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Las clemátides son viñas altas y frondosas que necesitan bastante espacio. Por eso, muchos jardineros inexpertos podrían dudar en plantarlas en macetas u otros contenedores. Las clemátides en macetas necesitan más atención y cuidados que las clemátides de jardín, pero si las plantas en un contenedor grande que esté lleno con una buena mezcla de tierra para maceta y les das un soporte amplio mientras crecen, deberías conseguir que crezcan fuertes y vivan por muchos años.

Método 1
Método 1 de 3:

Preparativos

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  1. Las variedades vigorosas, como la "Montana", necesitan demasiado espacio para que crezcan sus raíces, lo cual hace que el plantarlas en contenedores sea un desastre. Busca variedades como la "Bees Jubilee", "Carnaby", "Dawn", "Fireworks", "Lady Northcliffe" y "Royalty", entre muchas otras.
  2. La creencia popular indica que la clemátide necesita un contenedor de un diámetro mínimo de 46 cm (18 pulgadas). Hasta las clemátides más pequeñas pueden llegar a medir hasta 1.83 m (6 pies) y sus raíces necesitan bastante espacio para expandirse.
  3. La clemátide necesita mantener sus raíces frescas y húmedas, pero demasiada agua puede volverse un problema, especialmente cuando hay clima frío. Si la maceta que elegiste no tiene por lo menos tres orificios de drenaje, perfora unos cuántos en la base.
  4. Cada material tiene sus propios pros y contras.
    • Las macetas de terracota mantienen la tierra bien drenada, pero son pesadas y tienden a quebrarse en el invierno a menos que estén en interiores.
    • Las macetas de piedra pueden soportar una gran variedad de temperaturas, pero tienden a ser más pesadas que las macetas de arcilla.
    • Las macetas plásticas no drenan bien el agua, pero son ligeras y bastante durables.
    • Los contenedores hechos de madera tratada ofrecen un buen balance entre durabilidad, peso y drenaje, especialmente si cuentan con un revestimiento interior hecho de hojalata, diseñado para preservar la madera por más tiempo.
  5. Esto le dará a la planta el suficiente tiempo para aclimatarse, antes que entre en latencia durante el invierno. Para el verano del año siguiente debería producir unas cuantas flores.
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Método 2
Método 2 de 3:

Plantado

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  1. También puedes usar piedras o grava. Estos materiales evitan que los orificios de drenaje se obstruyan con la tierra de maceta, dando como resultado mejores condiciones de drenaje.
    • Puedes encontrar la mayoría de estos materiales en una tienda de jardinería, pero si no encontraras, siempre puedes recoger guijarros de un riachuelo cercano o usar un martillo para romper una maceta vieja en pedazos. Sin embargo, si recogieras estos materiales de la naturaleza, primeros debes esterilizarlos remojándolos en agua caliente jabonosa o en una solución hecha de una parte de lejía y cuatro partes de agua.
  2. La turba descompuesta la puedes hacer extrayendo un pedazo de pasto y tierra, el cual debes dejar dentro de una maceta cualquiera remojándose por varios días. Coloca la turba de cabeza encima de los cántaros. Otra alternativa es usar fertilizante de granja en descomposición o composta de jardín. Estos materiales pueden ser más fáciles de encontrar en una tienda de jardinería o agrícola. Sin embargo, sea cual sea tu elección, estos materiales deben mantenerse lejos del cepellón de la clemátide, ya que podrían tener bacterias y huevos de insectos dentro de su descomposición, lo cual podría causar problemas a la nueva planta.
  3. La composta de marga es la que funciona mejor porque retiene la humedad más eficientemente que la composta sin marga. Más aún, la clemátide necesita de una tierra rica en nutrientes, lo cual hace que la tierra para maceta con composta sea esencial.
  4. Las raíces de la clemátide pueden crecer en tierra muy compacta y, mientras más compactes la tierra, menos se hundirá cuando la riegues. Lo ideal es que la superficie de la tierra esté a tan solo 5 cm (2 pulgadas) por debajo del borde de contenedor.
  5. Llena una cubeta con agua tibia y deja remojando el cepellón por unos 10 a 20 minutos. Necesitarás llenar la cubeta con aproximadamente 3.75 l (1 galón) de agua por cada 2,5 cm (1 pulgada) de diámetro del cepellón. Debes hacer esto antes de plantarlo, ya que querrás asegurarte que el cepellón esté bien empapado.
  6. Cuando el hoyo tenga el tamaño como para que quepa justo el cepellón, cava unos 5 cm (2 pulgadas) adicionales. Las raíces necesitarán los centímetros de espacio extra para prosperar.
  7. Verifica que la parte superior del cepellón esté a unos 5 cm (2 pulgadas) por debajo de la superficie.
  8. Compacta la composta lo más que puedas alrededor del cepellón, asegurándote de que esté bien fijado en su lugar.
  9. No necesitas saturar la composta hasta el punto de empantanarla, pero sí debería sentirse bastante empapada al tacto.
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Método 3
Método 3 de 3:

Cuidados

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  1. Clava un dedo en la superficie de la tierra unos 2,5 cm (1 pulgada). Si se siente seca, vuelve a regar la planta.
  2. Las clemátides solo necesitan unas 6 horas de luz solar al día y prefieren tener sus raíces en la sombra. Coloca la planta cerca de una ventana que esté orientada hacia el Este o el Oeste, o en un lugar con sombra en tu balcón o patio, si tuvieran suficiente luz solar.
  3. La cantidad de fertilizante que agregues después variará según el tipo de fertilizante que uses. Un fertilizante para rosas proveerá suficientes nutrientes si lo usas una vez cada uno o dos meses, o puedes darle a la planta un fertilizante líquido rico en potasa dos o tres veces al mes. Sin embargo, demasiado fertilizante provocará que las sales dañinas se acumulen en la tierra, por lo que debes vigilar a tu planta para asegurarte de que aún esté saludable.
    • La etiqueta "10-20-10" se refiere a los porcentajes de nitrógeno, fósforo y potasio. El nitrógeno promueve el crecimiento de hojas, el fósforo fortalece las raíces y el potasio ayuda al crecimiento de las flores. El fertilizante que elijas debe ser balanceado en nitrógeno y potasio, con un contenido de fósforo ligeramente más alto.
  4. Una vez que la viña empieza a crecer, inserta una caña de bambú ligeramente inclinada en la maceta, lo más cerca posible al borde para evitar dañar las raíces. A medida que la viña crezca, átala delicadamente a la caña usando hilo o cordel. Un soporte vertical adecuado hará que tu clemátide crezca más alta y frondosa, lo cual hará que tenga más follaje y una gran cantidad de flores.
  5. Hay tres tipos de clemátides y cada una tiene su propios requisitos para ser podadas.
    • Para las clemátides que florecen temprano en el crecimiento del año previo, debes podar todos los tallos muertos y débiles tan pronto como florezca la planta.
    • Para las clemátides que florecen a mediados y fines del verano en su crecimiento viejo y nuevo, debes podar sólo las partes muertas, una vez que la planta está repleta.
    • Para las clemátides que florecen entre la mitad y fines del verano solo en su crecimiento nuevo, debes podar todo el crecimiento del año pasado, dejando solamente un par de los capullos en la parte más inferior.
  6. El marchitamiento y la mancha foliar son las enfermedades más comunes para la clemátide. Los tallos enfermos deben podarse y el resto de la planta debe tratarse con fungicida.
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Consejos

  • Las clemátides son bastante sensibles a los ciclos de enfriamiento y reenfriamiento. Si piensas mantener a la planta en el exterior durante el invierno, deberás cubrirla con un mantillo después de la primera helada. La tierra y las raíces pueden seguir heladas, pero el enfriamiento, calentamiento y reenfriamiento constantes pueden conmocionar a las raíces y dañar la planta a largo plazo.
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Cosas que necesitarás

  • Una maceta o contenedor de 46 cm (18 pulgadas)
  • Cántaros o guijarros
  • Composta
  • Paleta de jardinería
  • Clemátide
  • Regadera de mano
  • Fungicida
  • Tijeras para podar
  • Estaca de bambú, plástico o metal

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