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Una estadía prolongada en el hospital no suele ser muy placentera. Sin embargo, con un poco de planificación y preparación, puede ser mejor de lo que crees. Piensa en tus mejores pasatiempos y asegúrate de aprovechar al máximo los profesionales que estarán a tu disposición.

Método 1
Método 1 de 3:

Reunir los elementos básicos

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  1. Necesitarás un bolso grande para llevar todas las cosas necesarias para hacer que tu estadía sea más cómoda. Si sabes que existe una gran posibilidad de que tú o alguien que quieres tenga que hospitalizarse de manera repentina, procura tener un bolso preparado junto a la puerta. De esta forma, podrás partir rápidamente cuando sea necesario.
    • Esta es una práctica muy común en las parejas que esperan el parto de sus hijos, pero también es una buena idea para quienes sufren enfermedades crónicas. En caso de emergencias, ya estarás listo para ir al hospital.
  2. La mayoría de los médicos necesitarán una lista de los medicamentos que tomas actualmente. Por lo general, una lista exhaustiva de todos los fármacos será suficiente, en vez de llevar los medicamentos contigo. Sin embargo, es posible que la farmacia no cuente con las marcas que prefieres de los medicamentos de venta bajo receta, por lo que a veces es mejor llevarlos contigo.
    • Ten en cuenta que, en muchos países, no te proporcionarán medicamentos para la casa por reglamentaciones de salud y seguridad. A menos que se trate de un fármaco especializado (quimioterapias orales muy costosas, etc.), el hospital te proporcionará los medicamentos generales para las enfermedades más comunes.
  3. Quizás te resulte difícil acceder al teléfono del hospital desde la cama, y tus amigos seguramente tengan dificultades para comunicarse contigo al llamar a la línea del hospital. Por lo tanto, un celular te permitirá conectarte con las personas más fácilmente y, como beneficio adicional, puede ser una fuente de entretenimiento.
  4. Ten estos elementos a mano para escribir preguntas para los médicos y registrar todo lo que te digan. Con frecuencia, no tendrás mucho tiempo con los médicos, por lo que es importante que estés preparado para obtener y dar tanta información como sea posible. Esto también es muy útil al, por ejemplo, proporcionar un registro de tus medicamentos.
  5. Los hospitales pueden ser lugares ruidosos y tu compañero de habitación tal vez quiera ver televisión. Por lo tanto, lleva auriculares para bloquear el sonido. También puedes comprar auriculares de cancelación de ruido.
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Método 2
Método 2 de 3:

Llevar una parte de tu casa al hospital

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  1. Por lo general, las almohadas están envueltas en plástico. Para tener una buena noche de descanso, una buena idea es llevar tu propia almohada de casa. Las mantas de los hospitales no son muy malas, pero, por motivos sentimentales, también puedes llevar tu manta favorita de casa.
    • El aroma de tu propia almohada puede ser muy reconfortante y ayudarte a sanar al reducir las hormonas del estrés.
  2. Los enfermeros pueden estar muy ocupados, por lo que no siempre te podrán proporcionar agua a tiempo. Además, las tazas de los hospitales suelen ser pequeñas y no conservan el calor durante mucho tiempo. Prepárate con termos grandes o tazas para poder beber a lo largo del día.
  3. Los libros son una buena forma de encontrar una ocupación en un día aburrido. Si planeas dedicarle mucho tiempo a la lectura, no olvides llevar gafas de leer (en caso de usar). [1]
  4. Los televisores de los hospitales son pequeños y a veces es difícil escuchar si tu compañero de cuarto también está mirando. Lleva un DVD o una tableta con una cuenta de transmisión en línea. No olvides los auriculares; los necesitarás para tapar otros sonidos.
    • Consulta con el hospital antes de llevar dispositivos electrónicos costosos. Algunos hospitales no recomiendan o no permiten llevar este tipo de cosas, dado que no se harán responsables en caso de pérdida o desaparición.
  5. Lleva un reproductor de CD, una tableta o un celular con mucha música. Con un par de auriculares, tendrás una buena forma de pasar las horas o bloquear los sonidos del exterior mientras te concentras en un buen libro.
    • Nuevamente, consulta con el hospital antes de llevar estos accesorios.
  6. La comida del hospital puede ser difícil de digerir. Lleva cosas que se mantengan bien sin refrigeración y no requieran mucha o nada de preparación. [2] Comprende que, dependiendo del procedimiento, las enfermedades específicas o los motivos de la hospitalización, llevar refrigerios quizás no sea lo mejor. Es posible que tengas que respetar recomendaciones alimenticias específicas durante tu estadía en el hospital. Por lo tanto, lo mejor es que consultes con tu médico.
    • Puedes llevar barras de granola, pasteles y frutas.
    • Las golosinas con azúcar pueden ser tentadoras, pero no suelen ser buenas para la salud. Si estás en el hospital, es posible que no sean la mejor opción para ti.
  7. Considera la posibilidad de llevar tu gel de baño, pasta dental, cepillo de dientes, cepillo, champú, talco y desodorante. El hospital seguramente cuente con estos accesorios, pero no suelen ser de buena calidad. Si prefieres usar productos específicos, como uno de lujo como un humectante, considera la posibilidad de llevarlos contigo.
  8. A menos que quieras mostrarle tu cuerpo al resto del hospital, por el bienestar de tus compañeros, considera la posibilidad de llevar algo que sea cómodo y cubra el cuerpo mejor que una bata de hospital. Lleva pantuflas deslizantes para entrar y salir de la cama con facilidad. Si eres una persona friolenta, considera la posibilidad de llevar un sombrero y un abrigo contigo.
    • También puedes pedirle al enfermero varias batas de hospital. Puedes usar una hacia adelante y otra hacia atrás para cubrir el cuerpo por completo. El hospital también puede contar con pantalones de pijama o una bata que puedas usar.
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Método 3
Método 3 de 3:

Aprovechar tu estadía al máximo

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  1. Si eres muy alto, es posible que las camas de los hospitales te resulten muy pequeñas. Sin embargo, la mayoría de las camas de los hospitales se pueden agrandar. Cuando el enfermero tenga algo de tiempo, pídele que agrande la cama.
  2. Por lo general, las mantas de los hospitales están envueltas en plástico. Si bien debe haber una sábana ajustable arriba del plástico, esto puede hacer que sea más calurosa, por lo que podrías sudar la cama. Solicita algunas mantas adicionales para colocar debajo del cuerpo para sentirte más cómodo.
    • Solicita mantas calientes. Muchos hospitales pueden proporcionar una manta caliente para mayor comodidad.
  3. Si hay alguien que te acompañe, es posible que el enfermero te permita salir a caminar. Este puede ser un alivio bienvenido al estar mucho tiempo en una habitación. Si tienes dificultades para caminar, pídele al enfermero una silla de ruedas.
  4. Estar recostado en el mismo lugar durante mucho tiempo afectará la circulación y podría causar la formación de escaras. El enfermero y sus asistentes certificados están capacitados para prevenir las escaras, pero también puedes colaborar al moverte un poco, en caso de ser posible. Esto puede ser levantarte a caminar, pero incluso adoptar distintas posiciones en la cama puede ser beneficioso. Procura adoptar una posición diferente cada algunas horas.
  5. Es más posible que recibas buenos cuidados si eres amable y agradecido con los enfermeros. Solicita ayuda solo cuando lo necesites. La frecuencia en la que te visiten variará significativamente de la gravedad de tu enfermedad.
    • Después de la cirugía, es posible que los enfermeros te evalúen cada dos a cuatro horas. A medida que el tiempo pase, la frecuencia será inferior. [3]
    • Recuerda que no eres el único paciente del hospital, por lo que el enfermero tendrá que cuidar a muchas personas. Es importante que tengas paciencia mientras te encuentras hospitalizado.
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