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Si sueles rascarte o pellizcarte la piel constantemente (de manera consciente o inconsciente), es posible que padezcas una condición llamada dermatilomanía o trastorno por excoriación. Posiblemente, tus seres queridos te digan que dejes de hacerlo, pero es mucho más fácil decirlo que hacerlo. En primer lugar, debes buscar apoyo en un proveedor de salud mental para que te recomiende un tratamiento personalizado. Luego, identifica los disparadores. Con esta información, serás capaz de evitar determinadas situaciones o implementar nuevos hábitos para dejar de pellizcarte la piel.

Método 1
Método 1 de 3:

Tratar el pellizcado cutáneo compulsivo

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  1. En algunos casos, la dermatilomanía está asociada a un trastorno obsesivo compulsivo, por lo que pedir una cita con un psiquiatra o un psicólogo especializado en este tipo de trastornos puede ser una buena idea. Pídele a tu médico de cabecera que te recomiende un especialista en salud mental. [1]
    • En la primera entrevista con el especialista, asegúrate de brindarle todos los detalles posibles relacionados con este trastorno. Coméntale cuándo sucede, qué es lo que generalmente estás haciendo o cómo te sientes antes de la aparición del pellizcado compulsivo.
  2. La dermatilomanía puede indicar la presencia de una condición subyacente de ansiedad o depresión. Si el médico lo confirmara, es posible que te recete inhibidores selectivos para aliviar los síntomas. [2]
    • Los ISRS son un tipo de antidepresivos muy útiles a la hora de controlar los pensamientos obsesivos relacionados con el pellizcado compulsivo.
  3. Consulta con tu médico acerca de los tratamientos psicoterapéuticos para la dermatilomanía como, por ejemplo, la terapia conductista cognitiva. Se ha demostrado que este tipo de terapia conversacional es beneficioso para tratar el trastorno de pellizcado compulsivo. [3]
    • Este tipo de terapia puede ayudarte a ti y a tu proveedor de salud mental a identificar los pensamientos que provocan el pellizcado como, por ejemplo, la preocupación por desaprobar un examen o la vergüenza por las manchas faciales.
    • Esta terapia te ayudará a enfrentar los patrones de pensamiento negativos que provocan el pellizcado compulsivo para revertir este hábito con la ayuda del profesional.
  4. Si existe una condición subyacente como un trastorno obsesivo compulsivo, ansiedad o depresión que afecta la dermatilomanía, es recomendable hablar con otras personas que estén experimentando la misma situación. Los grupos de apoyo te ayudarán a sentirte más acompañado a la hora de lidiar con una enfermedad mental.
    • Busca grupos de apoyo específicamente dirigidos para personas con dermatilomanía. Pídele recomendaciones a tu proveedor de salud mental.
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Método 2
Método 2 de 3:

Controlar los factores desencadenantes

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  1. Observa las situaciones que disparan el pellizcado compulsivo. Durante toda la semana, escribe las cosas que hayan sucedido antes de comenzar a rascarte. [4]
    • ¿Tu jefe te ha gritado? ¿Un amigo o amante te ha rechazado? ¿Has reaccionado al dar un vistazo a tu reflejo en el espejo?
    • Identifica los factores desencadenantes para desarrollar un plan para evitarlos o controlarlos.
  2. Si esto desencadena tu tendencia de obsesionarte con las imperfecciones cutáneas, intenta no hacerlo muy seguido. Quita o cubre algunos de los espejos de tu casa o usa el baño con las luces apagadas. [5]
    • Si consideras necesario usar el espejo al vestirte o maquillarte, configura una alarma a los 5 o 10 minutos.
    • Evita los espejos de cercanía o de aumento.
  3. En ocasiones, la dermatilomanía es el resultado de la timidez en relación a tu cuerpo o aspecto físico. Para eliminar estos pensamientos, repite afirmaciones positivas sobre tu aspecto y tus capacidades. [6]
    • Puedes colocar notas autoadhesivas en el espejo con frases como “¡Luces genial tal como eres!” o repítete a ti mismo afirmaciones como “Eres una persona inteligente y capaz” o “Tienes una linda sonrisa”.
  4. Si te pellizcas o rascas la piel con tijeras, pinzas o alfileres, lo ideal es que los guardes para evitar utilizarlos. Guárdalos en un lugar de difícil acceso, tíralos o entrégaselos a otra persona para que controle tu acceso a estas herramientas. [7]
    • Por ejemplo, puedes establecer la regla de que tienes que pedir permiso antes de utilizar las pinzas de tu madre y solo puedes usarlas en su presencia.
  5. A veces, es imposible controlar todos los factores desencadenantes. En la vida cotidiana, el estrés contribuye a empeorar el pellizcado compulsivo, por lo que estos ejercicios podrían ser de mucha ayuda. [8]
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Método 3
Método 3 de 3:

Reducir la frecuencia del pellizcado con comportamientos de reemplazo

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  1. Para evitar rascarte, cúbrete las manos con la mayor frecuencia posible, en especial durante las situaciones desencadenantes de este trastorno. Usa un par de guantes hasta calmarte. [9]
    • Si te pellizcas inconscientemente, úsalos todo el tiempo para tomar conciencia de este hábito.
  2. Usar una base líquida o en crema puede prevenir la dermatilomanía dado que este producto crea una barrera. Por ejemplo, cada vez que te toques el rostro, borronearás el maquillaje. [10]
    • Esta es una opción ideal si sueles pellizcarte la piel del rostro.
  3. Alterar la forma de las uñas puede ayudar a eliminar el pellizcado compulsivo. Córtalas tanto que te resulte difícil usarlas para rascarte o rasguñarte la piel. Las uñas de acrílico también pueden ayudar a evitar el pellizcado. [11]
  4. Evita la dermatilomanía al usar un aceite o loción cremosa y espesa en las zonas de pellizcado. Dado que la piel estará más resbalosa, será más difícil poder pellizcarte. Además, es una forma de cuidarte la piel en lugar de dañarla. [12]
    • Aplica aceite de aguacate, oliva o vitamina E en la piel. De lo contrario, puedes invertir en una crema humectante y nutritiva con un aroma relajante y delicado.
  5. [13] Cuando sientas ganas de pellizcarte, ocupa las manos con una bola flexible o un spinner hasta volver a calmarte.
  6. Cuando sientas la necesidad de pellizcarte, intenta mantenerte ocupado al hacer un rompecabezas o terminar las tareas. También puedes tejer, pintar, escribir o descargar aplicaciones creativas en tu teléfono o tablet para usarlas cuando sientas el impulso de rascarte.
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