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La “personalidad tipo A” es propia de un tipo determinado de persona. Una persona con este tipo de personalidad generalmente es muy ambiciosa, organizada y trabajadora. También puede ser sensible, ansiosa, adicta al trabajo, perfeccionista y controladora. Además, puede ser difícil convivir con ella, sobre todo si no tienes este tipo de personalidad. Si bien puedes lidiar efectivamente con personas con personalidad tipo A, el método que debas usar dependerá considerablemente de quién es la persona (un cónyuge, un colega o un hijo).

Método 1
Método 1 de 3:

Lidiar con un cónyuge con personalidad “tipo A”

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  1. Las personas con personalidad tipo A pueden ser muy competitivas, incluso con cónyuges y parejas. Suelen carecer de autoestima y tienen una sensación de temor, por lo que ven cualquier fracaso como una falta personal. Por lo tanto, el fracaso puede impactarlas fuertemente y conducirlas a la depresión o al retraimiento. Por el bien de la relación, evita competir con una pareja con esta personalidad si es posible. La competencia puede conducir a una mezcla tóxica de insuficiencia, celos y resentimiento. [1] [2]
    • Aclárale a tu pareja que no compites (y que no quieres hacerlo). Las personas con personalidad tipo A pueden autocompararse y desarrollar la idea de ser el miembro “competente” de la relación, lo cual hará que sea difícil para esta celebrar el éxito del cónyuge o tener una relación igualitaria.
    • Dile a tu cónyuge qué es lo que observas y que no tienes interés en ser parte de eso. Por ejemplo, “Parece que llevaras la cuenta del marcador entre ambos. Eso no es lo que quiero. Quiero ser parte del equipo, no de la competencia”.
    • Dale un estímulo ligero y retroalimentación. Las personas con personalidad tipo A pueden ser muy sensibles a la crítica. Felicita a tu pareja y fomenta la gratitud, evitando lo negativo.
  2. Las personas con personalidad tipo A suelen también ser perfeccionistas y pueden ser muy críticas con los demás, incluyendo los cónyuges, cuando perciben una falla. Trata de ignorar las críticas de tu pareja o de no darles importancia. Estas tienen que ver más con sus propios sentimientos de ansiedad y de autoestima que contigo. [3] [4]
    • Desarrolla técnicas para mantener la calma si sueles ponerte impaciente. Trata de contar hasta 100 antes de responder o sal a caminar alrededor de la manzana. También trata de sustituir las respuestas impacientes con las pacientes (como hablar conscientemente con una voz controlada o escribir los pensamientos en un papel en vez de expresarlos).
    • Es útil tratar de entender qué es lo que hace reaccionar a tu pareja. Una persona perfeccionista y con una personalidad tipo A suele tratar de disimular otras emociones. Puede haber tenido una infancia caótica o lidiar con sentimientos de abandono y de microgestión para adquirir un sentido de control.
    • Si tu pareja, por ejemplo, te critica por una cuestión insignificante como la manera en que doblas las toallas de baño, trata de verlo como un reflejo de estas emociones y no como un ataque personal.
  3. La asertividad, el perfeccionismo y la competitividad de una persona con personalidad tipo A puede hacerla muy controladora. Prepárate para defenderte. Deja claro que tienes límites y luego pon y aplica límites a la conducta de tu pareja. Al mismo tiempo, no trates de controlar al controlador. Sé asertivo en vez de involucrarte en las luchas de poder. [5] [6]
    • Céntrate en los problemas de alta prioridad. Adopta una postura respecto de las cosas que realmente te importen, como la escuela de los niños, y no de problemas menores como el tubo de la pasta dental.
    • Mantén la calma y la claridad para mantener los límites. Por ejemplo, “Aprecio tu consejo, pero realmente quiero hacerlo a mi manera”. Debes estar dispuesto a repetir lo que has dicho y a compartir tus sentimientos diciéndole a tu pareja en qué momento te ha lastimado.
  4. La comunicación es esencial en cualquier relación exitosa, pero especialmente con una persona con personalidad tipo A. Además, es una cuestión recíproca. Una persona con personalidad tipo A suele asumir que sabe más, pero tendrá que estar dispuesto a ceder para que ambos estén contentos. No puedes ser el único que haga concesiones. [7]
    • Sé honesto pero amoroso cuando hables con tu pareja. Trata de hacerle ver que hay más de una “manera correcta” de hacer las cosas. Por ejemplo, el método que usas para limpiar los pisos puede ser menos eficiente, pero funciona muy bien.
    • Trata de negociar también cosas como las tareas domésticas y los estilos de crianza. Por ejemplo, puedes aceptar limpiar el baño semanalmente, pero insiste que solo puedes lavar la ropa cada dos semanas.
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Método 2
Método 2 de 3:

Trabajar con un jefe o un colega controlador

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  1. Trabajar con una persona con personalidad tipo A (un microgestor que es controlador, hipercrítico y no siempre trabaja bien con los demás) puede ser muy difícil. Dicho esto, sin embargo, también pueden aportar cualidades positivas al entorno laboral. Recuérdate a ti mismo estas cualidades cuando te sientas especialmente frustrado con un jefe o un colega con personalidad tipo A. [8]
    • Trata de valorar el perfeccionismo de tu colega. Si bien puede ser irritante, puedes estar seguro de que una persona perfeccionista hará un trabajo competente y que mantendrá o incluso elevará los estándares del entorno laboral.
    • Una persona perfeccionista también se involucrará completamente en el trabajo. Se comprometerá y se entregará emocionalmente a la tarea en cuestión.
  2. Una persona con personalidad tipo A es competitiva, tiene un sentido constante de urgencia y generalmente es capaz de manejar una gran cantidad de tareas no relacionadas al mismo tiempo. Por supuesto, esperará también que tengas la misma urgencia y la misma ética de trabajo. Toma en cuenta estas características y trata de satisfacerlas, sobre todo si esa persona es tu jefe. [9]
    • La manera más rápida de enervar a una persona con personalidad tipo A es hacerla perder el tiempo. Trata de estar a la altura y de trabajar al mismo ritmo que ella. También sé directo al hablar. Una persona con esta personalidad valorará la comunicación sucinta y clara.
    • Llega puntualmente al trabajo, a las reuniones y a cualquier otra actividad. Si llegas tarde, la persona con personalidad tipo A sentirá que no eres digno de su tiempo y que le has robado la productividad.
    • En la misma línea, trata de tener un programa, objetivos y plazos claros si trabajan en conjunto. A una persona con personalidad tipo A no le gusta la incertidumbre y valorará una línea de tiempo concreta.
  3. Una persona con personalidad tipo A tiende a criticar a los demás, pero se paraliza cuando los demás la critican. Esto se debe a que, en el fondo, son inseguras en cuanto a su autoestima y solo escuchan los aspectos negativos cuando reciben retroalimentación. La clave para trabajar bien con este tipo de personas es aceptar las críticas, dejar que reboten en ti y aprender a dar una retroalimentación amable. [10] [11]
    • Si proviene de tu jefe, no tomes la crítica seriamente. En vez de eso, recuérdate a ti mismo que simplemente así es él y que no es nada personal. No te sientas tentado a responder de la misma manera. Hacerlo solo hará que se enfade o se ponga a la defensiva.
    • Puedes plantear cualquier retroalimentación como una petición de consejo. Por ejemplo, “No estoy seguro de cuál es la mejor manera de ayudarte con este proyecto. Dime, ¿qué tipo de retroalimentación sería más útil para ti?”. De esta manera, no desmotivarás ni desmoralizarás a tu colega.
  4. Es posible que no puedas decir lo que piensas si la persona con personalidad tipo A es tu jefe. Sin embargo, puedes aclararle a otro colega que estás dispuesto a adaptarte a su personalidad, pero no a doblegarte. Sé claro, amable y amistoso, pero no te disculpes. Solo interpretará la concesión como un signo de debilidad. [12] [13] [14]
    • Evita las confrontaciones con un jefe con personalidad tipo A. Por ejemplo, si trabajas en un proyecto y tu jefe pone objeciones a algunas de las ideas que has aportado, explícale por qué las has incluido calmadamente. Sin embargo, no discutas si insiste en que las quites. Ponerte firme solo hará que haya tensión entre ambos o incluso que te despida.
    • Si tu jefe te pide demasiado, puedes tratar de imponerte amablemente. Di algo como, “Realmente quiero llevar a cabo este proyecto tal y como tú deseas, pero también necesito conservar un cierto equilibrio en mi vida”. Luego, pídele a tu jefe su opinión y su consejo. Si responde bien, considera la posibilidad de preguntarle cómo manejar situaciones similares en el futuro.
    • Puedes ser menos flexible con los colegas. Por ejemplo, no es necesario que te adaptes a un colega con personalidad tipo A que critica la manera en que hablas, comes o trabajas en la oficina. Dile educadamente algo como “Así es como soy. No creo que pueda cambiar”.
    • Puedes probar el estilo de comunicación “golpe y fuga” con colegas difíciles para imponerte. Expresa tu posición o lo que desees, e inmediatamente discúlpate diciendo algo como “Lo lamento, tengo que irme. Hablaré contigo más tarde”.
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Método 3
Método 3 de 3:

Controlar a un niño perfeccionista

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  1. El perfeccionismo no es un rasgo enteramente negativo. Si bien los estudios demuestran que los perfeccionistas son más propensos a sufrir depresión, trastorno de ansiedad, trastorno de personalidad obsesivo compulsiva y otros trastornos, también hay aspectos positivos. Las personas superdotadas a menudo pueden realizar grandes hazañas esforzándose por alcanzar la perfección. La clave es el equilibrio. [15] [16]
    • Toma en cuenta que el perfeccionismo puede ser un motivador poderoso para un niño, aunque también es una fuente de estrés. Trata de ser sensible con respecto a las fuentes de presión del niño, ya sea en casa o en la escuela.
    • Si tu hijo tiene un talento en particular, estimúlalo y celébralo sin llegar al punto de que el niño dependa de tus halagos para sentirse bien. Además, permite que se arriesgue y que tenga oportunidades seguras de fracasar.
    • Considera la posibilidad de mostrarle modelos positivos e imperfectos de la comunidad o de los medios de comunicación para que aprenda que nadie es perfecto.
  2. Como padre, eres el principal modelo de conducta para tu hijo. Además, también puedes tener una personalidad A o ser perfeccionista. El niño verá cómo respondes al trabajo, al éxito y al fracaso, y aprenderá a partir de ahí. Así que trata de moderar cualquier perfeccionismo poco saludable en ti mismo. Trata de establecer prioridades y objetivos altos pero realistas. [17] [18]
    • Evita la negatividad cuando se trate de trabajar. Decir algo como “Si no termino este proyecto a tiempo, estaré muy molesto” le demuestra al niño que equiparas las felicidad con el éxito profesional. En vez de eso, di algo como “Trabajé mucho en este proyecto e hice lo mejor que pude. No es necesario que sea perfecto”.
    • Haz lo mismo cuando felicites a tu hijo. Si el niño hace algo, di algo como "Me gusta mucho lo que has hecho" en vez de "Es perfecto".
    • Ayuda a tu hijo a desarrollar estándares altos pero alcanzables. Por ejemplo, promueve las buenas calificaciones en la escuela, pero aclárale que el esfuerzo es lo que importa y no una calificación perfecta. Una “C” puede ser una buena calificación para un estudiante que tiene problemas con las matemáticas, por ejemplo.
  3. Por lo general, los perfeccionistas ven el mundo en términos de blanco y negro, ya sea en el éxito o en el fracaso. Una manera de contrarrestar esta mentalidad es enseñarles a los niños tempranamente a centrarse en el esfuerzo y el proceso, no en el resultado. Enséñales con tu propio ejemplo que el fracaso no es una catástrofe, sino una oportunidad de aprender y mejorar. [19] [20]
    • Hazle saber al niño que los errores son una parte normal de la vida y el aprendizaje. Si el niño está molesto por un error o un fracaso, evita minimizar el problema diciendo algo como “No te preocupes. ¡No importa!”. En vez de eso, reconoce y valida los sentimientos. Después puedes hablarle acerca del lado positivo de la situación y sugerirle maneras de afrontarla.
    • Además, felicita el esfuerzo y no solo el éxito. Estimula al niño a autoevaluarse y a examinar los fracasos para que vea cómo puede mejorar en el futuro.
    • Otra manera de moderar el perfeccionismo es recordarle al niño que no puede controlarlo todo. Enséñale a centrarse en lo que puede controlar, como la ética de trabajo, la actitud, la preparación y el nivel de esfuerzo.
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