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Una compresa fría casera es una buena herramienta para aliviar una lesión leve o refrescar un día sofocante. Es rápido y simple preparar una compresa fría flexible y lista para llevar. Prepara una compresa fría hermética con alcohol desinfectante y agua, detergente o jarabe de maíz. Como alternativa, puedes preparar una compresa fría llena de arroz. Personaliza tu nueva compresa fría con toques como una cubierta de compresa fría casera, colorante alimenticio o aceite perfumado.

Método 1
Método 1 de 3:

Preparar una compresa fría hermética

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  1. Vierte una mezcla con una proporción de 2 a 1 de agua y alcohol desinfectante en una bolsa hermética para congelador hasta que esté ¾ llena. Si gustas, agrega unas gotas de colorante alimenticio para personalizar el color de tu compresa fría casera. Retira la mayor cantidad de aire posible y sella bien la bolsa; ponla en una segunda bolsa hermética para congelador a fin de asegurarte de que el líquido no se salga. [1]
    • Si no tienes alcohol desinfectante a la mano, considera ingredientes alternativos para preparar una compresa fría, como detergente (solo, sin la necesidad de usar agua) o jarabe de maíz.
    • Procura mantener tus materiales e ingredientes lejos de los infantes y niños pequeños. El alcohol desinfectante es peligroso si se consume en cantidades lo suficientemente grandes y también puede irritar los ojos. Las bolsas plásticas también representan un riesgo de asfixia para los bebés y los niños pequeños.
  2. Coloca las bolsas herméticas llenas de líquido en la congeladora. Deja que se congelen 2 a 3 horas. Dados los diferentes puntos de congelamiento de agua y alcohol, la solución se convertirá en gel. [2]
    • Las compresas frías de gel se pueden moldear en los contornos de tu cuerpo, lo cual podría ofrecer un mejor alivio que una compresa fría normal. [3]
  3. Antes de aplicártela, debes cubrirla para evitar el contacto directo con tu piel. Encuentra un material grueso y cómodo (por ejemplo, de una vieja camiseta de franela) y corta un pedazo de 2,5 cm (1 pulgada) más ancho que la compresa fría y 2 veces el largo de la compresa fría, más 2,5 cm (1 pulgada). Dobla el material juntando los extremos (y superponlos) en el medio. Cóselos en la parte superior e inferior, longitudinalmente. Deja la parte media abierta para insertar fácilmente y retirar la compresa fría. [4]
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Método 2
Método 2 de 3:

Preparar una compresa fría de arroz

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  1. Personaliza tu compresa fría escogiendo el material y las dimensiones. Para una opción fácil, elige una media vieja y limpia; las fundas de almohada y las bolsas también son buenas opciones, con tal de que el material esté muy unido y los costados estén cerrados. También puedes comprar materiales y coser algo tú mismo.
    • Una ventaja de preparar una compresa fría de arroz es que también puedes usarla como una compresa caliente húmeda calentándola en el microondas 1 a 3 minutos. [5]
  2. Llena la cubierta con arroz crudo. Llénala aproximadamente ¾ de modo que el relleno se disperse de manera uniforme cuando se aplique en la piel, a la vez que mantiene su densidad. Agrega unas gotas de aceite esencial, si gustas (por ejemplo, aceite de lavanda, para relajarte más). [6]
    • Puedes reemplazar el arroz por frijoles secos, en caso de que sea necesario.
  3. Cose el extremo de la compresa fría. Asegúrate de que todos los bordes estén bien cerrados y de que no haya pequeños agujeros en el material por donde el arroz podría caerse. Congela la compresa fría 2 a 3 horas o hasta que esté helada.
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Método 3
Método 3 de 3:

Preparar una compresa fría de esponja

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  1. Escoge una esponja limpia, gruesa y lo suficientemente grande para cubrir el área donde quieres aplicar una compresa fría. Opta por una esponja sin un lado abrasivo para frotarte. Para cubrir un área más grande, también usa una segunda esponja. Pon la esponja bajo el agua hasta que se haya remojado lo suficiente. [7]
  2. Coloca la esponja húmeda (o esponjas) en una bolsa para congeladora a fin de evitar que se pegue al fondo de la congeladora. Retira el exceso de aire de la bolsa para congeladora. Sella bien la bolsa y colócala en la congeladora.
  3. Congela la compresa por varias horas. La compresa estará dura cuando la retires por primera vez de la congeladora, así que descongélala unos minutos si quieres que esté flexible cuando la uses. La esponja se suavizará poco a poco a medida que la uses. [8]
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Cosas que necesitarás

  • bolsas herméticas para congeladora
  • agua fría
  • alcohol desinfectante
  • detergente
  • jarabe de maíz
  • desinfectante de manos
  • colorante alimenticio (opcional)
  • un pedazo de tela gruesa y cómoda
  • una media o bolsa de tela
  • arroz o frijoles sin cocinar
  • aceite esencial (opcional)
  • un kit de costura o máquina de coser
  • una esponja

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