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Las galletas son un bocadillo excelente cuando están perfectamente cocidas. Cada minuto cuenta cuando horneas galletas, por lo tanto, tendrás que configurar el cronómetro de cocina al tiempo mínimo recomendado. Cuando el cronómetro suene, abre el horno y prueba la firmeza de las galletas. También puedes tratar de ver si se oscurecieron un poco, pero no demasiado al punto de estar quemadas. Saca las galletas terminadas, deja que se enfríen y disfruta de un bocadillo sabroso y merecido.

Método 1
Método 1 de 4:

Hacer una revisión visual

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  1. Las galletas con masa más ligera cambiarán de color a medida que se cocinen. Los centros pueden mantener un tono suave y dorado, mientras que los bordes pueden tomar un color oscuro dorado o marrón claro. Asegúrate de sacar las galletas antes de que los bordes se pongan de color marrón oscuro o estarán quemadas. [1]
    • Por ejemplo, puedes probar la cocción de la mantequilla de maní, avena y otros ingredientes que eches en las galletas al utilizar este método.
  2. Si has cubierto las galletas con azúcar moreno o streusel, revísalas para ver si la coloración ha cambiado. La cobertura debe tener una apariencia dorada. Si esperas demasiado tiempo para sacar las galletas, la cobertura se puede quemar y tomar un color marrón oscuro.
    • Si la receta de tu barra de galletas indica que debes echar la cobertura hacia el final del horneado, tendrás que mantenerte atento a las partes desmenuzadas para asegurarte de que no se quemen. Para ese momento por lo general el interior de la galleta estará completamente cocido. [2]
  3. Las galletas que contienen pequeñas cantidades de harina (como las galletas de dulce de leche), muestran su firmeza al tener partes agrietadas en el centro y a lo largo de los bordes. Es útil ver antes de hornear una foto de una galleta lista para que así sepas exactamente qué esperar. Con estos tipos de galletas, verás una mayor firmeza y un color casi opaco. [3]
  4. Cuando una galleta de color claro está lista, debe mantener su forma. No obstante, podría lucir un poco infladas y estar suave en el centro. Esto es normal y simplemente significa que la galleta se podría seguir horneando en la bandeja y rejilla una vez que la saques del horno. [4]
    • Sacar las galletas del horno en esta etapa las hará más suaves y masticables, mientras que la sobrecocción puede crear fragilidad. [5]
  5. En muchos casos, cuando las galletas oscuras empiecen a tener un color notoriamente más oscuro significará que ya se cocieron de más. Para evitarlo, lo mejor es revisar la firmeza mediante métodos físicos, no visuales.
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Método 2
Método 2 de 4:

Hacer una revisión física

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  1. Abre el horno, saca un poco la rejilla y presiona los lados de las galletas de forma muy ligera usando una espátula o tus dedos. Si los bordes de las galletas se mantienen firmes y no se hunden, entonces estarán listas. Si dejas notoriamente una marca, entonces es probable que necesiten unos minutos más en el horno. [6]
    • Este es especialmente un buen método para usar con las galletas oscuras (como las de chocolate o de pan de jengibre) en las cuales la coloración no es la mejor indicación de la firmeza. [7]
    • Si optas por usar tus dedos para revisar las galletas, asegúrate de ser muy cuidadoso o te podrías quemar con la bandeja de hornear.
    • Si trabajas con una galleta frágil (por ejemplo, las galletas de mantequilla), revísala al presionar de forma ligera en el centro en vez de hacerlo en los bordes. Así reducirás la probabilidad de romperla al hacer contacto.
  2. Abre el horno y desliza la espátula de metal hasta la mitad por debajo de una sola galleta. Levanta un poco y revisa el color de la parte inferior. La galleta debe tener un color marrón claro o dorado y ser de textura firme. [8]
    • Sé muy cuidado cuando la levantes o se podría romper por la mitad.
    • Este método funciona bien para las galletas arenosas, con coberturas y otras galletas de color pálido.
  3. Algunas veces es difícil probar la firmeza de una barra de galletas porque es muy densa y, a menudo, oscura. Consigue un palillo o mondadientes de madera e insértalo en la barra. Sigue haciéndolo hasta que alcances la mitad de la galleta y después sácalo. Si hay mucha masa o sobras en el mondadientes, entonces la galleta no estará lista. [9]
    • Es importante utilizar palillos o mondadientes de madera. Los de metal no funcionan tan bien dado que las sobras simplemente se deslizan.
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Método 3
Método 3 de 4:

Calcular el tiempo para las galletas

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  1. Lee la receta con cuidado antes de empezar a mezclar u hornear las galletas. Es posible que tengas que poner la bandeja para hornear en una determinada rejilla o incluso cambiar la temperatura a mitad de la cocción. Si escoges cambiar los ingredientes de alguna forma, ten en cuenta que esto podría cambiar la temperatura o el tiempo de horneado. [10]
  2. Tan pronto como hayas puesto las galletas en el horno, configura un cronómetro de cocina separado o programa el que tiene el horno. Así podrás controlar de cerca la firmeza y evitar que las galletas se quemen. [11]
    • Asegúrate de que el timbre del cronómetro sea lo suficientemente fuerte para que lo escuches donde sea que estés en la casa.
  3. Si revisas la firmeza de las galletas al tiempo mínimo y no están listas, entonces tendrás que revisarlas después con detenimiento. A medida que pase cada minuto, mira a través de la puerta de vidrio del horno o ábrela y revisa las galletas de nuevo. [12]
    • Ten en cuenta que esto es algo que no tendrás que hacer durante todo el tiempo de cocción, sino justo al final. Abrir el horno cambia la temperatura interior.
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Método 4
Método 4 de 4:

Crear buenas condiciones de horneado

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  1. Consigue un termómetro para horno y utilízalo a fin de ver si tu electrodoméstico alcanza la temperatura correcta. Por lo general, es muy barato de comprar y puedes ahorrar muchos lotes de galletas quemadas y otras cosas.
  2. Las bandejas más oscuras se mantienen calientes, por lo que es posible que tengas que reducir el tiempo de horneado. Las bandejas brillantes reflejan el calor hacia el exterior, por lo que es posible que tengas que agregar 1 o 2 minutos. Si te das cuenta de que tus galletas constantemente se queman en la parte inferior, trata de reducir la temperatura en casi 10 grados.
  3. Las bandejas para galletas sin bordes permiten que puedas deslizar más fácilmente las galletas cuando estén listas. Tendrás más espacio para más galletas por bandeja. A fin de evitar que se doblen en el horno, opta por las de metal más pesado. [13]
  4. Consigue un papel toalla, sumérgelo en manteca o mantequilla y frótalo en las bandejas. Tu objetivo será crear una capa delgada de grasa. También podrás usar un espray antiadherente. De lo contrario, simplemente puedes poner encima un pedazo de papel pergamino. [14]
  5. Pon esta única bandeja en la rejilla del medio de tu horno. Si cocinas más de una a la vez, es posible que llenes demasiado el horno y que alteres el tiempo de horneado. No obstante, si optas por poner dos bandejas, gíralas para asegurar un horneado uniforme. [15]
  6. Una vez que saques las galletas del horno, déjalas reposar en la bandeja durante 3 a 5 minutos. Después levanta cada una con cuidado usando una espátula y pásala a una rejilla de alambre. La rejilla de alambre debe reposar al menos a 8 cm (3 pulgadas) de la encimera o se formará humedad debajo de las galletas. [16]
  7. Si cocinas a altitudes mayores, es posible que tengas que cambiar ligeramente los ingredientes y controlar tus tiempos de horneado incluso con más cuidado. Empieza por experimentar al reducir las cantidades de mantequilla, manteca o azúcar si tus galletas terminan quemadas o muy grandes. Es posible que también varíe el tiempo de horneado. [17]
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Consejos

  • A medida que pongas cada porción de masa de galletas en la bandeja, deja un espacio entre ellas de al menos 5 cm (2 pulgadas). Así les darás espacio para que se extiendan mientras se cocinen. [18]
  • Asegúrate de medir todos los ingredientes con cuidado a medida que prepares las galletas.
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Advertencias

  • Cuando abras y cierres el horno, utiliza un guante de cocina o una almohadilla de silicona. Una toalla de cocina por lo general no es lo suficientemente gruesa como para protegerte del calor. [19]
  • Lávate las manos a medida que manipules los ingredientes crudos, como la harina, para evitar la propagación de enfermedades transmitidas por los alimentos.
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