la temperatura vía rectal se consideran las más precisas, [12] pero difieren, a veces considerablemente, de las temperaturas tomadas vía oral, de las de oído o las arrojadas por los termómetros electrónicos.
  • Las temperaturas tomadas vía rectal tienden a ser de 0,3 a 0,6 °C (0,5 a 1 °F) mayores que las de vía oral.
  • Los resultados arrojados por los termómetros electrónicos (tipo scanner) suelen ser de 0,3 a 0,6 °C (0,5 a 1 °F) menores que las temperaturas tomadas vía rectal.
  • Las temperaturas del oído (timpánicas) suelen ser de 0,3 a 0,6 °C (0,5 a 1 °F) mayores que las temperaturas tomadas vía oral.
  • Llama al pediatra si tu niño, menor de 2 años, tiene fiebre por más de 1 día; o si es mayor y tiene fiebre por más de 3 días.
  • La temperatura corporal normalmente es menor temprano en la mañana y mayor en la tarde. [13]
  • Bebe siempre mucha agua.
  • No sobrecalientes a tu niño. Arroparlo demasiado puede aumentar su temperatura corporal, ya que así se estará reteniendo el calor. Ponle pijamas de algodón delgado y calcetines delgados. Mantén la habitación cálida y cúbrelo con una manta.
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Advertencias

  • Si tienes algún trastorno de la tiroides conocido como “tormenta tiroidea”, o crisis tirotóxica, (un nivel muy alto de la hormona de la tiroides), llama a un servicio de emergencias, porque se considera una situación de emergencia. Los métodos que hemos brindado en el presente artículo NO son para problemas relacionados a una tormenta tiroidea.
  • Evita todos los tés con cafeína (negro, verde y blanco), porque estos tienen propiedades termogénicas (aumentan la temperatura).
  • Si tienes fiebre, evita el licor y las bebidas con cafeína como el café, el té o las gaseosas.
  • Nunca le des aspirina a un bebé o niño, salvo que lo indique un médico. Evita dar aspirina a todo menor de edad. [14]
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